¿Quién es el Cuerno Pequeño?

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Características del Cuerno Pequeño

Fijémonos en siete características que nos ayudan a identificar el poder que representa el cuerno pequeño:

#1 Se levantó después que estaban completos los diez así que tiene que haber ascendido al poder después de haberse dividido el imperio romano en el año 476 DC.

#2 Ya que el cuerno pequeño se levantó en medio de los diez, tiene que haber surgido en el territorio de Europa Occidental. Más específicamente, tiene que haber sido un poder romano porque se levantó de la cabeza de la cuarta bestia, que representa a Roma.

#3 Cuando el cuerno pequeño se levantó al poder, desarraigó de raíz a tres de los diez reinos en que se había dividido el imperio.

Notemos ahora cuatro características adicionales que se hallan en Daniel 7:25:

Daniel 7:25: “Y [4] hablará palabras contra el Altísimo, y a los [5] santos del Altísimo quebrantará, y pensará en [6] cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta [7] tiempo, y tiempos, y medio tiempo.”

#4 El cuerno habló grandes palabras y blasfemias contra el Altísimo

#5 Persiguió a los santos del Altísimo

#6 Pensó que podía cambiar la ley de Dios

#7 Gobernó por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo

El Cumplimiento del Cuerno Pequeño

Antes de identificar el poder que cumple todas estas características quiero dejar nuevamente algo en claro. No es mi intención ofender a nadie. Debemos recordar que el cuerno pequeño representa un sistema o una organización apóstata y no a todos los individuos que se encuentran dentro del sistema. Hay millones de verdaderos cristianos dentro de este sistema religioso apóstata que ignoran lo que voy a presentar.

Habiendo dicho esto, solo hay un poder en la historia que cumple perfectamente todas estas características: El papado católico romano.

#1 En lo que respecta el tiempo, el papado ascendió al poder después de haberse completado la división del imperio Romano en el año 476 DC.

 En los siglos cuarto y quinto huestes de tribus bárbaras invadieron el imperio romano desde el norte y se parcelaron lo que había sido el imperio. Por ejemplo, los Anglosajones se establecieron en Inglaterra, los Alemani en Alemania, los Lombardos en Italia, los Francos en Francia y los Visigodos en España.

 De este proceso histórico descienden los diversos países de Europa, cada uno con su propio idioma y su propia cultura. Y a pesar de los múltiples intentos, estas naciones nunca han podido unirse.

 En el año 476 DC fué depuesto el último emperador del occidente (Rómulo Augustelo) y el imperio quedó dividido.

 Se preparó así el camino para que el obispo de Roma ocupara el trono de César que había dejado vacante el emperador

 El papado se levantó oficialmente al poder en el año 538 DC después que el imperio romano se había dividido en diez reinos

#2 Geográficamente, el papado se levantó en medio del territorio de Europa Occidental, más específicamente de la cabeza de la cuarta bestia—Roma.

 Su nombre es Iglesia católica apostólica romana

 Su localidad geográfica se encuentra en Roma

 Su idioma oficial es latín

 Usa números romanos

 La arquitectura del vaticano es romana

 El papado heredó muchos elementos de su religión del imperio romano, incluyendo la veneración del día del sol—el Domingo.

 Según Malaquías Martin, la organización de la iglesia Romana es un reflejo de la organización que heredó del imperio romano. El emperador fue reemplazado por el papa, los senadores por los cardenales, los cónsules por los arzobispos y los pro-cónsules por los obispos:

“En tres siglos la iglesia romana había transformado la organización administrativa del imperio romano convirtiéndolo en un sistema eclesiástico de obispados, diócesis, monasterios, colonias, guarniciones, escuelas, bibliotecas, centros administrativos, embajadores, representantes, tribunales de justicia y un sistema de leyes detallado, y todo esto estaba bajo el control directo del papa. Su palacio romano, el Letrán, llego a ser el nuevo senado. Los nuevos senadores eran los cardenales. Los obispos que vivían en roma y los sacerdotes y diáconos ayudaban al papa a administrar este nuevo imperium.” Malaquías Martin, The Decline and Fall of the Roman Church, p. 105.

“La iglesia romana . . . solapadamente tomó el lugar del imperio romano mundial y en verdad es su continuación. El imperio no ha perecido, sino que se ha realizado una transformación. Es una creación política tan imponente como un imperio mundial, pues es la continuación del imperio romano.” Adolph Harnack, What is Christianity, pp. 269, 270.

