Material adicional sobre Mateo 26

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Nota 1

Los cuatro Evangelios concuerdan en que Jesús y sus discípulos celebraron la última cena la noche anterior a la crucifixión, que el Señor descansó en la tumba el sábado y que resucitó temprano por la mañana del domingo. Sin embargo, los sinópticos llaman «pascua» a la última cena, celebrada la noche anterior a la crucifixión. Según Juan, los judíos celebraron la cena pascual la noche del día de la crucifixión. Por lo tanto, las afirmaciones de Juan y de los sinópticos parecen estar en desacuerdo.

La mayor parte de los comentadores críticos ponen a un lado este aparente desacuerdo sugiriendo, de paso, que evidentemente Juan o los sinópticos se equivocaron. Los más conservadores rechazan esta explicación y en su lugar proponen una de varias soluciones posibles para el problema. A fin de poder evaluar en forma inteligente estas soluciones, será necesario estudiar primero las referencias bíblicas y seculares relacionadas con el tiempo y el significado simbólico de la pascua, y los factores cronológicos relacionados con la última cena y la crucifixión.

Fecha de la pascua.

El cordero pascual era degollado en las últimas horas de la tarde del día 14 de Nisán, después del sacrificio regular de la tarde. Se lo comía con panes sin levadura después de la puesta del sol de esa misma noche, en las primeras horas del día 15 de Nisán (Exo. 12: 6-14, 29, 33, 42, 51; 13: 3-7; Núm. 9: 1-5; 33: 3; Deut. 16: 1-7; Josefo, Antigüedades ii. 14. 6; iii. 10. 5; xi. 4. 8; Guerra v. 3. 1; vi. 9. 3; Filón, De septentenario sec. 18; Mishnah Pesahim 5. l). El día 15 del mes de Nisán, un día de reposo ceremonial, era también el comienzo de la fiesta de los panes sin levadura (Exo. 12: 8, 18, 34, 39; Lev. 23: 5-6; Núm. 28: 16-17; Deut. 16: 3-4, 8; Josefo, Antigüedades iii. 10. 5; cf. ii. 15. 2). El día 16 de Nisán, el segundo día de la fiesta, se ofrecía en el templo la gavilla mecida de las primicias (Lev. 23: 10-14; Josefo, Antigüedades iii. 10. 5). Originalmente se empleó el término «pascua» sólo para el día 14 de Nisán, pero en el tiempo de Cristo algunas veces también se empleaba ese nombre para la fiesta de los panes sin levadura. Josefo, Antigüedades ii. 14. 6; xi. 4. 8; xiv. 2.1; xvii. 9. 3; Guerra ii. l. 3; v. 3. 1). Además, pareciera que se empleaba la expresión «fiesta de los panes sin levadura» para referirse a la pascua (Luc. 22: 7; Hech. 12: 3-4; cf. cap. 20: 6).

Las tablas que pretenden dar fechas precisas, computadas según el calendario gregoriano, para cada luna llena de pascua durante el ministerio de nuestro Señor, no proporcionan verdadera ayuda para resolver este problema, pues todas esas tablas se basan en métodos judaicos modernos para computar la fecha de la pascua. A pesar de las declaraciones revestidas de erudición que afirman lo contrario, no se sabe hoy cómo coordinaban los judíos de los días de Cristo el calendario lunar con el año solar. Por lo tanto, es imposible determinar con toda certeza el día de la semana, y aun en algunos casos, el mes en el cual ocurrió la pascua en cualquier año del ministerio de nuestro Señor. Este problema se trata en el t. II, pp. 103-108; t. V, pp. 241-257.

Una curiosa perversión de los datos bíblicos acerca de la fecha de la última cena es la teoría de la crucifixión en miércoles, la cual supone que: (1) la fecha, expresada según el sistema del calendario gregoriano de la luna llena de pascua de la crucifixión, puede determinarse con toda certeza (ver p. 250); (2) que la expresión idiomática hebrea «tres días y tres noches» representa un período de 72 horas completas (ver t. I, p. 191; t. II, pp. 139-140; t. V, pp. 239-242; y (3) que el griego de Mat. 28: 1 (ver allí el comentario) dice que la resurrección ocurrió el sábado de tarde. Esta teoría no tiene el apoyo de una verdadera erudición, y está en completo desacuerdo con el significado bíblico de las expresiones en que se basa. Por lo tanto, es inaceptable.

