Los 12 jueces de Israel

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Juez (heb. pelîlîm [del verbo pâlal, “juzgar”, “decidir”, “opinar”]; shôfêt [participio activo del verbo shâfat, “juzgar”], “el que juzga”; gr. dikastes, krites).

La palabra shôfêt (Exo 2:14; 18:13-26; Deu 16:18) fue tomada por los hebreos de los cananeos, y designa a alguien que dirime una cuestión según la justicia (aunque más bien es un apreciador en sus actuaciones, y su acción es más arbitraje que una sentencia judicial; este, sentido tendrí­a la recomendación de Pablo en 1Co 6:1-6).

Poco después que Israel salió de Egipto, Moisés, por consejo de su suegro Jetro, designó hombres que actuaran como jueces y gobernantes sobre grupos de 10, 50, 100 y 1.000, un sistema aproximadamente similar a nuestros juzgados actuales (Exo 18:13-26). Estos hombres debí­an actuar con rectitud, sin temores y sin parcialidad (Deut 1:16, 17), mediante el código de leyes como norma para juzgar que Dios dio a Moisés (Exo_20-23; Lev_18-20; etc.).

Al establecerse en Canaán, los israelitas debí­an designar jueces y funcionarios en todos sus pueblos (Deu 16:18-20; 17:8-12). Después del establecimiento del reino, el rey llegó a ser el juez principal en asuntos civiles (1Reyes 3:9; 7:7; cf 1Sa 8:5). David designó levitas como jueces (1Crón 23:4; 26:29), y Josafat mejoró el sistema judicial en Judá, designó jueces en todas las ciudades fortificadas y estableció una suprema corte en Jerusalén, que en todo lo religioso lo presidí­a el sacerdote principal, y en lo civil, el prí­ncipe de Judá (2 Crón. 19:8, 11 ).

 En un sentido especial, el término “juez” se aplica a los magistrados que Gobernaron Israel en el perí­odo entre Josué y el establecimiento de la monarquí­a. Por causa de la idolatrí­a, el Señor permití­a que diversos enemigos oprimieran a Israel por un tiempo (Juec 2:14). Cuando clamaban a Dios como resultado de sus dificultades, él suscitaba jueces (v 18) que los libraban y los juzgaban (2:16; cf 10:2).

De este modo, el perí­odo de los jueces se caracterizó por la alternancia de apostasí­a con servidumbre y de arrepentimiento con liberación; siempre se repetí­a el esquema de apostasí­a, declinación y opresión. Estos jueces no gobernaron en sucesión ininterrumpida, sino que aparecieron esporádicamente, a veces en forma contemporánea en diferentes partes del paí­s; es decir, mientras algunos de los jueces gobernaban la nación entera, otros serví­an sólo a una tribu o a un grupo de ellas.

Uno de los grandes temas de Salmos es la función de Dios como juez supremo (Sal 7:8, 11; 9:8; 58:11; 82:1; 96:13). Los hombres a menudo apelaron a Dios cuando sentí­an que sufrí­an injusticias de mano de los hombres (Sal 35:24-43:1). En definitiva, Dios será el juez final y su juicio satisfará todas las demandas de la justicia (Eze 33:20; 2 Tit 4:1; Apoc. 19:2). El ha designado un dí­a en que ha de juzgar al mundo) con justicia (Hech. 17:31). La base del justo juicio de Dios será, en cada caso, la evidencia de la vida de cada persona juzgada (Ecles. 12:14; Luc 19:22; Rom 2:12, 27, 14:10; 2Cor 5:10; Apoc. 20:12, 13).

Los redactores del libro de los Jueces les dieron este tí­tulo a los libertadores y héroes del pueblo, por lo que se les llama j. de Israel. Se ha hecho distinción entre j. mayores y menores, la cual no la hace el texto del libro de los Jueces Mayores, porque su vida está relatada más extensa y detalladamente, además de que son personajes suscitados, elegidos, por Dios para librar al pueblo de alguna opresión extranjera; son héroes y salvadores a quienes sigue el pueblo, y son presentados como si hubiesen juzgado a Israel. Los J. llamados mayores son: Débora, Ehúd, Gedeón, Jefté, Otoniel, Samgar y Sansón. De los menores, Tolá, Yaí­r, Ibzán, Elón, Abdón, se habla solamente de su origen, de sus familias, de su muerte y sepultura, del tiempo que permanecieron en el ejercicio de su judicatura. Total 12 jueces juzgaron en Israel.