 El nombre del líder de la iglesia romana es ‘Sumo-Pontífice’ (Pontifex Maximus), el idéntico nombre que designaba al emperador romano

 Múltiples historiadores afirman que el papado continuó el legado del imperio Romano. En 1911 el autor católico romano James P. Conroy comparó lo que era el papado antes y después del año 1870:

“Y ahora que el poder temporal de los pontífices romanos es asunto del pasado y el líder de la iglesia bajo el alto cielo se ve obligado a depender por su mantenimiento de la generosidad de sus hijos espirituales en todo el mundo y ahora que un usurpador ocupa el trono sobre el cual gobernó el papa por mil años mientras que su legítimo

dueño se halla prisionero en su propia ciudad, sería de interés desde muchos puntos de vista que comparemos como eran la gente y la ciudad de roma antes de 1870 con lo que son hoy. Hace mucho tiempo, cuando por causa de la negligencia de los emperadores romanos el imperio occidental quedó a la merced de las multitudes bárbaras, los romanos buscaron a un individuo que los ayudara y protegiera y le pidieron que gobernara sobre ellos; de este modo sencillo comenzó la soberanía temporal de los papas. Y humildemente ascendiendo al trono del César, el vicario de Cristo se apropió del cetro ante el cual los emperadores y los reyes de Europa se inclinaron reverentemente por muchos siglos. Lo hicieron por respeto a la dignidad de su cargo y también porque era el único mediador que ellos reconocían en medio de sus interminables guerras.” Fuente: Two Romes, by James P. Conroy, in The American Catholic Quarterly Review, Volume XXXVI (36), edited by James Andrew Corcoran, Patrick John Ryan, Edmond Francis Prendergast, 1911, pgs. 193-194.

“Al contemplar las ruinas del imperio occidental tal es el espectáculo que vemos por todas partes. . . la Pax Romana ha cesado y hay confusión universal. Pero doquiera hay un obispo, la religión protege todo lo que queda del antiguo orden. Por encima del horizonte asciende una nueva roma. Es la heredera de la religión que ha derrocado y se apropia del esplendor externo de los césares. . . El emperador ya no es. . . pero el Pontifex Maximus permanece; [el Pontifex Maximus] es ahora el vicario de Cristo quien le ofrece a las tribus del norte la antigua civilización. Los convierte a su credo y ellos le sirven como padre y juez supremo. Esta es la monarquía papal que en su auge y declive proyecta su sombra sobre Europa por mil años.” W. F. Barry, The Papal Monarchy, pp. 45, 46.

“Así fue que la iglesia romana se impuso imperceptiblemente, ocupando el lugar del imperio romano mundial del cual es en efecto su continuación. El imperio no ha perecido sino que ha pasado por una transformación. . . [el papado] es una creación política tan imponente como un imperio mundial pues es la continuación del imperio romano. El papa, quien se autodenomina ‘Rey’ y ‘Pontifex Maximus’ es el sucesor de César.” Adolph Harnack, What is Christianity, pp. 269, 270.

#3 Después de caer el imperio romano occidental en el año 476 DC, el papado se alió con los emperadores de oriente para arrancar de raíz a tres reinos heréticos: Los Hérulos (493 DC), los Vándalos (534 DC), y los Ostrogodos (538 DC)

 El obispo de Roma le pidió a emperador que lo ayudara a desarraigar a los Hérulos heréticos. En respuesta, el emperador envió a Teodorico, rey de los Ostrogodos para batallar contra Odoacro, rey de los Hérulos. Odoacro fue muerto por Teodorico y los Hérulos desaparecieron de la historia en el año 493 DC.

 El próximo en la lista de los indeseables eran los Vándalos. Por la influencia del papa, el emperador Justiniano envió a su confiable general Belisario para batallar contra los Vándalos. En el año 534 DC los Vándalos fueron desarraigados y desaparecieron de la historia.

 Pero los Ostrogodos aún permanecían rebeldes. En el año 533 DC el emperador Justiniano le escribió una carta personal al papa Juan legitimándolo como la cabeza de todas las iglesias en el imperio oriental y occidental. Esta carta se incluyó en el Código de Justiniano y por lo tanto tenía la autoridad de la ley. En efecto, el Código de Justiniano fue la ley de Europa por más de mil años hasta que fuera reemplazada a fines del siglo 18 por el Código de Napoleón. El decreto de Justiniano reza en parte así:

“Por eso nos hemos esforzado

[el emperador]

al máximo para unir a todos los sacerdotes de oriente y sujetarlos a su santa sede. . . porque usted es la cabeza de todas las santas iglesias, y haremos todo lo que esté a nuestro alcance (como lo expresé anteriormente) para aumentar el honor y la autoridad de su sede. . .” (S. P. Scott, The Civil Law, tomo 12, pp. 11-13)

Lo importante de este decreto es que la espada del poder civil del emperador se estaba usando para legitimizar la autoridad del papa en la iglesia. El emperador estaba empleando su poder para proclamar que el papa era el único portavoz del cristianismo ortodoxo. Aunque este decreto se emitió en el año 533 DC no se pudo implementar hasta el año 538 DC cuando los rebeldes Ostrogodos fueron devastados y expulsados de Roma.

