¿Qué es la Esperanza?

Publicado por - en

Esperanza

Esperanza – Diccionario Español

1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.

2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.

3. f. Rel. En la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido. ~ de vida.

1. f. Tiempo medio que le queda por vivir a un individuo de una población biológica determinada. Para los recién nacidos coincide con la duración media de la vida en dicha población. alimentarse alguien de ~s.

1. fr. Esperar, con poco fundamento, que se conseguirá lo deseado o pretendido.

dar ~, o ~s, a alguien.

1. frs. Darle a entender que puede lograr lo que solicita o desea. llenar algo la ~.

1. fr. Corresponder el efecto o suceso a lo que se esperaba. qué ~s.

1. loc. interj. Cuba, Méx. y Ven. U. para indicar la improbabilidad de que se logre o suceda algo.

OS V.

ancla de la esperanza

Esperanza – Diccionario Perspicacia

Estado del ánimo en el que se nos presenta como posible aquello que deseamos. Quien tiene esperanza confía en conseguir lo que desea, cree que ha de suceder lo que espera. La esperanza se puede cifrar en una persona o en una cosa. El verbo raíz hebreo qa·wáh, del que proceden varios términos que se traducen “esperanza”, tiene el significado primordial de “esperar” con anhelo. (Génesis 49:18) «Tu salvación esperé, oh Jehová». El sentido del término griego el·pís (esperanza) en las Escrituras Griegas Cristianas es “expectativa de bien”.

Sin Dios no hay ninguna esperanza verdadera. La verdadera esperanza de la que habla la Biblia es superior al simple deseo, el cual quizás carezca de fundamento o perspectiva de cumplimiento. La Biblia muestra que las personas del mundo en general no tienen una esperanza real, bien fundada; la humanidad se encamina hacia la muerte, y si no hay una solución procedente de una fuente superior, el futuro no ofrece ninguna esperanza. Salomón expresó la futilidad de la situación del hombre sin la intervención de Dios: “¡La mayor de las vanidades! […], todo es vanidad”. (Eclesiastés 9:2, 3)

El fiel patriarca Job dijo que incluso hay esperanza de que un árbol retoñe de nuevo, pero cuando el hombre muere, se va para siempre. No obstante, luego explicó que hablaba del hombre por sí solo, sin la ayuda de Dios, pues él mismo expresa el deseo y la esperanza de que Dios le recuerde. (Job 14:7-15) De igual manera, el apóstol Pablo da a saber a los cristianos que, teniendo la esperanza de la resurrección, no deberían “[apesadumbrarse] como lo hacen también los demás que no tienen esperanza”. (1 Tesalonicenses 4:13) «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza». De nuevo, Pablo recuerda a los cristianos gentiles que antes de tener conocimiento de la esperanza que Dios ha dado mediante Cristo, estaban alejados de la nación con la que Dios había tratado en el pasado, y que en aquel entonces, como gentiles, “no tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo”. (Efesios 2:12) «En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo».

Las expresiones que son comunes entre los que no tienen esperanza en Dios y en su promesa de una resurrección de los muertos son similares a las palabras de los habitantes desobedientes de Jerusalén, dieron rienda suelta a sus deseos sensuales, en lugar de mostrar arrepentimiento, cuando se encararon a la amenaza de la destrucción de su ciudad. Dijeron: “Que se coma y se beba, porque mañana moriremos”. (Isaías 22:13) «y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos». El apóstol dice que no debemos contagiarnos de la actitud de aquellos que no tienen esperanza. (1 Corintios 15:32, 33)

Esperanzas incorrectas. Pablo no negaba que las personas del mundo tuviesen algunas expectativas bien fundadas, e incluso, en algunas ocasiones, hasta encomiables. Más bien, mostró que sin Dios las esperanzas de una persona no conducen a nada. En realidad, a la larga son fútiles.