1-Débora (heb. Debôrâh, “abeja” o “avispa”) Profetisa que juzgó a Israel en un lugar llamado “la palmera de Débora”, en la zona montañosa de Efraí­n entre Rama y Betel (Juec. 4:5). Después de la larga opresión del rey de Hazor, Débora llamó a Barac y le encomendó la misión de liberar a Israel del yugo extranjero. Acompañó al ejército a la batalla y más tarde, con Barac, compuso un himno de victoria (Juec. 4:4-10; 5:1-31). Por lo general, este “Canto de Débora”, un magní­fico poema hebreo, es considerado uno de los ejemplos más antiguos de la literatura poética israelita. En su estructura muestra un estrecho paralelismo con los antiguos textos poéticos cananeos de Ugarit.

2-Ehud (heb., †™ehudh, unión). Juez de los israelitas, benjamita, hijo de Gera. Un zurdo que mató a Eglón, rey de Moab y organizó a los israelitas en contra de los moabitas. Sometieron a estos enemigos y la tierra tuvo paz por 80 años hasta que Ehud murió (Juec.  3:15-30).

3-Gedeón (heb. Gidôn, “leñador [talador]”, “picapedrero” o “guerrero”; gr. Gedeon). Juez y libertador de los hebreos, hijo de Joás de la familia de Abiezer, que viví­a en Ofra, Manasés occidental (Jdg 6:11). (heb., Gidh†™on, leñador o talador). Hijo de Joás, abiezerita (Juec.  6:11) que vivió en Ofra, no lejos del monte Gerizim. El registro de Gedeón se encuentra en Juec.  6:1— Juec.  9:6. Un fuego sobrenatural que consumió el sacrificio de Gedeón (Juec.  6:17-23) testificó del hecho de que el mensajero que llamó a Gedeón a liderar a Israel era de Dios.

Gedeón respondió al llamado y, con varios amigos, derribó el altar de Baal y cortó la arboleda sagrada que lo rodeaba. Erigió en su lugar un altar nuevo, llamándolo Jehovah-salom, †œEl Señor es Paz (Juec. 6:24). Los seguidores de Baal quisieron matarlo pero su padre intervino. En lugar de la muerte, le dieron un nuevo nombre, Jerobaal, o †contienda Baal contra él (Juec. 6:28-32). Gedeón entonces hizo un llamado a las tribus vecinas para luchar en contra de los madianitas. Habiendo reunido una hueste formidable, buscó confirmación de su tarea y así­ realizó la famosa prueba del vellón (Juec.  6:36-40; comparar Juec.  7:9-14). Para evitar la jactancia humana, Dios redujo la fuerza de Gedeón de 32.000 hombres a 300 (Juec.  7:1-8).

El ataque nocturno de Gedeón con 3 grupos de 100 cada uno sorprendió a los madianitas dormidos, que se mataron entre ellos en su retirada (Juec.  7:15-22). El territorio fue liberado hasta el Jordán (Juec. 7:22-23; Juec.  8:1-21). Cuando el pueblo quiso nombrarlo rey, Gedeón se negó. Sirvió 40 años como juez (Juec.  8:28) y tuvo 71 hijos (Juec.  8:30). Uno, Abimelec, por una concubina de Siquem (Juec. 8:31), destruyó a 69 de ellos; Jotán se escapó escondiéndose (Juec. 9:1-6).