#4 El papado sí habló grandes palabras y blasfemias contra el Altísimo

¿QUE ES BLASFEMIA?

A fin de responder esta pregunta debemos permitir que la Biblia defina lo que es blasfemia y no el diccionario. Blasfemia no es cuando un ateo alza la mano al cielo y desafía abiertamente a Dios. Hay por lo menos dos definiciones de blasfemia en la Biblia:

Definición Número 1: Blasfemia es cuando un mero hombre dice que tiene autoridad para perdonar pecados. Cuando Jesús perdonó los pecados de un paralítico, los líderes religiosos se desquiciaron diciendo:

Marcos 2:7: “¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”

En todo templo católico hay confesionarios a donde los pecadores le confiesan los pecados a un sacerdote humano con el fin de recibir absolución.

 San Alfonso de Ligorio definió el poder que tiene el sacerdote católico:

“Si el Redentor entrara a una iglesia y se sentara en un confesionario para administrar el sacramento de la penitencia, y un sacerdote se sentará en otro confesionario y Jesús le dijera a cada penitente, ‘ego te absolvo’ y el sacerdote le dijera igualmente a cada uno de sus penitentes ‘ego te absolvo’, los penitentes del uno y del otro serían igualmente absueltos.” San Alfonso de Ligorio, Dignity and Duties of the Priest or Selva, p. 28

El Catecismo de Baltimore reza:

“El sacerdote no tiene que pedirle a Dios que le perdone a usted sus pecados. El sacerdote posee en sí mismo el poder para hacerlo en el nombre de Cristo. Cuando el sacerdote le perdona sus pecados es lo mismo que si usted se arrodillara y se los confesara a Jesús.” Lorraine Boettner, Roman Catholicism, p. 197.

El papa Francisco I ha declarado que del 8 de diciembre del 2015 al 20 de noviembre del 2016 es el año de la misericordia. Ha declarado que aún las mujeres que han abortado bebés pueden recibir absolución del sacerdote con tal que el arrepentimiento de ellas sea genuino.

Definición Numero 2: Según la Biblia, la blasfemia es también cuando un mero hombre se jacta de ocupar el lugar de Dios como su representante en la tierra. Jesús fue acusado de blasfemia por decir que era el representante de Dios en la tierra:

Juan 10:30-33: “Yo y el Padre uno somos. 31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? 33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.”

El papado enseña que el papa es el Vicarius Christi que significa ‘el que ocupa el lugar de Cristo’. Al papa también se le ha denominado Vicarius Filii Dei que significa ‘el que ocupa el lugar del Hijo de Dios.’

Algunos ejemplos de la historia de la iglesia cristiana:

En una homilía ofrecida al papa en la cuarta sesión del Quinto Concilio de Letrán (1512), Cristóbal Marcelo dijo:

“Pues tu eres el pastor, tu eres el médico, tu eres el director, tu eres el labrador; finalmente, tu eres otro Dios en la tierra.” (Labbe y Cossart, History of the Councils, tomo XIV, col. 109)

La Enciclopedia Católica dice:

“Además, la autoridad y el poder del pontífice romano no solo se refieren a las cosas celestiales, a las terrenales y a las que están debajo de la tierra, sino que llegan hasta sobre los ángeles pues es mayor que ellos. De manera que, si se pudiera dar el caso que los ángeles errasen en la fe o pensaran en forma contraria a la fe, podrían ser juzgados y excomulgados por el papa. El papa tiene tan grande dignidad y poder que forma uno con Cristo el mismo tribunal.” Enciclopedia Católica, tomo 3, p. 139, articulo ‘Papa’.

“El papa es como si fuese Dios en la tierra—solo soberano de los fieles de Cristo, principal rey de reyes y señor de señores, que tiene la plenitud de poder, a quien el omnipotente Dios le ha confiado no solo la dirección de lo terreno [el estado] sino también del reino celestial [la iglesia]. El papa tiene tan grande autoridad y poder que puede, modificar, explicar, o interpretar aun las leyes divinas. El papa puede modificar la ley divina porque su poder no es del hombre sino de Dios y actúa como vice-regente de Dios sobre la tierra con plenitud de poder para atar y desatar a sus ovejas.” Lucius Ferraris, Prompta Bibliotheca, 8 volumes, vol. 2, articulo ‘Papa’).