Aparte de las esperanzas de menor importancia, que son normales y comunes a todos los humanos, están las esperanzas que son malas en sí mismas, como las que se abrigan con un fin inicuo. En algunas ocasiones puede dar la impresión de que se realizan, pero esta impresión en realidad es solo temporal, pues un proverbio dice: “La expectación de los justos es un regocijo pero la esperanza misma de los inicuos perecerá”. (Proverbios 10:28) «La esperanza de los justos es alegría; Mas la esperanza de los impíos perecerá». Además, “cuando muere un hombre inicuo, perece su esperanza; y hasta la expectación basada en poderío ha perecido”. (Proverbios 11:7) «Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; Y la expectación de los malos perecerá». Por consiguiente, las esperanzas egoístas y las que están basadas en el fundamento falso del materialismo, mentiras, falta de honradez o en el poder o las promesas de los hombres, están condenadas al fracaso.

La fuente de la esperanza. Jehová Dios es la fuente de la esperanza verdadera y Aquel capaz de cumplir con sus promesas y las esperanzas de los que confían en Él. Por medio de su bondad inmerecida le ha dado a la humanidad “consuelo […] y buena esperanza”. (2 Tesalonicenses 2:16) «Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia». En cualquier tiempo ha sido la esperanza del hombre justo. Se le llamó “la esperanza de Israel” y “la esperanza de [los] antepasados [de Israel]”. (Jeremías 14:8) «Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?». Son muchas las expresiones de esperanza, confianza y seguridad en Él que se hallan en las Escrituras Hebreas. Debido a Su bondad amorosa, Dios le dijo a su pueblo cuando este se dirigía al exilio por su desobediencia: “Yo mismo bien conozco los pensamientos que estoy pensando para con ustedes, […] pensamientos de paz, y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza”. (Jeremías 29:11)  «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis». La promesa de Jehová mantuvo viva la fe y la esperanza de los israelitas fieles durante el exilio en Babilonia. Asimismo, aquella esperanza fortaleció en gran manera a hombres como Ezequiel y Daniel, pues Jehová había dicho: “Existe una esperanza para tu futuro […], y los hijos ciertamente volverán a su propio territorio”. (Jeremías 31:17) «Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra». Aquella esperanza se realizó cuando el resto judío fiel regresó en 537 a. E.C. para reedificar Jerusalén y su templo. (Esdras 1:1-6)

Es propio albergar la esperanza de una recompensa. El hecho de que el siervo de Dios espere recibir una recompensa no quiere decir que sea egoísta. Para tener un verdadero conocimiento y entendimiento de Dios, la persona debe saber que la bondad amorosa y la generosidad son cualidades sobresalientes en Él; debe creer, no solo que Dios existe, sino también “que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente”. (Hebreos 11:6) «Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan». La esperanza hace que el ministro cristiano conserve el equilibrio y se mantenga en el servicio a Dios, sabiendo que Él satisfará sus necesidades diarias. El apóstol Pablo se basa en los principios de la Ley para destacar este hecho. Cita de (Deuteronomio 25:4) «No pondrás bozal al buey cuando trillare»: “No debes poner bozal al toro cuando trilla el grano”, y luego añade: “Realmente, por nuestra causa fue escrito, porque el hombre que ara debe arar con esperanza, y el hombre que trilla debe hacerlo con esperanza de ser partícipe”. (1 Corintios 9:9, 10)

Esencial para la fe. La esperanza también es esencial para la fe, es su fundamento y base. (Hebreos 11:1) «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». A su vez, la fe hace irradiar más la esperanza y la fortalece. El apóstol Pablo se remite al sobresaliente ejemplo de Abrahán para fortalecer a los cristianos. Cuando, desde un punto de vista humano, Abrahán y su esposa Sara ya no podían abrigar la esperanza de tener hijos, se dice: “Aunque más allá de toda esperanza, basado todavía en esperanza tuvo fe, para llegar a ser padre de muchas naciones conforme a lo que se había dicho: ‘Así será tu descendencia’”. Aunque Abrahán sabía que tanto su cuerpo como el de Sara estaban “amortiguados” para la reproducción, su fe no se debilitó. ¿Por qué? “A causa de la promesa de Dios, no titubeó con falta de fe, sino que se hizo poderoso por su fe.” (Romanos 4:18-20)