4-Jefté (heb. Yiftaj, “él abre [abrirá]”; gr. Ieftháe). Juez de Israel, uno de los principales (Juec.  11:1-12:7). Era galaadita en un doble sentido: 1. Era natural de Galaad. 2. El nombre de su padre fue Galaad. Por cuanto fue un hijo ilegí­timo, sus hermanos, que habrí­an pertenecido a los ancianos de Galaad, lo expulsaron de su casa y lo obligaron a huir a la tierra de Tob,* quizás hacia el noreste, donde vivió como jefe de una banda de otros expulsados (Juec. 11:1-3). Quizás atacaban a las caravanas o exigí­an el pago de una suma de dinero a cambio de protección para cruzar sin peligro la región que esta banda controlaba. El hecho de que más tarde fue llamado a ser un lí­der guerrero de las tribus de Transjordania demuestra que habí­a ganado fama en asuntos militares. Durante el exilio de Jefté, los amonitas invadieron el territorio israelita, lo ocuparon y oprimieron a sus habitantes por muchos años. Finalmente, los hebreos orientales llamaron a Jefté y lo pusieron como juez y general sobre ellos para que los liberara de los amonitas Juec. 11:4-11). Invitó a los efraimitas para ayudarle, pero parece no haber obtenido respuesta (12:2). Intentó negociar con los amonitas para inducirles a terminar su ocupación ilegal del territorio israelita. Sus esfuerzos fracasaron; de modo que comenzó la acción militar que concluyó con la derrota de los amonitas y la recuperación de las regiones sometidas (11:12-27). Antes de la batalla, imprudentemente hizo un voto de que si obtení­a la victoria ofrecerí­a como holocausto al Señor el primer miembro de su clan que saliera a recibirlo (vs 30, 31). Al volver victorioso, se entristeció mucho cuando le salió al encuentro su única hija. De acuerdo con la narración, “hizo de ella conforme al voto que habí­a hecho” (vs 34-40), aunque algunos comentadores intentan explicar que sencillamente la dedicó a virginidad perpetua. Jefté tuvo dificultades con los efraimitas, que se quejaron de que los habí­a pasado por alto cuando se preparaba para la campaña contra los amonitas. Les demostró que no, pero se desató una guerra civil entre Efraí­n y las tribus transjordanas. Jefté otra vez obtuvo la victoria (Juec.  12:1-6). Juzgó a Israel durante 6 años (v 7). Samuel lo menciona como prueba de la fidelidad de Dios al enviar libertadores a Israel en el momento apropiado (1Sam 12:11). En Heb 11:32 se alaba a Jefté como un hombre de fe. Era hijo de una prostituta.

5-Otoniel (heb. Othnî’êl, tal vez “el león [poderoso] de Yahweh” o “Yahweh es mi fuerza”). Hijo de Cenez y hermano menor o sobrino de Caleb (Jos 15:17; Juec.  1:13; 1Crón. 4:13). Se distinguió por capturar el pueblo de Debir (o Quiriat-sefer) en Judá de manos de los cananeos. Como recompensa recibió a Acsa, la hija de Caleb, que habí­a sido prometida a quien conquistara esa ciudad (Jos 15:15-17; Juec.:11-13). Su valor fue demostrado una vez más cuando derrotó a Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, quien habí­a oprimido a los israelitas durante 8 años. Su victoria produjo 40 años de paz en el paí­s; fue el 1ro. de los jueces (Juec. 3:8-11). El primero de los jueces de Israel.

6-Samgar (heb. Shamgar, tal vez “copero” o “fugaz”; horeo Shimgari, “[el dios] Shimike lo ha dado”, que aparece en los textos cuneiformes). Probable nombre horeo para el hijo de Anat (Juec.  3:31). A juzgar por este nombre, Samgar pudo ser horeo, aunque el nombre de su padre es semita (habí­a una diosa cananea que llevaba el nombre de Anat), de manera que es válida la conclusión de que su padre era cananeo, o incluso israelita. Samgar luchó contra los filisteos y él solo dio muerte a 600 de ellos. Sus esfuerzos libraron a Israel de ellos, y permitieron que los caminos, que habí­an estado bajo el control de los opresores, pudieran ser transitados libremente por los hebreos (3:31; 5:6). No se le da el tí­tulo de juez, y no hay indicación alguna de que los israelitas lo hayan considerado así­, a pesar de que los liberó de la opresión.

7-Sansón (heb. Shimshôn, “semejante al sol”, “fuerte” o “hijo del pavor”; gr. Sampson). Algunos entienden que el nombre se deriva de shemesh, “sol”, con una desinencia diminutivo que le da el sentido de “solecito”; otros lo relacionan con el verbo shâmam, “destruir”, y argumentan que Sansón significa “destructor”. Josefo afirma que quiere decir “el fuerte”, pues lo deriva de shâmên, “gordo”, “robusto”. Héroe del perí­odo final de los jueces y quien llevó a cabo hazañas -las que revelan que poseí­a una fortaleza sobrehumana- durante la opresión filistea sobre Judá y Dan, poco antes de que Saúl llegara a ser rey de Israel. Aunque se le da el tí­tulo de “juez”, es tan diferente en carácter y actividades de los otros jueces que difí­cilmente se lo pueda comparar con los lí­deres mayores (Otoniel, Aod, Barac, Gedeón, Jefté) o con los menores (Tola, Jair, lbzán, Elón, Abdón). Poseí­a una fortaleza singular, mediante la cual llevaba a cabo hechos heroicos de extraordinario valor. Si su carácter moral hubiera estado a la altura de su fortaleza fí­sica, Dios lo habrí­a usado poderosamente para librar a su pueblo. Como consecuencia de su debilidad moral, fracasó y no cumplió plenamente la obra que Dios le habí­a encomendado, y finalmente murió en cautiverio y sumido en la ignominia. Un ángel le anunció el nacimiento de Sansón a su madre, que era estéril, y al mismo tiempo le dio instrucciones con respecto a cómo debí­a criarlo y cuál serí­a la tarea que llevarí­a a cabo su hijo. Tení­a que ser nazareo,* y por eso se debí­a someter a ciertas restricciones (Juec. _13). La familia de Sansón pertenecí­a a la tribu de Dan y viví­a en Zora (v 2), en la región del valle, no lejos de donde moraban los filisteos. De allí­ que probablemente haya experimentado la dureza del opresor dominio de estos. Los hechos de Sansón que aparecen registrados se pueden dividir en 5 episodios, pero es necesario recordar que no toda su vida ni todos sus actos de heroí­smo aparecen en la Biblia. 1. Después que Sansón, bajo la influencia del Espí­ritu de Dios, hubo llevado a cabo definidos actos de heroí­smo (Juec.  13:25), se enamoró de una joven filistea de Timnat y se casó con ella. En la fiesta de bodas les presentó a sus huéspedes filisteos un acertijo que se basaba en la experiencia tenida con un león, al que habí­a dado muerte. La incapacidad de estos para resolver el acertijo produjo una cantidad de complicaciones que desembocaron en su total enemistad con ellos. Más tarde entregaron a su esposa a otro hombre y él se vengó incendiando algunos campos y olivares enemigos. Cuando tomaron represalias quemando a su esposa y al padre de ella, Sansón dio muerte a muchos filisteos (14:1-15:8). Luego Sansón encontró refugio en la “peña de Etam”. Mientras se encontraba allí­ los filisteos invadieron Judá para vengarse de él. Temerosos de ellos, 3.000 habitantes de Judá fueron a buscar a Sansón para entregarlo a sus enemigos, y él convino con ellos para que lo ataran con ese fin. Pero cuando lo llevaron ante los filisteos, el Espí­ritu del Señor descendió sobre él y, después de romper las cuerdas con que lo habí­an atado, dio muerte a 1.000 de ellos y los demás huyeron. Cuando terminó la matanza estaba tan sediento que tuvo miedo de morir, pero Dios respondió su oración y milagrosamente le proporcionó agua. Luego de este incidente su pueblo lo nombró juez (Juec. 15:9-20). 3. El siguiente acontecimiento que se registra lo presenta de nuevo como esclavo de sus inclinaciones carnales. Se fue a la fortaleza filistea de Gaza a visitar a una prostituta, poniéndose de este modo en manos de sus enemigos, quienes decidieron vengarse de él. Pero Sansón se fue de la casa de la mujer a medianoche, y cuando se encontró con la puerta cerrada de la ciudad, la arrancó de sus goznes y la llevó a la cima de la colina que se hallaba en dirección de Hebrón (Juec.  16:1-3). 4. Una vez más sus pasiones se adueñaron de él. Se enamoró de Dalila, una mujer del valle de Sorec. Al enterarse de esto, los filisteos le ofrecieron a ella una gran suma de dinero si averiguaba cuál era el secreto de su fuerza. Fallaron en 3 intentos para apoderarse de él, porque Sansón le dio a la mujer explicaciones engañosas acerca de su fortaleza sobrenatural y de cómo se lo podrí­a debilitar. Pero finalmente cedió, y le reveló que su largo cabello, sí­mbolo de su fuerza, nunca habí­a sido cortado. Mientras dormí­a, Dalila se lo cortó y su fortaleza lo abandonó. Los filisteos lo capturaron, le sacaron los ojos y lo encerraron en la cárcel de Gaza Juec. 16:4-21), donde lo pusieron a moler granos en un molino,* para que así­ llevara a cabo la humillante tarea de un esclavo. 5. En ocasión de una gran fiesta filistea que se celebró en Gaza para ofrecer sacrificios al dios Dagón, trajeron a Sansón para exhibirlo en público en el templo. Este se encontraba lleno de gente y unos 3.000 más estaban en la terraza. Aparentemente Sansón conocí­a el edificio, porque habí­a estado en Gaza antes. Aferrándose de las 2 columnas centrales que sostení­an el techo, oró a Dios y pidió que le diera la fuerza necesaria para vengarse de la humillación sufrida a manos de los filisteos. Recurriendo a toda su fuerza, sacó las columnas de sus fundamentos, con el resultado de que el techo, sobrecargado, se derrumbó, dando muerte a una gran cantidad de los que estaban en la terraza, y sepultando a Sansón y a la mayor parte de los que se encontraban reunidos en el templo (Juec. 6:22-30). Sus parientes vinieron después, reclamaron el cadáver y lo sepultaron en la tumba de su padre, cerca de Zora. Juzgó a Israel c 20 años (v 31). A pesar de sus graves defectos, Sansón figura entre los grandes héroes de la fe del NT (Heb 11:32), posiblemente porque al final fue consciente de su total dependencia de Dios, a quien invocó en su último acto de valor. Su muerte no deberí­a considerarse suicidio, sino un acto de sacrificio propio llevado a cabo en cumplimiento de su vocación. Así­, la historia de Sansón no sólo nos presenta a un instrumento escogido por Dios, cuyas complacencias, debilidades y pasiones imposibilitaron el cumplimiento de su misión, sino que también nos proporciona valiosa información con respecto a las costumbres de la época de los jueces, de la cual sabrí­amos muy poco si no fuera por esto. Nos enteramos, por ejemplo, que las fiestas relacionadas con los ritos nupciales duraban varios dí­as; que en tales ocasiones a veces se proponí­an acertijos a los invitados; que el padre le entregaba la novia al novio; y que se daba a otro hombre la esposa rechazada por su marido. Este relato también arroja alguna luz acerca de cómo se castigaban los crí­menes y cómo se trataba a los encarcelados.