“El papa ocupa el lugar de Jesucristo en la tierra. . . Es el verdadero vicario de Cristo, la cabeza de iglesia y el padre de todos los cristianos. Es el gobernante absoluto, el fundador de los dogmas, el autor y juez de los concilios, el gobernante universal de la verdad, el árbitro del mundo, el juez supremo en el cielo y en la tierra, que puede juzgar a todos pero no puede ser juzgado por nadie. Es Dios mismo en la tierra.” The New York Catechism, citado en Lorraine Boettner, Roman Catholicism, p. 127

#5 ¿Que diríamos de la persecución de los santos? ¿Persiguió el papado en el transcurso de la historia a los que no concordaban con sus doctrinas y prácticas? Hay abundante evidencia histórica que el papado si persiguió a los santos del Altísimo.

Daremos algunos ejemplos de la actitud de la iglesia católica en cuanto a la

persecución:

San Agustín y Santo Tomás de Aquino

 El martirio de Juan Hus

 La persecución de los Husitas

 La persecución de los Valdenses

 La Masacre de San Bartolomé

 La historia del santo oficio de la inquisición

 Durante su pontificado el papa Juan Pablo II escribió un largo documento pidiendo perdón por las atrocidades que la iglesia practicó contra los herejes

 Y el papa Francisco I recientemente viajó a Torre Pellice a donde le pidió perdón a los Valdenses por la forma en que fueron perseguidos por el papado.

Juan Antonio Llorente, quien fue inquisidor, documentó en varios tomos con minucioso detalle las atrocidades que cometió la Inquisición en España

San Agustín

“Entre el 391 y el año 400, Agustín se opuso radicalmente a emplear la fuerza contra los herejes: ‘Mi primera sentencia era que nadie debía ser obligado a aceptar la unidad de Cristo; que había que obrar de palabra, luchar en la disputa, triunfar con la razón, para no convertir en católicos fingidos a los que conocíamos como herejes declarados’ [Carta 93, cap. 5, n 17]. Pero luego, entre los años 400 y 405 empezó a cambiar su postura, paulatinamente inclinada hacia la aceptación de la violencia que el imperio imponía. Pues bien, a pesar de esa aceptación de la represión violenta, se oponía a la pena de muerte, haciendo uso con frecuencia de su autoridad moral ante los magistrados para que no condenaran a muerte a ningún hereje, por graves que hubieren sido sus delitos.”

Santo Tomás de Aquino

“Acerca de los herejes deben considerarse dos aspectos: Uno por parte de ellos y otro por parte de la iglesia. Por parte de ellos está el pecado por el que no solo merecieron ser separados de la iglesia por la excomunión, sino aun ser excluidos del mundo por la muerte, pues mucho más grave es corromper la fe, vida del alma, que falsificar moneda con que se sustenta la vida temporal. Y si tales falsificadores y otros malhechores son entregados sin más a la muerte por los príncipes seculares, con más razón los herejes, al momento de ser convictos de herejía podrían no solo ser excomulgados sino entregados a la justa pena de muerte. Por parte de la iglesia está la misericordia para la conversión de los que yerran. Por eso no condena inmediatamente sino después de una primera y segunda corrección, como señala el apóstol. Pero si todavía alguno se mantiene pertinaz, la iglesia, no esperando su conversión, lo separa de si por sentencia de excomunión mirando la salud de los demás. Y va aún más lejos entregándole al juicio secular para su exterminio del mundo por la muerte.”

La Persecución de los Husitas

Palabras del papa Martin V al rey de Polonia (1417-1431) en 1429 mandándolo a exterminar a los Husitas:

“Sepa que conforme a los intereses de la Santa Sede, como también a los de su corona, es su deber exterminar a los husitas. Acuérdate que estos impíos se atreven a proclamar principios de igualdad; mantienen que todos los cristianos son hermanos y que Dios no le ha dado a los hombres privilegiados el derecho de gobernar a las naciones; se aferran a la idea que Cristo vino a la tierra para abolir la esclavitud, y llaman a la gente a la libertad, que daría como resultado la eliminación de reyes y sacerdotes. Así pues, mientras aún haya oportunidad, despliegue sus fuerzas [militares] contra Bohemia: queme, masacre, haga de todo un

desierto, ya que no habrá nada que agrade más a Dios o que sea más útil para la causa de los reyes que el exterminio de los husitas” (Cormenin, Historia de los Papas, Páginas 116-117

Persecución de los Valdenses

En el siglo XV (1487) el papa Inocencio III proclamó una bula en contra de los Valdenses. El texto original de esta bula se halla en la biblioteca de la Universidad de Cambridge y la traducción se encuentra en la obra de John Dowling, History of Romanism (edición de 1891), libro 6, capitulo 5, sección 62

En esta carta personal, el papa se refiere a los Valdenses como ‘esa maliciosa y abominable secta de malignos’ y los amenazó diciendo que si ‘rehusaban renunciar [a su fe] se debían aplastar como serpientes venenosas.’