Algunos han pensado que la expresión «entre las dos tardes» de Exo. 12: 6 se refiere a la puesta del sol con la cual comienza el día 14 de Nisán, o al período entre la puesta del sol y la oscuridad. Aunque algunos comentadores modernos han adoptado esta teoría, un cuidadoso examen de otros pasajes bíblicos, de los escritos de Josefo y de Filón, y del tratado Pesahim (Mishnah Pesahim 4. 1; Pesahim 5. 1, 10; Talmud Pesahim 58a; y otras referencias citadas más arriba) no proporcionan ninguna evidencia clara que lo apoye. Ver, p. 258.

Significado simbólico de la pascua

El cordero pascual prefiguraba a Cristo, «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1: 29). «Porque nuestra pascua, que es Cristo; ya fue sacrificada por nosotros» (1 Cor. 5: 7). Del mismo modo, la gavilla mecida de la fiesta de los panes sin levadura representa a Cristo «resucitado de los muertos;… primicias de los que duermen» (1 Con 15: 20, 23).

La última cena y la crucifixión Las siguientes declaraciones cronológicas aparecen en forma explícita o implícita en el relato evangélico y suelen ser aceptadas en general por los estudiosos de la Biblia:

  1. La crucifixión acaeció en la «preparación para la pascua», es decir, el 14 de Nisán Juan 19: 14; cf. Talmud Pesahim 58a; Sanhedrin 43a; Exo. 12: 6; cf. CS 450).
  2.  La muerte de Cristo ocurrió un día viernes por la tarde (Mar 15: 42 a 16: 2; Luc. 23: 54 a 24: 1; Juan 19: 31, 42; 20: 1), aproximadamente a la hora del sacrificio vespertino (DTG 704-705; cf. CS 450).
  3.  Por lo tanto, en el año de la crucifixión, el día 14 de Nisán, día designado para degollar los corderos pascuales, cayó en viernes; en ese año la preparación, o víspera de la pascua, coincidió con la preparación o víspera del sábado semanal (Juan 19: 14; cf. vers. 31, 42; cap. 20: 1). De este modo, el primer día de reposo ceremonial de la fiesta de los panes sin levadura coincidió con el sábado semanal (Lev. 23: 6-8; cf. Mar 15: 42 a 16: 2; Luc. 23: 5 a 24: 1).
  4. d. La última cena se realizó la noche anterior a la crucifixión (Mat. 26: 17, 20, 26, 34, 47; 27: 1-2, 31; Mar. 14: 12, 16-17; Luc. 22: 7-8,13-15; 522 Juan 13: 2, 4, 30; 14: 31; 18: 1-3, 28; 19: 16; cf. DTG 598; CS 450), es decir, en las primeras horas del día 14 de Nisán (ver t. II, p. 104), esto es, un jueves de noche.
  5. Los relatos de los sinópticos dicen que la última cena fue una cena pascual (Mat. 26: 17, 20; Mar. 14: 12, 16-17; Luc. 22: 7-8, 13-15; cf. DTG 598, 608; CS 450).
  6. El relato de Juan ubica la celebración oficial de la cena pascual 24 horas después de la última cena, y, por lo tanto, el viernes de noche, en las primeras horas del sábado semanal (Juan 18: 28; 19: 14, 31; cf. DTG 719-720), ya en el día 15 de Nisán.
  7. En el momento de la última cena (Juan 13: 1), durante el transcurso del juicio (Mat. 26: 5; Mar. 14: 2; Juan 18: 28; 19: 14; cf. DTG 650, 671) y del camino al Calvario (cf. DTG 691), la celebración oficial de la pascua estaba todavía en el futuro.
  8. Jesús descansó en la tumba el día sábado (Mat. 27: 59 a 28: 1; Mar. 15: 43 a 16: 1; Luc. 23: 54 a 24:1; Juan 19: 38 a 20:1), que correspondió con el 15 de Nisán.
  9. Jesús salió de la tumba temprano el domingo por la mañana, el 16 de Nisán (Mat. 28: 1-6; Mar. 16: 1-6; Luc. 24: 1-6; Juan 20: 1-16; ver com. Mar. 15: 42, 46; cf. CS 450; DTG 729-730).