El apóstol luego aplica el ejemplo de fe y esperanza de Abrahán a los cristianos, y concluye: “Alborocémonos, basados en la esperanza de la gloria de Dios […] y la esperanza no conduce a desilusión; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones mediante el espíritu santo, que nos fue dado”. (Romanos 5:2, 5)

La esperanza cristiana. Tanto la esperanza del cristiano como la de la humanidad residen en Jesucristo. Ningún humano pudo acceder a la vida eterna en el cielo o sobre la Tierra hasta que Cristo Jesús “[arrojó] luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas”. (2 Timoteo 1:10) «pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio». A los hermanos de Cristo engendrados por espíritu se les dice que tienen la esperanza celestial debido a la gran misericordia de Dios, quien les dio “un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. (1 Pedro 1:3, 4) Esta feliz esperanza se realizará “en la revelación de Jesucristo”. (1 Pedro 1:13, 21) Por lo tanto, el apóstol Pablo llama a Cristo Jesús “nuestra esperanza”. (1 Timoteo 1:1) «Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza».

Esta esperanza de vida eterna e incorrupción para aquellos que son “participantes del llamamiento celestial” (Hebreos 3:1) «Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús». Está bien fundada y se puede tener plena confianza en ella. Se apoya en dos cosas en las que es imposible que Dios mienta: su promesa y su juramento. Además, se cifra en Cristo, que ahora es inmortal en los cielos. Por consiguiente, se dice que esta esperanza es “ancla del alma, tanto segura como firme, y entra cortina adentro [como entraba el sumo sacerdote en el Santísimo en el Día de Expiación], donde un precursor ha entrado a favor nuestro, Jesús, que ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedec para siempre”. (Hebreos 6:17-20)

Se debe cultivar y mantener. En la Biblia se recalca sin cesar la necesidad que tienen los cristianos de aferrarse a la “sola esperanza”. (Efesios 4:4) «un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación». Para ello se requiere atención continua, ejercer franqueza de expresión y ‘jactarse’ en la esperanza misma. (Hebreos 3:6) «pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza». La esperanza se cultiva aguantando tribulaciones, y este aguante conduce a una condición aprobada ante Dios, de quien viene la esperanza. (Romanos 5:2-5) Junto con la fe y el amor, es una de las tres cualidades que caracterizan a la congregación cristiana desde la desaparición de los  dones milagrosos del espíritu que tuvo la congregación del primer siglo. (1 Corintios 13:13) «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».

Cualidades y beneficios. La esperanza es indispensable para el cristiano. Acompaña al gozo, a la paz y al poder del espíritu santo. (Romanos 15:13) «Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo». Promueve franqueza de expresión al acercarse a Dios para recibir su bondad inmerecida y misericordia. (2 Corintios 3:12) «Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza» Permite que el cristiano aguante con regocijo, sin importar cuáles sean las circunstancias. (Romanos 12:12) «gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración». Igual que un yelmo protegía la cabeza de un guerrero, la esperanza de la salvación protege las facultades mentales del cristiano y le permite mantener integridad. (1 Tesalonicenses 5:8) «Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo». La esperanza fortalece, pues aunque el cristiano ungido que todavía está en la Tierra no posee la recompensa de la vida celestial, su deseo y expectación es tan fuerte, que continúa aguardando con paciencia y aguante aquello que espera a pesar de pruebas y dificultades severas. (Romanos 8:24, 25)

La esperanza le ayuda al cristiano a mantener un modo de vivir limpio, pues sabe que Dios y Cristo, en quienes descansa la esperanza, son puros, y que no puede esperar ser como Dios y recibir la recompensa si practica la inmundicia o la injusticia. (1 Juan 3:2, 3) La esperanza guarda estrecha relación con la más grande de las cualidades: el amor, pues aquel que de verdad ama a Dios también tendrá esperanza en todas sus promesas. Por otra parte, esperará lo mejor para sus hermanos en la fe, amándoles y confiando en su sinceridad de corazón en Cristo. (1 Corintios 13:4, 7)

