¿Quién creó los ángeles?

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Colosenses 1:16: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Hebreos 1:1-2: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

Juan 1:1-3: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

El Conflicto de los Siglos, página 547: Antes de la aparición del pecado había paz y gozo en todo el universo. Todo guardaba perfecta armonía con la voluntad del Creador. El amor a Dios estaba por encima de todo, y el amor de unos a otros era imparcial. Cristo el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno con el Padre Eterno: uno en naturaleza, en carácter y en designios; era el único ser en todo el universo que podía entrar en todos los consejos y designios de Dios. Fue por intermedio de Cristo por quien el Padre efectuó la creación de todos los seres celestiales. “Por él fueron creadas todas las cosas, en los cielos, […] ora sean tronos, o dominios, o principados, o poderes” (Colosenses 1:16, VM); y todo el cielo rendía homenaje tanto a Cristo como al Padre.

La Educación, página 128: El apóstol Pablo, al escribir movido por el Espíritu Santo, declara de Cristo que “en él fueron creadas todas las cosas… y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”.12 La mano que sostiene los mundos en el espacio, la mano que mantiene en su disposición ordenada y actividad incansable todas las cosas en el universo de Dios, es la mano que fue clavada en la cruz por nosotros.

El Espíritu de Profecía nos dice que los hijos de Dios son los representantes de los mundos que nunca pecaron. Son los comandantes de las huestes celestiales.

El Deseado de todas las Gentes, página 773: Allí están los querubines y los serafines. Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados. El concilio celestial delante del cual Lucifer había acusado a Dios y a su Hijo, los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás pensaba establecer su dominio, todos están allí para dar la bienvenida al Redentor.

Hay actualmente 2 billones (2 trillones) de galaxias observables. La más cercana es la vía láctea y tiene 6 mil millones de planetas, y de 200 a 400 mil millones de estrellas.

 Fueron creados con una inmortalidad condicional. Serían probados en el cielo.

La verdad acerca de los ángeles, páginas 35-37: Antes de que la gran controversia principiase, debía presentarse claramente a todos la voluntad de Aquel cuya sabiduría y bondad eran la fuente de todo su regocijo. VAAn 35.2

El Rey del universo convocó a las huestes celestiales a comparecer ante él, a fin de que en su presencia él pudiese manifestar cuál era el verdadero lugar que ocupaba el Hijo y manifestar cuál era la relación que él tenía para con todos los seres creados… Ante los habitantes del cielo reunidos, el Rey declaró que ninguno, excepto Cristo, el Hijo unigénito de Dios, podía penetrar en la plenitud de sus designios y que a éste le estaba encomendada la ejecución de los grandes propósitos de su voluntad.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 14-15.VAAn 35.3

El gran Creador convocó a las huestes celestiales para conferir honra especial a su Hijo en presencia de todos los ángeles. Este estaba sentado en el trono con el Padre, con la multitud celestial de santos ángeles reunida a su alrededor. Entonces el Padre hizo saber que había ordenado que Cristo, su Hijo, fuera igual a él; de modo que doquiera estuviese su Hijo, estaría él mismo también. La palabra del Hijo debería obedecerse tan prontamente como la del Padre. Este había sido investido de la autoridad de comandar las huestes angélicas. Debía obrar especialmente en unión con él en el proyecto de creación de la tierra…VAAn 36.1

Lucifer estaba envidioso y tenía celos de Jesucristo. No obstante, cuando todos los ángeles se inclinaron ante él para reconocer su supremacía, gran autoridad y derecho de gobernar, se inclinó con ellos, pero su corazón estaba lleno de envidia y odio. Cristo formaba parte del consejo especial de Dios para considerar sus planes, mientras Lucifer los desconocía. No comprendía, ni se le permitía conocer los propósitos de Dios. En cambio Cristo era reconocido como Soberano del cielo, con poder y autoridad iguales a los de Dios.VAAn 36.2

Lucifer creyó que él era el favorito en el cielo entre los ángeles. Había sido sumamente exaltado, pero… aspiraba llegar a la altura de Dios mismo. Se glorificaba en su propia exaltación. Sabía que los ángeles lo honraban. Tenía una misión especial que cumplir. Había estado cerca del gran Creador y los persistentes rayos de la gloriosa luz que rodeaban al Dios eterno habían resplandecido especialmente sobre él. Pensó en cómo los ángeles habían obedecido sus órdenes con placentera celeridad. ¿No eran sus vestiduras brillantes y hermosas? ¿Por qué había que honrar a Cristo más que a él?—La Historia de la Redención, 13-14.VAAn 36.3

Los ángeles reconocieron gozosamente la supremacía de Cristo, y postrándose ante él, le rindieron su amor y adoración. Lucifer se postró con ellos, pero en su corazón se libraba un extraño y feroz conflicto. La verdad, la justicia y la lealtad luchaban contra los celos y la envidia. La influencia de los santos ángeles pareció por algún tiempo arrastrarlo con ellos… Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria. Volvió a su deseo de supremacía, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 15.

Si siempre hemos creído que el problema de Satanás ha sido solamente un problema para la tierra, no es así. El problema de Satanás ha sido un problema para Dios, para los ángeles, para los humanos, y también para los habitantes de los mundos no caídos.

Los ángeles del cielo estuvieron en riesgo y en prueba hasta la muerte de Cristo. Es decir, que desde que Lucifer pecó hasta la muerte de Cristo, los ángeles no caídos aún podían ser convencidos por Satanás para cambiarse de fila.

Antes de la muerte de Jesús, muchos de ellos pudieron tener simpatía para Satanás, o posiblemente no estaban 100 % convencidos con la administración de Cristo. Pero a la muerte de Cristo, ellos lograron ver y descubrir la realidad de Satanás; se dieron cuenta que él es un mentiroso y también es un asesino.

 Desde la expulsión de Lucifer hasta la muerte de Jesús, fue un tiempo de prueba para que los ángeles mostraran su verdadera lealtad a Dios. Con la muerte de Cristo, ese tiempo de prueba finaliza, y ellos son asegurados para la eternidad. Ya no hay más miedo de ceder ante las insinuaciones de Satanás; todo quedó decidido y sellado para la eternidad.

Las Señales de los Tiempos, diciembre 30-1889: “El significado de la muerte de Cristo será entendido por ángeles y santos. Los hombres caídos no hubieran podido tener un hogar en el paraíso de Dios, si no fuera por el Cordero que fue inmolado antes de la creación del mundo… La seguridad de los ángeles también depende de los sufrimientos del Hijo de Dios; por eso le ofrecen honor y gloria. Es mediante la eficacia de la cruz, que los ángeles son guardados contra la apostasía. Sin la cruz, no estarían más seguros que lo que estaban los ángeles antes de la caída de Satanás. La perfección angélica falló en el cielo; la perfección humana falló en el Edén El plan de salvación, que muestra el amor y la justicia de Dios, provee la eterna salvaguardia contra la rebelión en los mundos no caídos… La muerte de Cristo en la cruz del Calvario es nuestra única esperanza en este mundo, y será nuestro tema en el mundo venidero.”—The Signs of the Times, 30 de diciembre de 1889.

Con el sufrimiento y la muerte de Cristo en la cruz, Satanás muestra al universo, que es un mentiroso y un asesino; sus verdaderas intenciones son reveladas, su verdadero carácter es revelado al universo, y de esa manera los mundos se aseguran para Dios, ya que nadie va a estar dispuesto a seguir a un caudillo que es un mentiroso, un criminal, un tirano y perdedor.

Lucas 20:36: Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

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