Posibles soluciones para el problema

 En vista de lo que se acaba de exponer, examinemos el problema de la fecha de la pascua en el año de la crucifixión. Los comentadores conservadores generalmente han procurado resolver el problema apoyándose en una de las cuatro suposiciones que siguen:

  1. Que, al referirse a la última cena, los autores de los sinópticos describen, no la cena pascual, sino una comida ceremonial que la precedió en 24 horas. Según esta presuposición, el 14 de Nisán cayó en viernes el año de la crucifixión, y la pascua de Juan fue la cena oficial de pascua.
  2. Que la «pascua» a la cual se refiere Juan no fue la cena pascual, sino una comida ceremonial relacionada con la fiesta de los panes sin levadura. Según esta idea, el viernes fue el 15 de Nisán, y la última cena, celebrada la noche anterior, fue la celebración de la cena pascual oficial, en el momento debido. Esta explicación es exactamente lo contrario de la anterior.
  3. Que la última cena fue una verdadera cena pascual, como lo dicen los sinópticos, a pesar de que fue celebrada sólo por Jesús y por sus discípulos 24 horas antes de la cena oficial de pascua a la cual Juan hace referencia, momento cuando todos los judíos la celebraban. Según esta idea, el viernes habría sido el 14 de Nisán.
  4. Que, en tiempos de Cristo, diferencias sectarias con referencia al cómputo del calendario, en cuanto a si los días 14 y 16 de Nisán debían correlacionarse con ciertos días de la semana, habían llevado en realidad a la celebración de la pascua en dos días sucesivos, y que había una celebración doble. Según esta teoría, un grupo religioso (los fariseos y otros conservadores) habrían considerado que el 14 de Nisán cayó en jueves el año de la crucifixión y que el otro grupo (los saduceos «betusianos» y otros liberales), habrían considerado que cayó en viernes. Esto supone que Cristo y sus discípulos celebraron la pascua con el primer grupo -la «pascua» de los Evangelios sinópticos- y los dirigentes de los judíos la celebraron a la noche siguiente: la «pascua» de Juan. Esta teoría difiere de la anterior en que, según ella, Cristo y sus discípulos no celebraron solos la pascua.

Quien desee estudiar más a fondo los diversos intentos hechos para armonizar las declaraciones de Juan con las de los evangelistas sinópticos en cuanto a la relación entre el día de la celebración de la última cena y el día de la pascua, podrá dirigirse a las siguientes fuentes: Grace Amadon, «Ancient Jewish Calendation», Journal of Biblical Literature, t. 61, parte 4, 1942, pp. 227-280; C. K. Barrett, The Gospel According to St. John, pp. 39-41; J. H. Bernard, International Critical Commentary, sobre San Juan, t. I, pp. cvi-cviii; D. Chwolson, Das Letzte Passamahl Christi und der Tag Seines Todes; The International Standard Bible Encyclopedia, ed. revisada, art. «Chronology of the New Testament»; J. K. Klausner, Jesus of Nazareth, trad. de Herbert Danby, pp. 326-329; A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, com. Mat. 26: 17; Juan 18: 28; H. L. Strack y Paul Bilierbeck, Kommentar zum Neuen Testament, t. 2, pp. 812-813. (Ver también las notas bibliográficas de las pp. 82, 102, 265.) Para un estudio más completo de los problemas de calendario implicados en la solución de este problema, ver pp. 239-257; también Enciclopedia de la Biblia, Editorial Garriga, art. «Jueves santo» y «Cena, fecha de la última».

Evaluación de las soluciones propuestas

Las cuatro soluciones propuestas pueden evaluarse de la siguiente manera:

  1. El concepto de que la última cena fue una comida ceremonial anterior a la cena regular de pascua supone que en los sinópticos se emplea la palabra «pascua» con un sentido no aceptado comúnmente. Si bien puede admitirse que la palabra «pascua» podría haberse usado en este sentido (p. 520), la evidencia de que disponemos se opone decididamente a que la palabra se emplee con un sentido fuera del acostumbrado: (1) Esta opinión se basa en la conjetura de que posiblemente se hubiera celebrado una comida ceremonial preliminar en los días de Jesús. (2) El sentido más natural y evidente de estos pasajes, dentro de su contexto (ver referencias dadas en la p. 522, párrafo e) lleva a la conclusión de que los autores de los sinópticos en forma repetida y consecuente hablan de la última cena como si fuera «la pascua». (3) La afirmación, tanto de Marcos (cap. 14:12) como de Lucas (cap. 22: 7), de que el día anterior a la última cena era el «primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua» (Mar. 14: 12), parecería descartar por completo que la «pascua» de los sinópticos hubiera sido otra cosa sino una verdadera cena pascual (cf. DTG 598, 602, 608-609; PE 165; CS 450). Es evidente que los discípulos dieron por sentado que el jueves era el día de preparación para la pascua, es decir, el día cuando debía sacrificarse y asarse el cordero pascual (ver p. 521).
  2. La posición de que «la pascua» de Juan 18: 28; 19: 14 era una comida ceremonial relacionada con la fiesta de los panes sin levadura, 24 horas después de la cena pascual oficial, la cual se celebraba el día 15 de Nisán, supone que Juan empleó la palabra «pascua» con un sentido diferente al habitual. En apoyo de esta posición puede señalarse que era habitual en tiempos del NT, como se ve por ejemplo en los escritos de Josefo (ver p. 521), aplicar el nombre pascua a la celebración combinada de la pascua y de la fiesta de los panes sin levadura. Pero, aunque pudiera concederse que Juan pudo haber empleado la palabra «pascua» con este sentido, diferente al habitual (ver p. 521), la evidencia de que disponemos se opone decididamente a que pudiera haberlo hecho en los pasajes citados: (1) No se encuentra ninguna evidencia clara en el NT de que se hubiera empleado la palabra «pascua» con este sentido. (2) El sentido más natural y obvio de las afirmaciones de Juan, tomadas dentro de su contexto, indica que la comida a la cual se refiere el apóstol era la celebración oficial de la pascua, o, al menos, la celebración generalmente así reconocida por los dirigentes judíos. (3) La ansiedad de los dirigentes judíos por concluir el juicio y ejecutar a Jesús inmediatamente antes de la fiesta, a fin de evitar demorar el juicio hasta después de la fiesta, parecería excluir la posibilidad de que la fiesta ya hubiera comenzado (Mat. 26: 3-5; Mar. 14: 1-2; cf. DTG 650). (4) La ley judía, tal como fue más tarde codificada en la Mishnah y en el Talmud, prohibía el juicio en día de fiesta cuando estuviera en juego la pena de muerte (Mishnah Betzah 5. 2; Sanhedrin 4. 1). También prohibía hacer compras tales como las de una mortaja de lino y posiblemente también la de las especias para embalsamar el cuerpo de Jesús (Mar. 15: 46; Luc. 23: 56; sin embargo, ver Mishnah Shabbath 23. 5). La violación de estos reglamentos -si acaso estaban en vigencia en tiempos anteriores, lo cual parece probable, y si se les hacía caso, lo que no puede establecerse (ver la Nota 2)- parecería excluir la posibilidad de que el arresto, el juicio y la crucifixión acaecieron el 15 de Nisán, primer día de la fiesta de los panes sin levadura y día de reposo ceremonial. (5) Los preparativos para embalsamar el cuerpo de Jesús (Luc. 23: 54 a 24: 1), tales como los que hicieron las mujeres el día de la crucifixión, eran considerados como trabajo, y por eso no habrían sido aceptables ni siquiera en un día de reposo ceremonial (Lev. 23: 7; sin embargo, ver Mishnah Shabbath 23. 5). (6) Al ponerse el sol el día de la crucifixión, las mujeres «descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento» (Luc. 23: 56), evidentemente el sábado del cuarto mandamiento. (7) Si, como lo supone esta posición, la crucifixión ocurrió el 15 de Nisán, el primer día de los panes sin levadura, la resurrección habría acaecido el 17 de Nisán, o el tercer día. Pero la presentación de las primicias, símbolo de la resurrección de nuestro Señor, debía ocurrir el segundo día de la fiesta, o sea el 16 de Nisán (Lev. 23: 10-14; 1 Cor. 15: 20, 23; cf. CS 450; DTG 729-730). Según esta posición, la resurrección no habría ocurrido en la fecha que demandaba el símbolo ceremonial de la gavilla mecida. (8) En la literatura judía la designación «preparación de la pascua» (Juan 19: 14) se aplica siempre al 14 de Nisán, nunca al 15, como lo requería esta posición (ver Mishnah Pesahim 4. 1, 5-6). (9) «La pascua fue observada [por los judíos en general] como lo había sido durante siglos [es decir, en las primeras horas del 15 de Nisán (ver p. 521)], mientras que Aquel a quien señalaba, muerto por manos perversas [en las últimas horas del 14 de Nisán], yacía en la tumba de José» (DTG 720; cf. CS 450).
  3. La opinión de que la última cena, aunque fue una verdadera cena pascual, ocurrió 24 horas antes del momento cuando en general los judíos la celebraban, supone que esta práctica era posible. Esta posición, a diferencia de la anterior, toma en consideración el hecho de que la crucifixión ocurrió como cumplimiento del símbolo proporcionado por la muerte del cordero pascual, el 14 de Nisán. Indudablemente era imposible que Jesús comiera el cordero pascual en el momento habitual y a su vez, como verdadero Cordero pascual, fuera inmolado en el momento cuando solían sacrificarse los corderos pascuales. Parecería más importante la sincronización de su muerte con la de los corderos pascuales, que la sincronización de la cena pascual -compartida con los discípulos – con el momento oficial de participar de esa comida (pp. 521-522; CS 450). Por lo tanto, habría comido la cena pascual antes del tiempo designado por lo general para ese acto, si el simbolismo de la muerte del cordero y del ofrecimiento de las primicias habían de cumplirse «no sólo en cuanto al acontecimiento, sino también en cuanto al tiempo» (CS 450). Sin embargo, esta posición también tiene sus dificultades. Es difícil entender cómo Jesús y los discípulos, como única excepción a la regla, pudieran haber celebrado la pascua un día antes de la fecha habitual. Notar que: (1) No hay ninguna evidencia histórica de que alguien hubiera celebrado la pascua anticipadamente. Los corderos pascuales debían sacrificarse en el templo (Mishnah Pesahim 5. 5-7) en un momento específico (ver p. 520), y, hasta donde se sepa, no había ninguna disposición para que se los matara en otro momento sino al atardecer del 14 de Nisán (en Núm. 9: 6-11 aparece una excepción). (2) Evidentemente, los discípulos reconocieron que en ese año de la crucifixión el jueves era el día cuando debían hacerse los preparativos para la pascua (Mat. 26: 17; Luc. 22: 7), y parecían dar por sentado que el jueves al atardecer era el momento apropiado para comer la cena pascual. No sabemos si habían debatido el tema y Jesús les había informado que se haría una excepción y se celebraría la cena pascual el jueves de noche y no el viernes de noche, o si consideraban que era normal celebrarla el jueves de noche. Los autores de los sinópticos no dicen nada que pudiera indicar que era extraordinario que Jesús y los discípulos comieran la pascua el jueves de noche.
  4. El punto de vista de que había una celebración doble de la pascua se basa en diversas conjeturas. La que resulta más fácil de aceptar es la que supone que la «pascua» de los sinópticos era la que celebraban los fariseos y otros judíos conservadores, mientras que la de Juan era la que celebraban los saduceos betusianos y otros que concordaban con su interpretación de las Escrituras. (Se sabe que los saduceos betusianos de los tiempos de Cristo alegaban que el día de reposo de Lev. 23: 11 era el sábado semanal y no un día de reposo ceremonial.) Quienes proponen esta idea, conjeturan que en un año tal como el 31 d. C., cuando, como suponen, el 16 de Nisán normalmente habría caído en el sábado semanal, los saduceos habrían abogado por un reajuste del calendario lunar judío para que el 16 de Nisán cayera en el primer día de la semana. Por supuesto, así podría haberse dado lugar a una doble celebración de la pascua, pero no hay ninguna evidencia de que en realidad tal cosa hubiera ocurrido. Sin embargo, puesto que así tanto la pascua de los sinópticos como la de Juan resultan ocasiones válidas para celebrar la pascua, esta teoría ofrece una posible solución para las afirmaciones aparentemente contradictorias de los diversos escritores evangélicos.