Superior a la esperanza bajo la Ley. Antes de darse la Ley a Israel, los antepasados fieles de la nación tenían esperanza en Dios. (Hechos 26:6, 7) Esperaban la provisión de Dios para vida. Al principio parecía que la Ley iba a ser el cumplimiento de su esperanza, pero, más bien, mostró que todos los hombres eran pecadores ante Dios y como puso de manifiesto sus transgresiones, condenó a muerte a todos los que estaban bajo ella. (Romanos 7:7-11) La Ley en sí era santa, no tenía nada malo; sin embargo, por su mismísima santidad y justicia puso al descubierto las imperfecciones de aquellos que trataban de guardarla. (Romanos 7:12) «De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno». Como se había predicho por medio de los profetas, era preciso que Dios trajera una “esperanza mejor” por medio de Jesucristo, poniendo a un lado la Ley y permitiendo que aquellos que pusieran fe en Cristo se acercasen a Él. (Hebreos 7:18, 19); compárese con (Jeremías 31:31-34)

Esperanza para toda la humanidad. La bondad inmerecida de Dios vuelve a destacarse en el hecho de que la maravillosa esperanza puesta ante los hermanos espirituales de Jesucristo, ser coherederos con él en el llamamiento celestial (Hebreos 3:1) «Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús», guarda estrecha relación con otra esperanza para toda la humanidad que desea servir a Dios. El apóstol Pablo se refiere a la esperanza de aquellos que tienen la expectativa de llegar a ser “hijos de Dios” celestiales y coherederos con Cristo, y después explica: “Porque la expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel que la sujetó, sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:14, 17, 19-21)

Según las palabras de Pablo en (Romanos 8:20, 21), Jehová Dios no destruyó al primer hombre Adán cuando pecó, sino que permitió que procrease una prole sujeta a futilidad, una futilidad no debida a haber pecado deliberadamente, sino a su imperfección inherente. Sin embargo, no los dejó sin esperanza, ya que con bondad alentó sus expectativas por medio de la “descendencia” prometida (Génesis 3:15) «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar», Jesucristo. (Gálatas 3:16) «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo». La predicación de Juan el Bautista suscitó la expectativa de la nación de Israel debido a que se había profetizado la primera venida del Mesías. (Daniel 9:24-27) Jesús satisfizo aquella esperanza con su ministerio, muerte y resurrección. No obstante, la gran esperanza para la humanidad en general, tanto para los vivos como para los muertos, se cifra en el Reino de Cristo, cuando él y sus coherederos sirvan de reyes y sacerdotes celestiales. Entonces, los humanos que ejerzan fe realmente serán liberados de la corrupción a la imperfección y al pecado, y llegarán a ser “hijos de Dios” en el pleno sentido del término. Su esperanza se ve fortalecida por el hecho de que Dios resucitó a su Hijo hace más de mil novecientos años. (Hechos 17:31) «por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos».

Jehová Dios ha dado en su Palabra, la Biblia, tanto enseñanza como ejemplos para que toda persona pueda tener esperanza. (2 Timoteo 3:16, 17) Aquellos que tienen esta esperanza han de dársela a conocer a otros, y de esa forma se salvarán a sí mismos y a los que los escuchen. (1 Pedro 3:15) «sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros»

Esperanza – Diccionario Alfonso Lockward

El término hebreo miqveh se traduce como e. en el AT. Se refiere a una cosa o un acontecimiento que se espera, que está en el futuro. Job decía que “si el árbol fuere cortado, aún queda de él e.; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán” (Zacarías 9:12) «Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble».

En el NT, se utilizan los vocablos griegos elpizo y elpis, que se traducen como e., según el contexto, siempre hablando de una expectativa de algo bueno. No se menciona mucho en los Evangelios, sino en las epístolas, especialmente las de Pablo. En el libro de los Hchhos, se usa mayormente para hablar de la resurrección (“Teniendo e. en Dios … de que ha de haber resurrección de los muertos” (Romanos 15:13) «Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo».

incrédulos, en cambio, son señalados como “los … que no tienen e.” (1 Corintios 15:58) «Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano». •Promesa.