¿Quién podría olvidar la ‘Masacre del Piamonte’ que ocurrió en 1655? El 25 de enero el duque de Savoy dio un edicto que los Valdenses debían convertirse a la fe católica o abandonar los valles pues sus propiedades serían confiscadas en pocos días. Los amenazó diciendo que, si no se iban, estarían sujetos a la sentencia de muerte. El edicto fue dado en pleno invierno.

“El 17 de abril 15,000 soldados invadieron el valle del Piamonte. Miles de Valdenses fueron asesinados, torturados y esclavizados. Centenares que lograron escapar a la áreas más escarpadas de las montañas fueron atrapados y desplomados del escarpado precipicio del Catalluzo cerca de Torre Pellice.” Salim Japas, Herejía, Colón y la Inquisición (Siloam Springs, Arkansas: Creation Enterprises, 1992), pp. 62, 63

La Masacre de San Bartolomé

“Hugonote” fue nombre que se le dio a los protestantes en Francia, siendo ellos seguidores de Juan Calvino. En su apogeo, a mediados del Siglo XVII, había unos dos millones de hugonotes en Francia, mientras sumaban aproximadamente dieciséis millones los católicos romanos. Los Hugonotes eran los profesionales de aquel tiempo, por así decirlo ‘la creme de la creme’ de Francia.

El 24 de agosto de 1572 ocurrió “La masacre del día de San Bartolomé.” Al sonar de la campana, los Hugonotes en Paris fueron masacrados sin misericordia. Masacres similares ocurrieron en otros pueblos de Francia durante las siguientes semanas, calculándose en 70,000 el total de muertos. Los perpetradores fueron protegidos por una amnistía.

El evento fue celebrado en el Vaticano con el sonar de campanas, misas de celebración y el papa Gregorio XIII, acompañado de sus cardenales y otros dignatarios eclesiásticos organizó una procesión a la iglesia de San Luis a donde el cardenal de Lorraine cantó un Te Deum [himno de alabanza a Dios].

¡El papa contrató al artista italiano Vasari para que pintara un mural conmemorativo del evento que aún se halla en el Vaticano!

Gregorio también mandó a hacer una moneda conmemorativa de la ocasión. En un lado de la moneda está el perfil de Gregorio y en el otro lado se ve al ángel de la muerte por encima de los cuerpos de los que fueron asesinados.

La Inquisición

La Inquisición se estableció en el siglo XII y durante el pontificado de Inocencio IV (1241-1253) fue ‘perfeccionado’. En la bula Ad Extirpanda la siguiente provisión se establecieron por ley:

 La tortura se debe usar para obligar a los herejes que confiesen

 Los herejes que se hallen culpables deben ser quemados en la hoguera

 Se debe establecer una fuerza policíaca al servicio de la Inquisición

 Se debe proclamar una cruzada en contra de todos los herejes en Italia. Los que participaran en esta cruzada debían gozar de los mismos privilegios e indulgencias que los que fueran en cruzadas a tierra santa

 No solo se les debía confiscar los bienes a los herejes sino también los bienes de sus descendientes

En cuanto a la Inquisición, el historiador católico Pedro de Rosa comentó:

“De los ochenta papas que reinaron desde el siglo trece en adelante, ni uno solo desaprobó de la teología y el mecanismo de la inquisición. Al contrario, uno tras otro le añadió sus crueles retoques a esta maquinaria mortal.” Peter de Rosa, Vicars of Christ, pp. 175, 176

Bernard Gui, fue un inquisidor Francés del orden de los dominicanos que luchó incansablemente contra los Albigenses por pedido de los papas Clemente V y Juan XXII entre el año 1307 y 1323:

“. . . el objetivo de la inquisición es destruir la herejía; no es posible destruir la herejía al menos que se eliminen los herejes; y no es posible eliminar a los herejes al menos que se eliminen los que los esconden, simpatizan con ellos y los protegen.” (Salim Japas, Herejia, Colon y la Inquisicion (Siloam Springs, Arkansas: Creation Enterprises, 1992), p. 20

Juan Antonio Llorente quien fuera miembro de la Inquisición, documentó en minucioso detalle las atrocidades que fueron perpetradas por el papado durante la Inquisición en España. Escribió:

“Yo fui secretario de la Inquisición de Corte de Madrid, en los años de 1789, 1790 y 1791, y conocí el establecimiento bastante a fondo para refutarlo. [Fue] vicioso en su origen, constitución y leyes, a pesar de las apologías que se han escrito en su favor.”