Conclusiones

He aquí otro caso en el cual lo que ignoramos hoy día de las antiguas costumbres judías, parecería ser la causa de que no puedan armonizarse las declaraciones aparentemente contradictorias de los sinópticos con las de Juan. Sin embargo, apoyándose en toda la evidencia disponible, pero sin aceptar ninguna de estas cuatro explicaciones presentadas, este Comentario sugiere la posibilidad de la siguiente secuencia de los acontecimientos relacionados con la última cena, la crucifixión y la pascua:

  1. Que en el año de la crucifixión -como resultado de una controversia entre elementos liberales y conservadores del judaísmo, o por otras circunstancias que hoy se desconocen- puede haber habido una doble celebración de la pascua.
  2. Que, juntamente con otros judíos conservadores, Cristo y los discípulos celebraron la última cena el jueves de noche, durante las primeras horas de lo que era oficialmente el 14 de Nisán, y que la última cena fue la verdadera celebración de la pascua.
  3. Que Jesús murió en la cruz aproximadamente a la hora del sacrificio vespertino, cuando se sacrificaban los corderos pascuales, el viernes, 14 de Nisán.
  4. Que en el año de la crucifixión la celebración oficial de la pascua se realizó el viernes de noche, después de la crucifixión.
  5. Que Jesús descansó en la tumba el día sábado, lo cual en ese año coincidió con el día de reposo ceremonial del 15 de Nisán, primer día de la fiesta de los panes sin levadura.
  6. Que Jesús resucitó de la tumba temprano por la mañana del domingo 16 de Nisán, el día cuando se presentaba en el templo la gavilla mecida, símbolo de la resurrección.