Esperanza – Diccionario Mundo Hispano

Uno de los dones del Espíritu que, juntamente con la fe y el amor, es una característica esencial que permanece en el creyente cuando las profecías, las lenguas y el conocimiento se acaben (1 Corintios 13:13) «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».

El sustantivo gr. elpis y el verbo elpizo, casi siempre traducido esperanza, aparecen 54 y 31 veces respectivamente en el NT. El concepto bíblico de esperanza no es una mera expectación o deseo, como en la literatura griega, sino incluye confianza (Hechos 28:20) «Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena».

La esperanza del NT tiene raíces profundas en el AT. Esperanza traduce varias palabras heb. que pueden significar: confianza, fe, seguridad, etc., y se traduce así en algunas versiones modernas.

Esperanza – Diccionario de Jerusalen

(I) AT. En contraste con el uso de la lengua griega, en que e. puede significar la expectación de un bien o de un mal, la e. (tiqwá) del AT indica siempre la expectación de un bien futuro.

(A) Hasta la ocupación de la tierra de Canaán (conquista de Canaán), el objeto principal de la e. era la posesión de la tierra prometida (Génesis 15:7) «Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra». (Génesis 17:8) «Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos». (Éxodo 3:8,17), (Éxodo 6:4) «También establecí mi pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros, y en la cual habitaron». (Deuteronomio 1:8) «Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos». etc. Después de la ocupación, la e. en la protección de Yahvéh era tanto más viva cuanto más crecían los peligros que amenazaban la existencia de Israel. Por eso se esperaba el día de Yahvéh como un día de luz (Amós 5:18) «¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz».

(B) Sólo el que pertenece al número de los vivientes tiene todavía algo que esperar (Eclesiastés 9:2) «Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento». Cuando ya no queda e. de sobrevivir, todo esta perdido (1 Samuel 3:18) «Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere». (Job 6:11) «¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?». El que así se encuentra es entonces como un muerto, que no tiene ya e. (Isaías 38:18) «Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad». (Ezequiel 37:11) «Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos». (Job 17:15) «¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza, ¿quién la verá?».

(II) En el NT, la palabra e. en sentido religioso se halla frecuentemente en san Pablo, Heb y 1Pe, a veces en Act y 1Jn: pero nunca en los evangelios ni Ap; en sentido profano y religioso, más a menudo en Pablo, a veces en Act, rara vez en los evangelios y nunca en Ap.

(A) Los sinópticos no contienen una doctrina expresa sobre la e.; con todo, exhortan a ella. Sin embargo, el mensaje de Jesús es un mensaje de e.; el evangelio, la buena nueva de la salud, es efectivamente la predicación del futuro reino de Dios (Marcos 1:15) «diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio». (Lucas 4:43) «Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado». (Lucas 8:1) «Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él». (Mateo 4:17,23), etc. el cual es esencialmente escatológico (Mateo 5:3,10-12,19), (Marcos 9:42) «Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar». cf. (Marcos 9:47) «Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno». (Marcos 10:23) «Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!». (Marcos 12:25) «Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos». etc. aun cuando ya aparece como efectivo en la persona de Jesús (Mateo 12:28) «Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios». par. (Lucas 7:28) «Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él». (Lucas 16:16) «La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él».

(B) En (Romanos 8:24) «Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?». Pablo presenta la e. como una expectación confiada y paciente de lo que no se ve cf. (Hebreos 11:1) «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Fe. Esta e. no sólo pertenece al dominio de lo futuro, sino absolutamente al de lo invisible y eterno (2 Corintios 4:18) «no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas». De ahí que la e. contenga tanto la expectación de los bienes futuros, como la confianza y la paciencia en la expectación.