“La conducta espeluznante del Santo Oficio (la Santa Inquisición) debilitó el poder y redujo la población de España, pues obstaculizaba el progreso de las artes, las ciencias, la industria y el comercio; también porque obligó a multitudes de familias a salir del Imperio, ya que instigaba la expulsión de los judíos y de los moros; también por inmolar en sus hogueras candentes a más de 300,000 víctimas(Jean Antonine Llorente, Secretario de la Inquisición española, 1790-92, Historia de la Inquisición, citado en R. W. Thompson, El papado y el poder civil, Página 82).

El padre jesuita Cavalli, escribiendo en la revista La Civitta Católica, el 3 de abril de 1948, expone la posición de la Iglesia católica romana sobre el trato de herejes:

“La Iglesia Católica, convencida por sus prerrogativas divinas que es la única iglesia verdadera, reclama única y exclusivamente para sí misma el derecho a la libertad, pues este derecho puede pertenecer solo a la verdad y nunca al error. En lo concerniente a otras religiones, ella no utilizará la espada en contra de ellas. Sin embargo, solicitará por los medios dignos de la criatura humana que no se les permita propagar sus falsas doctrinas” (Citado en D, Introducción, Página xiv).

Cavalli dice que la Iglesia Católica “no utilizará la espada” contra otras religiones. Claro que no lo hace en los países modernos porque ya no puede manipular y utilizar el ‘brazo secular’ como en épocas pasadas. Esto es así porque el Dios ha librado a estos países del yugo de la jerarquía católica romana. Hoy día la Iglesia Católica Romana no utiliza la espada porque no se lo permiten los países librados de su yugo. Sin embargo, lo ha hecho libre y maliciosamente durante muchos largos siglos del pasado, torturando, matando, o haciendo matar, a millones de seres humanos.

En América Latina

En América Latina la inquisición funcionó en tres países: Colombia, México y Perú. Hace unos años tuve la oportunidad de visitar la ciudad de Lima, Perú y un lugar que siempre había querido visitar era el Palacio de la Inquisición.

En la entrada al palacio hay un gran mural que ilustra un auto de Fe en la Plaza de Armas. Después de explicar el mural, el guía turístico nos llevó a la cámara de la tortura. Me maravilló la forma explícita y franca en que el guía describió los implementos y métodos que se usaban para torturar y matar a los herejes que discrepaban con las creencias y prácticas del papado.

Los cuerpos de los herejes eran azotados, flagelados, ahogados, incinerados, sofocados, desmembrados, dislocados, estirados, descoyuntados. Si quieren conocer la verdad en cuanto a lo que hizo la iglesia romana vayan a Google y pongan ‘inquisición Lima’.

Otras Fuentes Católicas

El cardenal de la contra reforma, Belarmino (1542-1621) escribió lo siguiente en cuanto al castigo de los herejes:

“El único medio efectivo contra los herejes es conducirlos lo más pronto posible al lugar preparado para ellos. Al hacer esto les estamos haciendo un bien, pues mientras más se les permita vivir, más herejías inventarán y más creyentes seducirán agravando así su propia condenación.” (citado en Symposium on Revelation, tomo 2, p. 345

El papa Pio IX en su Encíclica y Sílabo (diciembre 8, 1864) escribió:

“Malditos sean aquellos que defienden la libertad de conciencia y de culto y aquellos que afirman que la iglesia no debe usar la fuerza. El estado no tiene el derecho de permitirle a cada persona que escoja la religión que considere verdadera.”

El papa León XIII en su encíclica Libertas Humanan:

“Conforme a lo que hemos dicho, es ilegal exigir, defender, o conceder libertad incondicional de pensamiento, de expresión, de prensa, o de culto como si fueran éstos derechos naturales que se le han concedido al hombre.” (citado en The Seventh-day Adventist Bible Bible Student’s Source Book, ‘Church and State’, párrafo 496 (Washington, D. C.: The Review and Herald, 1962, p. 273

Marianus de Luca, Jesuita quien fuera profesor de teología en la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma escribió:

“La iglesia católica tiene el derecho y el deber de matar a los herejes pues es por medio del fuego y la espada que se extirpa la herejía. Los herejes se mofan de la excomunión masiva. Si se les echa a la cárcel o se les envía al exilio, corromperían a otros. El único recurso es matarlos. El arrepentimiento no salva a los criminales civiles; el mayor bien de la iglesia es el deber de la fe y ésta no se puede preservar al menos que los herejes sean muertos.” (citado en Lorraine Boettner, Roman Catholicism, p. 426)