Felizmente, no es necesario resolver este problema a fin de recibir la salvación que nos es ofrecida por medio de Cristo, nuestra pascua, quien fue sacrificado por nosotros (1 Cor. 5: 7).

Nota 2

Los dirigentes de la nación ya habían decidido lo que habían de hacer con Cristo. Ahora sólo les faltaba una prueba aceptable para justificar su acción. Habían decidido irrevocablemente que lo condenarían a muerte, pero no sabían cómo hacerlo y al mismo tiempo mantener la apariencia de legalidad. Cuando se reunió el consejo, los dirigentes estaban tensos, temerosos de que fracasara su perverso plan. Tenían miedo: (1) de que el pueblo, que cada vez más estaba poniéndose del lado de Jesús y en contra de ellos (Juan 12: 19), tratara de rescatarlo; (2) que si se demoraban en finiquitar el caso, sobre todo si esperaban hasta después de la pascua, se produciría una irresistible reacción pública en favor de Jesús; (3) que algunos de entre ellos hablaran en defensa de Jesús, como lo habían hecho en ocasiones anteriores (ver com. Mat. 26: 66), y demandaran que se hiciera justicia; (4) que, a pesar de todos sus esfuerzos, fracasarían en su propósito de condenar a Jesús; (5) que Caifás no pudiera continuar con el proceso hasta completarlo; (6) que se intentara examinar la naturaleza de los milagros que Jesús había realizado en sábado; (7) que Jesús pudiera reavivar los enconados prejuicios de los fariseos y de los saduceos, y así dividiera el concilio, como lo hizo Pablo en una ocasión posterior (Hech. 23: 6-10), haciendo imposible el proceso jurídico; (8) que Jesús revelara aspectos desfavorables de la vida privada de ellos y que hiciera ver los medios ilegales que estaban empleando para enjuiciarlo. Además, a medida que transcurría el juicio, Jesús también les dio razón de sentir un temor mortal ante el gran día del juicio final. Ver DTG 647-655.

A fin de condenar y ejecutar a Jesús debían darse dos pasos fundamentales: (1) el juicio religioso ante el sanedrín (ver com. vers. 57), para que la condenación pudiera parecer justificada apoyándose en la ley judía, y (2) el juicio civil ante Pilato (ver com. vers. 57), para conseguir la aprobación romana para la ejecución de la sentencia de muerte. La acusación contra Jesús preferida por el sanedrín, y por la cual fue condenado a muerte, era la de blasfemia; específicamente se lo acusó de haber dicho ser Hijo de Dios. Ante las autoridades romanas, la acusación preferida era la de sedición e insurrección. Hubo en total siete etapas en el juicio (DTG 708), cuatro ante autoridades religiosas y tres ante autoridades civiles. El propósito, la naturaleza, y el resultado de cada una de estas siete audiencias fueron los siguientes:

  1. Audiencia preliminar ante Anás.

(Ver. com. Juan 18: 13-24; cf. DTG 647-651.) Anás (ver com. Luc. 3: 2) había sido sumo sacerdote desde el año 7 hasta el año 14 d. C. Era honrado y respetado como el mayor estadista de la nación y «se buscaban y ejecutaban sus consejos como voz de Dios» (DTG 647). Por causa de la popularidad que Jesús tenía con el pueblo, se consideró que era necesario conservar la apariencia de legalidad en su juicio. El sanedrín ya había decidido aniquilar a Jesús (Juan 5: 16, 18; 7: 19; 8: 37, 40; 11: 53; cf. Mat. 12: 14; Mar. 3: 6; Juan 10: 31, 39), pero, después de intentarlo por espacio de dos años (DTG 184, 648), todavía no había podido formular un plan para llevar a cabo su propósito. Por lo tanto, se consideró conveniente que Anás interrogara personalmente a Jesús a fin de conseguir, de ser posible, acusaciones que pudieran condenarlo. Esta audiencia preliminar pudo realizarse aproximadamente entre la una y las dos de la madrugada del viernes. Anás fracasó completamente y fue silenciado por la incisiva lógica de la respuesta de Jesús (Juan 18: 23; DTG 649).

  •  Audiencia preliminar ante Anás y Caifás

(Ver DTG 650, 708.) Después de haber prendido a Jesús, Anás y Caifás convocaron a un grupo cuidadosamente escogido de miembros del sanedrín (ver com. vers. 59) para celebrar inmediatamente una sesión, con la esperanza de poder condenar a Jesús antes de que sus amigos pudieran hablar en su favor y antes de que el peso de la opinión pública pudiera contrapesar su decisión de eliminarlo. Según DTG 650-651, mientras se reunían los miembros escogidos del sanedrín, Anás y Caifás hicieron un segundo intento por obtener de Jesús alguna prueba condenatoria que pudiera emplearse en el juicio, pero no tuvieron éxito. Como sumo sacerdote, Caifás era presidente ex oficio del sanedrín, y por lo tanto debería presidir en el juicio, pero su relativa falta de experiencia (DTG 647) suscitó temores de que no pudiera llevar el juicio hasta una decisión. Los evangelistas no mencionan este segundo interrogatorio informal, anterior al primer juicio ante el sanedrín, el cual pudo haber ocurrido aproximadamente entre las dos y las tres de la madrugada (DTG 650).

    3.     juicio nocturno ante el sanedrín

 Ver com. cap. 26: 57-75; cf. DTG 650-662.) Según la ley judía, el tribunal debía juzgar durante el día los casos en los cuales estuviera en juego una sentencia de muerte. La Mishnah dice lo siguiente: «Los pleitos civiles se juzgan de día, y se concluyen de noche; pero las condenas capitales deben decidirse de día y concluirse de día» (Sanhedrin 4. 1). Los dirigentes temían que el pueblo intentara rescatar a Jesús si él permanecía bajo la custodia de ellos. Recordaban también que varios intentos anteriores para aniquilar a Jesús habían sido desbaratados por ciertos miembros influyentes del sanedrín (ver com. vers. 66). Por lo tanto, decidieron resolver el caso entregando a Jesús para que lo encarcelaran los romanos antes de que alguien pudiera tener la oportunidad de hablar en defensa de él. Este juicio ocurrió aproximadamente entre las tres y las cuatro de la madrugada. En esta época del año, en la latitud de Jerusalén, comienza a amanecer en torno de las cuatro de la mañana y el sol sale como a las 5: 30. Este juicio dio por resultado un veredicto unánime de muerte (ver com. vers. 66), pero el veredicto debía confirmarse a la luz del día a fin de ser legal (ver la declaración de Sanhedrin 4. 1 citada más arriba).

     4.     juicio diurno ante el sanedrín

(Ver com. Luc. 22: 66-71; cf. DTG 661-662.) La ley judía prohibía que se realizaran juicios nocturnos en aquellos casos en los cuales pudiera aplicarse la pena de muerte. En ninguna circunstancia podía pronunciarse sentencia de muerte por la noche (ver com. N.° 3). Por lo tanto, a fin de preservar la apariencia de legalidad, la decisión unánime tomada por el sanedrín en la noche debía reafirmarse a la luz del día. Esto lo hizo el sanedrín cuando volvió a reunirse poco después de la salida del sol. Condenaron a Jesús como digno de muerte y dispusieron entregarlo a las autoridades romanas para que fuera ejecutado.

     5.      Primer juicio ante Pilato

(Ver com. Luc. 23: 1-5; Juan 18: 28-38; cf. DTG 671, 676.) Pilato fue despertado temprano por la mañana, quizá como a las seis o poco después. Mientras investigaba los hechos pertinentes, se convenció de la inocencia de Jesús. De no haber sido por la evidente animosidad de los judíos, lo habría liberado. Al enterarse de que Jesús era de Galilea, lo envió a Herodes Antipas, quien estaba en ese momento en Jerusalén, quizá con motivo de la celebración de la pascua.

     6.      Interrogatorio ante Herodes Antipas

(Ver com. Luc. 23: 6-12; cf. DTG 676-679.) Si bien el arresto había ocurrido en Jerusalén, Jesús era galileo, y Herodes Antipas, como rey de Galilea y de Perea -aunque títere de los romanos (ver com. Luc. 3: 1-2)-, podía oír la acusación y dar una sentencia. Estaba convencido de que Jesús era inocente, y en un primer momento quiso libertarlo, pero no dictó sentencia y lo devolvió a Pilato. Esta interrogación ocurrió tal vez en torno de las siete del viernes de mañana.

    7.      Segundo juicio ante Pilato

(Ver com. Mat. 27: 15-31; Juan 18: 39 a 19: 16; cf. DTG 679-689.) Pilato -gobernador romano de Judea y de Samaria- buscó diversos medios para liberar a Jesús, pero no pudo hacerlo. Cuando los judíos amenazaron con presentar ante las autoridades de Roma su manera de encauzar el juicio, Pilato cedió ante la demanda de ellos de que crucificara a Jesús. Es probable que este juicio hubiera comenzado en torno de las ocho y hubiera terminado antes de las nueve de la mañana (Mar. 15: 25).

Diversos aspectos de los procedimientos judiciales en contra de Cristo contravenían a la ley judía, tal como fue codificada más tarde en la Mishnah, que es una colección de la  tradición oral judía hecha hacia fines del siglo II d. C. Ciertas secciones de esta colección reflejan una tradición posterior a la de los días de Jesús. Pero en la medida que varias de estas leyes estaban en vigencia en tiempos de Jesús, su violación representa una perversión de la justicia en la forma de conducir el juicio de Jesús.

Presentamos a continuación una lista parcial de leyes judiciales de la Mishnah:

  1. Las acusaciones que pudieran implicar el pronunciamiento de una pena de muerte debían juzgarse de día (Sanhedrin 4. 1; DTG 656).
  2. La sentencia de muerte debía pronunciarse de día: «Las penas de muerte deben tratarse de día y concluirse de día» (Sanhedrin 4. 1).
  3. Un veredicto desfavorable en un juicio de pena capital debía postergarse hasta el día siguiente de haberse escuchado todas las pruebas. «Puede concluirse un juicio de pena de muerte el mismo día si el veredicto es favorable, pero sólo al día siguiente si el veredicto es desfavorable» (Ibíd.).
  4. Por cuanto un veredicto desfavorable en un caso de pena capital debía postergarse hasta el día después de haber terminado la audiencia, no podía juzgarse tal caso en viernes o en un día anterior a una fiesta religiosa. «Por lo tanto, no se realizan juicios en víspera de sábado o de fiesta» (Ibíd.).
  5. Los testigos que presentaran testimonios contradictorios debían ser descalificados y su testimonio era rechazado. Si los testigos «se contradicen… su evidencia es nula» (Id. 5. 2).
  6. La acusación de blasfemia, base para que Caifás demandara pena de muerte (vers. 65-66), no tenía validez. Según la Mishnah Sanhedrin 7. 5, «quien blasfema es castigado sólo si pronuncia el Nombre [divino]«; es decir, si decía el nombre Yahweh (Jehová), y el castigo por la blasfemia era la horca (Id. 6. 4), o el apedreamiento (Id. 7. 4). Jesús no pronunció el sagrado nombre de Dios (ver com. vers. 64).
  7. Por lo menos en el caso de una persona condenada a morir apedreada, se daba toda oportunidad posible para que alguien testificara en su favor. «Se ubicaba un hombre en la puerta del tribunal con una bandera en la mano, y un jinete a cierta distancia, pero todavía a la vista del anterior. Entonces, si uno decía: ´Tengo algo [más] que decir en su favor’, [el que estaba en la puerta del tribunal] agitaba la bandera y el jinete corría y los detenía. Aun si el acusado mismo decía: ‘Tengo algo que alegar en mi propia defensa’ se lo traía de vuelta, hasta cuatro o cinco veces, siempre que hubiera base para su afirmación. Si entonces resultaba inocente, lo liberaban; de lo contrario, salía para ser apedreado. Y un heraldo lo precedía [pregonando]: ‘Fulano de tal, hijo de fulano de tal, va a ser apedreado porque cometió tal y tal falta, y fulano y zutano son sus testigos. Cualquiera que sepa algo en su favor, que venga y lo declare’» (Ibíd. 6. 1). Evidentemente, en el juicio de Jesús no se tomaron en cuenta estas disposiciones. No hay excusa para que no se hubiera convocado a testigos defensores.

Otras infracciones del código penal judío en el juicio de Jesús fueron:

  1. El juicio ante un grupo de jueces escogidos debido a su prejuicio contra el acusado, con la exclusión premeditada de miembros que simpatizaban con él (cf. DTG 648, 657).
  2. El haberlo tratado como a un criminal condenado antes de que fuera juzgado legalmente y declarado culpable (cf. DTG 650, 657). Según la ley judía, se consideraba inocente a una persona mientras no se comprobara su culpabilidad (DTG 648). «Los juicios civiles pueden iniciarse para absolución o para condenación; las acusaciones en que está implicada la pena capital pueden iniciarse para absolución, pero no para condenación» (Sanhedrin 4. 1).
  3. La sentencia de muerte basada en el propio testimonio de Jesús (DTG 662).

Comentario Bíblico Adventista, Tomo 5, páginas 520-527

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