(C) En los escritos joánicos sólo una vez se menciona la e. (1 Juan 3:3) «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro». Pues Jn acentúa la posesión actual de la vida eterna, que se realiza en el creyente por la fe y le traslada de la muerte a la vida (Juan 3:15,18), etcétera; (Juan 5:24) «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida». (Juan 8:51) «De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte». (Juan 11:25) «Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá». (1 Juan 3:14) «Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte». Más como quiera que la vida eterna se da a todo el hombre, todavía le espera la resurrección en el día novísimo (Juan 5:28) «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz». (Juan 6:39,54). Y aunque el creyente ya es en realidad hijo de Dios (Juan 1:12) «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». (1 Juan 3:1) «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él». Todavía ha de manifestarse lo que ha de ser; entonces será semejante a Dios, porque lo vera tal como Él es (1 Juan 3:2) «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es». cf. (2 Corintios 3:18) «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor». (Filipenses 3:21) «el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas». (Colosenses 3:24) «sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís».

Esperanza – Douglas Tenney

Uno de los dones del Espíritu que, juntamente con la fe y el amor, es una característica esencial que permanece en el creyente cuando las profecías, las lenguas y el conocimiento se acaben (1 Corintios 13:8) «El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará». (1 Corintios 13:13) «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».

El sustantivo gr. elpis y el verbo elpizo, casi siempre traducido esperanza, aparecen 54 y 31 veces respectivamente en el NT. El concepto bíblico de esperanza no es una mera expectación o deseo, como en la literatura griega, sino incluye confianza (Romanos 15:13) «Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo». Cristo en vosotros es la esperanza de gloria (Colosenses 1:27) «a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». Comparar (1 Timoteo 1:1) «Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza». Toda la creación espera la redención (Romanos 8:19-25). Los creyentes tienen la esperanza bienaventurada, la manifestación de… Jesucristo (Tito 1:2) «en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos». (Tito 2:13) «aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo». Lo cual motiva a la purificación (1 Juan 3:3) «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro». La esperanza está unida a la fe (Hebreos 11:1) «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Y descansa sobre la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:19) «Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres». En los Evangelios se habla muy poco de la esperanza mientras Jesús estuvo en la tierra, o en Apocalipsis. La esperanza que animaba a Pablo (Hechos 26:6-8) era la esperanza de Israel (Hechos 28:20) «Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena».

La esperanza del NT tiene raíces profundas en el AT. Esperanza traduce varias palabras heb. que pueden significar: confianza, fe, seguridad, etc., y se traduce así en algunas versiones modernas.

Esperanza – Diccionario Pastoral

Fe, confianza, esperanza y amor son en la Biblia aspectos diferentes de una única, aunque compleja, actitud espiritual. Dios ha hecho una promesa de salvación a la humanidad pecadora (Génesis 3:15) «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar». (Génesis 9:8-17), y a partir de esta promesa la historia bíblica es una historia de esperanza.

Historia que tiene en Abrahám, si no el comienzo, sí un hito fundamental (Génesis 12:1-3); historia que en un primer estadio se limita a esperar bienes temporales una tierra, una descendencia, una vida larga y tranquila, la ausencia de guerras, salud y bienes de fortuna (Génesis 12:7) «Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido». (Génesis 35:12) «La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la tierra». (Deuteronomio 9:1-9); (Deuteronomio 28:1-14), pero que poco a poco va ensanchando horizontes (Isaías 11:1-9); (Jeremías 31:31-34), (Salmos 16:10-11); (Salmos 49:16) «No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa». (Salmos 73:23) «Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha». (Salmos 73:28) «Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras». (Ezequiel 37:1-14), (Daniel 12:1-3); [2Mac_7,9]; [2Mac_7,11]; [2Mac_7,14]; [2Mac_7,23]; [Sap_3,3-4]; [Sap_3,7-9]; [Sap_4,15]; [Sap_5,15]. En Jesús se cumplen todas las promesas.

Jesús es; pues, la esperanza de Israel, de la Iglesia y de la humanidad entera (Romanos 3:21-30); (Gálatas 3:22) «Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes». (Hebreos 7:15-19); (Colosenses 1:27) «a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». (Apocalipsis 21:1) «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más». (Apocalipsis 22:1) «Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero». De esta esperanza participa toda la creación (Romanos 8:19-22); (2 Pedro 2:12-13); (Apocalipsis 21:1), pero de manera especial el cristiano (Romanos 8:23-25), (1 Corintios 15:53-58); (2 Corintios 5:2-5), (Filipenses 3:20-21).