8-Tola (heb. Tôlâ, [gusano] “carmesí­”). Uno de los así­ llamados jueces menores, quien juzgó a Israel durante 23 años. Poco se sabe acerca de él, porque el relato bí­blico sólo nos dice que era hijo de Fúa, de la tribu de Isacar, y que vivió y murió en Samir, en la región de las colinas de Efraí­n (Juec.  10:1, 2).

9-Jair (heb. Yâ’îr [1, 2. 4], “él ilumina [ilustra]”; acad. Ya’îru; heb. Yâîr [3], “él levanta” o “bosque”; también aparece en antiguo sudar.).  Galaadita que juzgó a Israel durante 22 años. Tuvo 30 hijos que puso como administradores sobre 30 aldeas de Jair. Pudo haber sido un descendiente directo de Jair 2, y por ello haber tenido algunos derechos sobre estas comunidades (Juec.  10:3-5).

10-Ibzán (heb. Ibtsân, tal vez “ilustre”). Juez que rigió Israel durante 7 años. Era nativo de Belén de Zabulón, una ciudad a unos 11 km al oeste noroeste de Nazaret. Tuvo 30 hijos y 30 hijas (Juec. 12:8-10). Nada más se sabe de él. 

11-Elón (heb. ‘Klôn, “terebinto [encina, roble]”). Zabulonita que juzgó Israel durante 10 años. Fue sepultado en Ajalón, en la tierra de Zabulón (Juec. 12:11, 12).

12-Abdón (heb. Abdôn, posiblemente “servil” o “servicio”). Hombre de Piratón de Efraí­n. Juzgó a Israel durante 8 años. Nada se registra de su perí­odo como juez, pero se menciona que tuvo 40 hijos y 30 nietos que montaban sobre 70 asnos (Juec.  12:13-15). Los caballos todaví­a no eran muy comunes en Israel. 

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