“Los herejes desprecian la excomunión y dicen que ese rayo es impotente; si se les amenaza con una multa pecuniaria no temen a Dios ni respetan a los hombres, sabiendo que habrá suficientes necios que creerán en su causa y los apoyarán. Si son echados en prisión o enviados al exilio corrompen a los que están cerca con sus palabras y los que están a la distancia con sus libros. ASI QUE EL ÚNICO REMEDIO ES ENVIARLOS PRONTO A SU PROPIO LUGAR.” (Marianus de Luca, Institutes of Public Ecclesiastical Law (1901), tomo 1, pp. 143

¿Qué quiere decir de Luca cuando se refiere a ‘su propio lugar’? No hay que adivinar. De Luca explica:

“El magistrado civil por orden y encargo de la iglesia, debe castigar al hereje con la pena de muerte.” (Marianus de Luca, Institutes of Public Ecclesiastical Law (1901), tomo 1, pp. 261

El autor católico romano Alfred Baudrillart hace el siguiente comentario sobre cómo la iglesia incitó a la violencia durante los 1260 años:

“Ella [la iglesia] tiene, y con gran volumen proclama, que tiene un ‘horror de sangre’. . . Cuando es confrontada con herejía, ella no se conforma con persuadir; para ella los argumentos de tipo intelectual o moral son insuficientes y por lo tanto recurre a la fuerza, al castigo corporal, a la tortura. Ella crea tribunales como la Inquisición, solicita la ayuda de las leyes del estado, y si es necesario convoca una cruzada o una guerra religiosa. Y todo ese ‘horror de sangre’ en la práctica culmina cuando ella urge al poder secular que la derrame, un procedimiento que es más odioso pero menos franco que si la derramara ella misma.

“Especialmente actuó ella así con los protestantes durante el siglo dieciséis. No estuvo dispuesta de reformar moralmente, de predicar por ejemplo, de convertir a la gente por medio de misioneros santos y elocuentes. Ella encendió en Italia, en los países bajos y por sobre todo en España las hogueras de la inquisición. En Francia bajo Francisco I y Enrique II, en Inglaterra bajo María Tudor, ella torturó a los herejes mientras que en Francia y Alemania durante la segunda mitad del siglo dieciséis y la primera mitad del siglo diecisiete, aún cuando no comenzó las guerras religiosas, por lo menos las fomentó y activamente ayudó a instigarlas.” Alfred Baudrillart, The Catholic Church, the Renaissance and Protestantism, trans., by Mrs. Philip Gibbs [London: Kegan Paul, Trench, Trubner & Co., Ltd., 1908], pp. 182, 183.

Al respecto, el padre Alexis M. Lepicier, profesor de teología sagrada del Colegio Pontifical de Propaganda Fide, escribe, en un libro publicado en el 1910:

“¿Deberíamos tolerar a los herejes? Nadie puede dudar que no solo merecen ser cortados de la iglesia mediante la excomunión sino que también deben ser eliminados de en medio de los vivos mediante la muerte. Por consiguiente, tan pronto confiese públicamente alguna persona su herejía y procure pervertir a otros por palabra o ejemplo, no solo debe sufrir la mayor excomunión sino que también debe ser muerta, lo cual es justo para que no destruya a muchos mediante su contagio pestilente. Pues como lo dijera Aristóteles, un hombre malo es peor que una bestia salvaje y hace más daño. Por consiguiente, así como no es malo matar a una bestia salvaje que causa gran daño, tampoco debe ser malo quitarle la vida dañosa a un hereje que se aparta de la verdad divina y atenta contra la salvación de otros.” (De stabilitate et progressu dogmati, Librería Pontífica, Roma, Página 104; Citado en D, Introducción, Páginas x-xi). En el prefacio del libro escrito por Lepicier, el secretario del Papa escribió: “El Supremo Pontífice estaba inmensamente complacido con la producción”.

En The Tablet, el periódico oficial de la diócesis católica de Brooklyn, Nueva York hallamos la siguiente declaración:

“La herejía es un crimen horrendo contra Dios y aquellos que la inician son aún más culpables que los que traicionan al gobierno civil. Si el estado tiene derecho de castigar la traición con la muerte, el principio le concede el mismo derecho a la autoridad religiosa de aplicarle la pena capital a aquel que es architraidor a la verdad y a la revelación divina. Una sociedad perfecta tiene derecho a su existencia. . . y el poder de ejecutar la pena capital se reconoce como necesaria para una sociedad perfecta. La iglesia católico romana es una sociedad perfecta y como tal tiene el derecho y el poder para tomar medidas para salvaguardar su existencia.” (The Tablet, noviembre 5, 1938)

La Enciclopedia Católica admite que:

‘. . . juzgado por los estándares contemporáneos, la inquisición, especialmente como se desarrolló en España hacia fines de la Edad Media, se puede clasificar tan solo como uno de los capítulos más oscuros en la historia de la iglesia.”

Disculpas Papales

En la Basílica de San Pedro el primer Sábado de la Cuaresma, el 12 de marzo del año 2,000, el papa Juan Pablo II, en una misa meticulosamente planeada, recostado sobre un crucifijo y con voz agonizante, pareció pedir perdón por los pecados que la iglesia católica cometió en el pasado contra los judíos, los protestantes, los inmigrantes, las minorías étnicas, las mujeres, los niños y las criaturas abortadas. De esta manera el papa Juan Pablo admitió que la iglesia católica persiguió durante el período de su dominio. Citamos aquí una parte de su homilía:

“Perdonamos y pedimos perdón! . . . No podemos sino reconocer la traición contra el evangelio que cometieron algunos de nuestros hermanos, especialmente durante el segundo milenio. Pedimos perdón por las divisiones entre cristianos, por el uso de la violencia por parte de algunos en defensa de la verdad y por los actos de disidencia y hostilidad manifestada a veces contra los que sostienen otras religiones.”

El New York Times comento sobre esta petición de perdón de la siguiente manera:

“El documento debería haber puesto en relieve que ‘los hijos de la iglesia’ incluye papas, cardenales y el clero y no solo los laicos en las bancas. . .” New York Times, Sección A, p. 10

El 22 de junio del 2015 el papa Francisco I visitó la ciudad de Torre Pellice en el Piamonte, la capital de los Valdenses y pidió perdón por todas las persecuciones que la iglesia católica lanzó contra ellos durante el segundo milenio. En parte dijo:

“En nombre de la iglesia católica les pido perdón; y lo pido por la forma no cristiana y aún por las actitudes y la conducta inhumana que les hemos manifestado. En el nombre del Señor Jesucristo, les pedimos perdón.”

Alguien dirá: “No ve que la iglesia católica se ha arrepentido de sus persecuciones y ha cambiado? ¡Ciertamente la iglesia romana no persigue hoy por hoy!”

Es cierto que la iglesia católica hoy no persigue. Pero la razón no es que ha cambiado sus principios, sino que han cambiado sus circunstancias. Más adelante en esta serie veremos que el papado, una vez que recupere el apoyo de los poderes civiles del mundo, se comportará como se portó en el pasado.

#6 El papado profesa haber cambiado la ley de Dios

La renombrada enciclopedia católica, Prompta Bibliotheca afirma:

“ . . . el papa puede modificar la ley divina porque su poder no es de los hombres sino de Dios y actúa en lugar de Dios sobre la tierra con pleno poder de atar desatar a sus ovejas . . .” (Lucius Ferraris, Prompta Bibliotheca, 8 volumes, vol. 2, articulo, ‘Papa’).

Aún cuando la Biblia Católica contiene los diez mandamientos, los catecismos ocultan el segundo mandamiento y dividen el décimo en dos partes.

Además, aún cuando en la Biblia católica dice que debemos guardar el séptimo día Sábado, los catecismos enseñan que el día de reposo ha cambiado, que el domingo es ahora el día del Señor y que todos los fieles están obligados a asistir a la Misa para honrar la resurrección de Cristo.

Tengo en mi posesión múltiples páginas con declaraciones de obispos, cardenales y papas a donde afirman que Cristo le dio a la iglesia católica el derecho de cambiar, alterar y modificar la ley divina. Examinemos algunas de estas citas:

“En la nueva ley la observancia del domingo suplanta la observancia del Sábado, no en virtud de un precepto de ley sino por la determinación de la iglesia y la costumbre del pueblo cristiano.” De la Summa Teológica de Santo Tomas de Aquino, citado en The Sabbath in Scripture and History, pp. 205, 206

“Fue por la autoridad de Jesucristo que la iglesia católica cambió este reposo al domingo en memoria de la resurrección de nuestro Señor y así es que al observar el domingo, los Protestantes le rinden homenaje, sin querer admitirlo, a la autoridad de la iglesia.” Monsignor Segur, Plain Talk About the Protestantism of Today (Boston: Thomas B. Noonan & Co., 1868), p. 213.

“¿Qué autoridad bíblica existe para cambiar el Sábado séptimo día al primer día de la semana? ¿Quién le dio autoridad al papa para cambiar un mandamiento de Dios? Si la Biblia es la única guía para el cristiano, entonces el Adventista del Séptimo Día tiene razón en observar el Sábado juntamente con el judío. . . ¿no es extraño que los que hacen de la Biblia su único maestro, sigan la tradición de la iglesia en este asunto? The Question Box Answers, (New York: The Columbus Press, 1910), pp. 254, 255.

“Usted puede leer la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis y no hallará ni una sola línea que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras exigen la observancia religiosa del Sábado, día que nosotros [los católicos] no santificamos.” Cardenal Jaime Gibbons, The Faith of our Fathers, p. 111


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