Esperanza – Hispano-Americano de la Mision

El anhelo o deseo de algo, acompañado con la expectativa o confianza de su cumplimiento o realizacion. Aquello que se espera o aguarda con expectativa. 2.

Según André Dumas: «La e es la palabra más importante de la vida. Esperar significa, etimológicamente y vitalmente, respirar. Pero es también la palabra más peligrosa. Porque cesar de esperar es realmente ahogarse. Debemos manejar esta palabra con extrema prudencia, con gran fuerza y extrema discreción.»

Según la CELA II : «Jesucristo es la única e valedera para todos los hombres y todos los pueblos en todos los tiempos.» Los evangélicos latinoamericanos han definido su e en contraste con las e humanas, o bien han destacado la total desesperanza (o desesperación) de los seres humanos sin Cristo. Según W’83 : «La iglesia está llamada a infundir e al mundo, para esta generación y la próxima.

Nuestra e no fluye de la desesperanza; no es porque el presente está vacío que esperamos para un nuevo futuro (Romanos 5:1-11). Más bien, esperamos ese futuro por lo que Dios ya ha hecho y por lo que ha prometido que hará.»

Esperanza – Diccionario Biblico Torres Amat

Actitud fundamental del creyente, junto con la fe y el amor. Mantiene la alegría en medio de los trabajos y dificultades, afirmando claramente que Dios es más poderoso. Misión importante de los profetas, entre ellos Isaías, Jeremías y Ezequiel, fue mantener la esperanza del pueblo de Dios. (Jeremías 29:11) «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis». (Ezequiel 36:6-38).

En el NuevoTestamento el fundamento de la esperanza es la resurrección de Jesucristo que comunica nueva vida al cristiano. (1 Corintios 15:2) «por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano». (2 Corintios 4:16) «Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día». (1 Pedro 1:3- 6). Dar razón de la esperanza es una manera de vivir la vida cristiana. (1 Pedro 3:15) «sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros».

Esperanza – Dicionario Biblico Adventista

Esperanza (heb. tiqwâh, miqweh, tôjeleth, Ñéber, majseh, kesel, mabbât, qiwwâh, yijêl, Ñibbér, jâsâh, bâtaj, jikkâh, shââh, he’emîn; gr. elpís, elpízÇ, jupomone, hupóstasis, prosdokáÇ, etc.). Estos vocablos, sustantivos y verbos, significan ‘confianza’, ‘expectativa’, ‘seguridad’, ‘esperanza’, ‘deseo expectante’. En la Biblia estas actitudes se expresan frecuentsemente como dirigidas hacia Dios y las cosas celestiales, y afirmadas en ellas. El salmista, al meditar sobre la incertidumbre y la vanidad de la vida, se dirigía a Dios como la base sólida de su esperanza (; cf 71:5; 146:5) y centraba su expectativa de salvación en Dios (). La venida de Jesús al mundo dio nuevo contenido y forma a la esperanza. El cristiano se salva en la ‘esperanza’ (), esperanza que recibimos por gracia (). Fuera de Cristo no hay esperanza (,13), pero Cristo es para el creyente ‘la esperanza de gloria’ (). La justificación por la fe produce paz y gozo ‘en la esperanza de la gloria de Dios’ (,2). Mediante el Espíritu el cristiano espera ‘por fe la esperanza de la justicia’ (Gá. 5:5). La 2ª venida de Cristo es para él la bienaventurada esperanza (Tit. 2:13). Se dice que la esperanza es una ‘segura y firme ancla del alma’ (-19). Basada en el sólido fundamento de la fe cristiana, imparte valor, entusiasmo, optimismo 403 y gozo. Es un antídoto para la desesperación y el desaliento. Estimula a una actividad plena de propósito, particularmente para el avance del reino de Dios.

Categorías: Temas Diversos

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *