JESÚS Y EL VINO

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En el ejemplar N° 81 del ENDTIME ISSUES empezamos una serie de estudios bíblicos diseñados para clarificar las enseñanzas Bíblicas con respecto al uso de bebidas alcohólicas. Yo siento que éste es un tema oportuno y urgente que necesita ser enfrentado porque el uso de bebidas alcohólicos cuesta a la sociedad norteamericana más de $117 mil millones de dólares por año y reclama por lo menos 100,000 vidas norteamericanas por año, 25 veces tanto como todas las drogas ilegales combinadas. El problema es igualmente serio en la mayoría de los países.

El costo real humano del alcohol transciende las figuras estadísticas de dólares, invalideces y muerte. Nadie puede contar el costo real del alcohol en nuestra sociedad por lo que se refiere a niños retardados, violencia en la casa, abuso de niños y cónyuge, divorcio, violación, robos, asesinatos, enfermedad y muerte.

En nuestra propia iglesia Adventista del Séptimo día, por largo tiempo conocida como campeón de temperancia y abstinencia, el consumo de alcohol está aumentando firmemente. He tomado conciencia de esta tendencia por cosas tales como: frecuentes peticiones de ayuda de parte de pastores y miembros que enfrentan problemas de bebida en sus propias congregaciones; estudios publicados en nuestro periódico de la iglesia , la Revista Adventista, indicando que 58 por ciento de la juventud Adventista está experimentando con el alcohol y 17 por ciento de estudiantes de colegios superiores Adventistas son bebedores habituales; conferencias dadas en nuestros campuses de colegios superiores sobre recuperación del alcohol por expertos visitantes no adventistas; clases sobre abuso de substancias enseñadas en nuestros campuses; centros de aconsejamiento preparados específicamente en nuestros campuses para ayudar a los estudiantes con problemas de bebida; el establecimiento por nuestra Asociación General de dos organizaciones para enfrentar el desafío creciente del beber alcohol dentro de la iglesia: (1) una Comisión de estudio sobre la dependencia química y la Iglesia, y (2) el Instituto de Alcoholismo y Drogadicción. Es evidente que el problema de beber está asumiendo proporciones alarmantes en nuestra propia iglesia Adventista.

Un factor importante que ha contribuido al significativo aumento en el consumo de bebidas alcohólicas por parte de cristianos en general y Adventistas en particular, es la asunción prevaleciente de que la Biblia enseña la moderación, no la abstinencia total. El propio Billy Graham declaró en una entrevista: «Yo no creo que la Biblia enseña el teetotalismo.(abstinencia completa de bebidas alcohólicas) .  Jesús bebió vino. Jesús convirtió el agua en vino en una fiesta de bodas. Ése no era jugo de la uva como algunos intentan mantener.» (El Heraldo de Miami (26 de diciembre de 1976), sección A, pág. 18).

El ejemplo y enseñanzas de Cristo son normativas para las creencias y prácticas cristianas. Si, como tantos cristianos bien pensados creen, Cristo hizo vino fermentado en la boda de Cana, lo recomendó en las parábolas de las nuevas pieles de vino y el vino viejo, admitió haberlo usado en la descripción de Su estilo de vida («comiendo y bebiendo») y ordenó que fuera usado hasta el fin del tiempo en la institución de la Cena del Señor, entonces difícilmente puede haber algo intrínsecamente malo con un moderado beber bebidas alcohólicas. Dicho simplemente, «Si el vino fue bueno para Jesús, es bueno para mí!»

En vista de la importancia fundamental y las consecuencias de largo alcance de las enseñanzas de Cristo y los apóstoles sobre el beber, en este ejemplar de ENDTIME ISSUES examinaremos brevemente algunas de las historias o dichos de Jesús relacionadas con el vino. Un tratamiento más completo de estos pasajes se encuentra en el capítulo 5 de mi libro ‘Vino en la Biblia’.

LAS BODAS DE CANA

Muchos cristianos bien pensados creen que el «buen vino» que Jesús hizo en Cana (Juan 2:10) fue «bueno» debido a su alto contenido alcohólico. Esta creencia descansa en tres suposiciones principales. Primero, se asume que los judíos no conocían cómo prevenir la fermentación del jugo de la uva; y ya que la época de la boda fue justo antes de la Pascua Primaveral (cf. Juan 2:13), es decir, seis meses después de la cosecha de la uva, el vino usado en Cana tuvo bastante tiempo para fermentar.

Segundo, se asume que la descripción dada por el maestresala respecto del vino proporcionado por Cristo al decir «buen vino» quiere decir un vino alcohólico de calidad superior. Tercero, se asume que la expresión «bebido mucho» (Juan 2:10) utilizada por el maestresala indica que los invitados estaban intoxicado porque ellos habían estado bebiendo vino fermentado. Por consiguiente, el vino que Jesús hizo también debe de haber sido fermentado. En vista de la importancia que estas aseveraciones juegan en determinar la naturaleza del vino proporcionado por Cristo, es que nosotros examinaremos brevemente cada una de ellas.

La primera suposición se desacredita por los numerosos testimonios del mundo romano de los tiempos del Nuevo Testamento que describen varios métodos para conservar el jugo de la uva. Nosotros hemos visto en el ENDTIME ISSUES No. 81 que la preservación de jugo de uva sin fermentar era en alguna forma un proceso más simple que la preservación de vino fermentado. Así, existía la posibilidad de abastecer de jugo de uva sin fermentar a las bodas de Cana cerca de la época de Pascua, ya que tal bebida podía guardarse sin fermentar a lo largo del año.

«El buen Vino». La segunda suposición de que al vino que Jesús proporcionó se le nombró «bueno vino» (Juan 2:10) por el maestresala porque tenía alto contenido alcohólico, se basa en el gusto de los bebedores del siglo veinte que definen la bondad del vino mayormente en proporción de su fuerza alcohólica. Pero esto no fue necesariamente cierto en el mundo romano de los tiempos del Nuevo Testamento dónde los ión. La fermentación siempre es para ellos un símbolo de corrupción». (4) Aunque la declaración del Rabino Isaac no es bastante exacta, ya que las fuentes judías no son unánimes en el tipo de vino a ser usado en las fiestas sagradas, así y todo indica que algunos judíos usaron vino sin fermentar en fiestas de bodas.

«Bebido mucho.» La tercera suposición de que la expresión «bebido mucho» (Juan 2:10) indica que los invitados de la boda estaban intoxicados y así «el buen vino» proporcionado por Cristo también debe de haber sido embriagador, malinterpreta y mal utiliza el comentario del maestresala, y pasa por alto el amplio uso del verbo. El comentario en cuestión no fue hecho en referencia a esa particular fiesta de bodas, sino a la práctica general entre aquéllos que hacían fiestas: «Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior. . . «(Juan 2:10,). Este comentario forma parte de la acción comercial de un maestresala contratado, en lugar de una descripción real del estado de intoxicación en una fiesta particular.

Otra consideración importante es el hecho que el verbo griego methusko, traducido por algunos «bebido mucho «, también puede significar «beber libremente», como se ve en la RSV (Revised Standard Version), sin ninguna implicación de intoxicación. En su artículo sobre este verbo en el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Herbert Preisker observa que «Methuskomai se usa sin juicio ético o religioso en Juan 2:10 en relación con la regla de que el vino de inferior calidad sólo se sirve cuando los invitados han bebido bastante». (5)

Implicaciones morales. El verbo methusko en Juan 2:10 se usa en el sentido de saciedad. Simplemente se refiere a la gran cantidad de vino generalmente consumido en una fiesta, sin ninguna referencia a efectos embriagadores. Aquéllos que desean insistir en que el vino usado en la fiesta era alcohólico y ese Jesús también proporcionó vino alcohólico, aunque de una mejor calidad , son llevados a la conclusión de que Jesús proporcionó una gran cantidad adicional de vino embriagador para que la fiesta de bodas pudiera continuar su atolondrada indulgencia. Tal conclusión destruye la integridad moral del carácter de Cristo. La consistencia moral requiere que Cristo no podría haber producido milagrosamente entre 480 y 720 libros de vino embriagador para el uso de hombres, mujeres y niños reunidos en la fiesta de bodas de Cana, sin ser moralmente responsable de su intoxicación. La consistencia escritural y moral requiere que «el buen vino» producido por Cristo fuese jugo fresco, de uva sin fermentar. Esto se apoya por el mismo adjetivo utilizado para describirlo, a saber kalos que denota que es moralmente excelente, en lugar de agathos que significa simplemente bueno. (6)

EL VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS

La declaración de Cristo que debe ponerse el «vino nuevo en odres nuevos» (Lucas 5:38; Mateo 9:17; Marcos 2:22), es visto por los moderacionistas como una indicación de que Jesús aprobó el uso moderado de vino alcohólico. Este punto de vista descansa en el supuesto que la frase «vino nuevo » denota vino recién prensado, pero ya en un estado de fermentación activa. El tal vino, se dice, sólo podría ponerse en odres nuevos porque las pieles viejas estallarían bajo la presión.

¿Fermentando el vino nuevo? Esta interpretación popular es muy imaginativa pero no verdadera. Cualquiera que esté familiarizado con la presión causada por el gas producto de la fermentación sabe que ningún envase, ya sea de piel o de vidrio, puede resistir la presión que resulta de fermentar el vino nuevo. Como señala Alejandro B. Bruce , «Jesús no estaba pensando en absoluto en vino fermentado, embriagador, sino en «mosto», una bebida no embriagadora que podía guardarse seguramente en las nuevos odres de cuero pero no en pieles viejas que habían contenido previamente vino ordinario , porque las partículas de materia albuminosa adheridas al cuero desarrollarían la fermentación y producirían gas con una presión enorme».( 7)

El único «vino nuevo» que podría guardarse seguramente en nuevos odres era el mosto sin fermentar, después de que había sido filtrado o hervido. Columella, el renombrado agrónomo romano que fue contemporáneo de los apóstoles, señala que un «nuevo envase para vino» era usado para conservar fresco el mosto no fermentado: «Para que siempre permanezca dulce como si estuviese fresco, haga como sigue. Antes de que las cáscaras de la uva se prensen, tome de la tina algo del mosto más fresco posible y póngalo en un nuevo envase para vino [amphoram novam], entonces tápelo y cúbralo cuidadosamente con resina para que así nada de agua puede entrar. (8)

Significado simbólico. Esta interpretación es confirmada a cabalidad por el significado simbólico de los dichos de Cristo. La imaginería del vino nuevo en odres nuevos es una lección objetiva sobre la regeneración. Como oportunamente fue explicado por Ernest Gordon, «Los odres viejos, con sus restos alcohólicos, representaban la naturaleza corrupta de los Fariseos. No podría ponerse el nuevo vino del Evangelio en ellos. Ellos lo fermentarían. ‘No he venido a llamar a justos, sino a pecadores’ Estos últimos por su conversión se vuelven vasos nuevos, capaces de retener el vino nuevo sin estropearlo (Marcos 2:15-17, 22). Así, al comparar el vino embriagador con el Fariseísmo degenerado, Cristo claramente dio a conocer cuál era su opinión respecto del vino intoxicante» (9)
«Es bueno hacer notar», continúa Ernest Gordon, «cómo en esta ilustración casual, él [Cristo] identifica el vino con el vino no fermentado. Al vino fermentado no se le da ningún reconocimiento. Podría ponerse en cualquier tipo de odre, lastimoso y corrupto. Pero el vino nuevo es como tela nueva que es demasiado buena para ser usada remendando trapos. Es algo limpio y sano, que exige un recipiente limpio. La manera natural en que esta ilustración se usa hace pensar al menos en una comprensión general positiva entre sus oidores judíos de que el fruto real de la vid, el buen vino, era sin fermentar». (10)

¿ES MEJOR EL VINO AÑEJO?

En Lucas, los dichos de Cristo sobre el vino nuevo en odres nuevos son seguidos por una declaración similar pero sin embargo diferente: «Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: ‘El añejo es mejor'» (Lucas 5:39). Aunque esta declaración no se encuentra en los otros Evangelios, forma una parte integral de la narrativa. Los moderacionistas le conceden una importancia fundamental a esta declaración porque contiene, desde su punto de vista, la recomendación clara de Cristo respecto del vino alcohólico. Por ejemplo, Kenneth L. Gentry habla de «la bien sabida preferencia de los hombres por los vinos añejos (fermentados) por sobre los nuevos (prefermentados o sin fermentar) vinos. El Señor mismo hace referencia a esta valoración entre los hombres en Lucas 5:39: ‘Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo, porque dice: El añejo es mejor «(11)

Significado del «Vino Nuevo.» La frase «vino nuevo -oinos el neos» es usada en la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento ), para traducir tanto el vino fermentado que aparece en Job 32:19 como el jugo de uva sin fermentar que aparece en Isaías 49:26. En este último está traduciendo el hebreo asis que designa el jugo de uva sin fermentar.

En el pasaje bajo consideración es legítimo inferir que «vino nuevo» tiene el mismo significado en todo el pasaje, porque se usa consecutivamente sin ninguna intimación de cambio de significado. Las metáforas en ambos dichos se usan sin confusión o contradicción. Esto significa que si el «vino nuevo» del versículo 38 es, como se vio anteriormente, jugo de uva sin fermentar, lo mismo debe ser verdad para el «vino nuevo » del versículo 39.

Significado del «Vino añejo». Antes de discutir si Cristo expresó o no un juicio respecto de la calidad superior del «vino añejo» por sobre el «vino nuevo», es importante determinar si el «vino añejo» del que se hable es fermentado o sin fermentar. Desde el punto de vista de la calidad, la edad «mejora» el sabor no sólo del vino fermentado sino también del jugo de uva sin fermentar. Aunque ningún cambio químico ocurre, el jugo de uva adquiere un sabor más fino al ser guardado, como si sus partículas finas y sutiles se separasen de la materia albuminosa y otras sedimentaciones. Así, el «vino añejo» que se estimaba bueno podría referirse a jugo de uva conservado y mejorado por la edad.

El contexto, sin embargo, favorece el significado de vino fermentado, ya que Cristo usa la metáfora del «vino añejo» para representar las viejas formas de religión y el «vino nuevo » a las nuevas formas de vida religiosa que Él enseñó e inauguró. En este contexto, el vino viejo fermentado representa en mejor manera las formas corruptas de la vieja religión Farisaica.

¿Es mejor el «Vino añejo»? A la luz de esta conclusión, falta determinar si Cristo por este dicho está expresando un juicio de valor respecto de la superioridad del «vino viejo [fermentado]» por sobre el «vino nuevo [sin fermentar]» Una lectura cuidadosa del texto indica que el que dice «El viejo es bueno» no es Cristo sino alguien que ha estado bebiendo «vino añejo». En otros términos, Cristo no está profiriendo Su propia opinión, sino la opinión de aquéllos que han adquirido un gusto por el vino añejo. Él simplemente dice que cualquiera que ha adquirido un gusto por el vino viejo no le interesa el nuevo. Nosotros sabemos que este es el caso. Beber bebidas alcohólicas engendra un apetito por los estimulantes y no para los jugos sin alcohol.

El dicho de Cristo no representa Su aprobación de la superioridad del vino añejo, fermentado. Varios comentaristas dan énfasis a este punto. En su Comentario sobre el Evangelio de Lucas, Norval Geldenhuys dice: «El punto en discusión aquí no tiene nada que ver con los méritos comparativos del vino añejo y el nuevo, sino se refiere a la predilección por el vino añejo en el caso de aquéllos que están acostumbrados a beberlo». (12)

R. C. H. Lenski declara la misma verdad más concisamente: «No es Jesús el que llama al vino viejo ‘mejor’, sino aquel que lo bebió. Mucho vino añejo es decididamente malo porque no ha sido preparado adecuadamente; la edad es una cosa, la excelencia con la edad es realmente otra». (13)

El contexto del «Vino añejo». El punto de vista de que el vino añejo, fermentado es mejor que el vino nuevo, sería falso aun cuando todos en la tierra lo creyésemos! Y en el pasaje nosotros estamos considerando que se contradice por el contexto en que ocurre y por el propósito de la ilustración. En el contexto inmediato Jesús usa la misma palabra (palaios) de las vestiduras viejas que Él obviamente no estimó mejores que los nuevos. La declaración sobre el «vino añejo» parece contradecir el precedente sobre el «vestido viejo», pero la contradicción desaparece cuando uno entiende el propósito de la ilustración.

El propósito de la ilustración no es alabar la superioridad del vino anejo, sino advertir contra una sobre estimación de las viejas formas de religiosidad promovidas por los Fariseos. La tal religiosidad consistía, como indica el verso 33 , en el cumplimiento de prácticas ascetas externas como el ayuno frecuente y la oración pública. Para justificar el hecho de que Sus discípulos no adhirieron a las tales formas externas de religiosidad, Cristo usó cuatro ilustraciones: los invitados a la fiesta de bodas no ayunan en presencia del novio (vv. 34-35); nueva tela no se usa para remendar un vestido viejo (v. 36); no se pone el vino nuevo en odres viejos (vv. 37-38); el vino nuevo no es del agrado de aquéllos acostumbrados a beber añejo (v. 39).

El propósito común de todas las cuatro ilustraciones es ayudar a las personas acostumbradas a las formas viejas de religión, y desconocedoras de las nuevas formas de vida religiosa enseñada por Cristo, a reconocer que lo viejo sólo parece bueno mientras uno no esté acostumbrado a lo nuevo, qué en y por sí mismo es mejor. En este contexto, el vino añejo fermentado parece bueno sólo para aquéllos que no conocen el mejor vino nuevo.

¿ERA JESÚS UN COMILON Y UN BEBEDOR?


Hace más de diecinueve siglos Jesús fue acusado de ser «un comilón y un bebedor» porque Él «comía y bebía» (Lucas 7:33-34: Mateo 11:19). Los moderacionistas encuentran en la descripción de Jesús de Su estilo propio de vida de «comer y beber» (Mateo 11:19; Lucas 7:34) una prueba inequívoca que Él abiertamente admitió haber usado el vino alcohólico. Es más, se arguye, Jesús debe de haber bebido vino alcohólico para que Sus críticos lo acusen de ser un «bebedor.»

Estilo de vida social. Esta interpretación ignora varias consideraciones importantes. La frase «comiendo y bebiendo» se usa idiomáticamente para describir la diferencia entre el estilo de vida social de Jesús y el de San Juan Bautista. Vino Juan que, «no comía pan y no bebía vino» (Lucas 7:33), es decir, él vivió un estilo de vida de total aislamiento social, mientras Cristo vino, «comiendo y bebiendo», es decir, Él vivió un estilo de vida de asociación social libre.

Ninguna mención al «Vino». Un punto significativo a menudo pasado por alto es que Jesús no menciona el «vino» al describir Su propio estilo de vida. Mientras Jesús dijo de San Juan Bautista que él apareció «no comiendo pan y no bebiendo vino», de Él mismo simplemente dijo: «El Hijo de Hombre ha venido comiendo y bebiendo.» Si Jesús hubiera querido que se supiera que, contrariamente a San Juan Bautista, Él era un bebedor de vino, entonces Él podría haber repetido la palabra «vino» con el propósito de dar énfasis y claridad al asunto.

Al rehusar especificar qué tipos de comida o bebida Él consumía, Cristo puede haber deseado privar a Sus críticos de cualquier base para su acusación de glotonería y embriaguez. La omisión de «pan» y «vino» en la segunda declaración (Mateo los omite en ambas declaraciones) podría pensarse que expone la insensatez de la acusación. En otros términos, Jesús aparece como diciendo, «Mis críticos me acusan de ser un comedor y un bebedor, sólo porque yo no tomo las comidas en soledad sino que como a menudo en presencia de otras personas. Yo como socialmente. Pero mis críticos realmente no saben lo que yo como».

Incluso asumiendo que Sus críticos hayan visto a Jesús beber algo, ellos lo habrían acusado prontamente de ser un bebedor, aun cuando ellos le hayan visto beber jugo de uva, o agua, daba lo mismo. En el día del Pentecostés los críticos acusaron a los apóstoles de estar bebidos con jugo de uva (gleukos-Hechos 2:13). Esto nos muestra que no importa lo que Jesús bebió, Sus críticos poco escrupulosos lo habrían difamado como un bebedor.

La imputación de los críticos no es segura. Inferir que Jesús debe de haber bebido vino porque Sus críticos lo acusaron de ser un «bebedor» significa aceptar como verdad la palabra de los enemigos de Cristo. En otras dos ocasiones sus críticos acusaron a Jesús, diciendo: «Demonio tienes» (Juan 7:20; 8:48). Si nosotros creemos que Cristo debe de haber bebido un poco de vino alcohólico porque Sus críticos lo acusaron de ser un bebedor, entonces nosotros también debemos creer que Él tenía un espíritu malo porque Sus críticos lo acusaron de tener un demonio. Lo absurdo de tal razonamiento muestra que usar las imputaciones de los críticos no tiene base segura al definir las enseñanzas Bíblicas.

Jesús contestó la acusación sin base de Sus críticos, diciendo: «Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos» (Lucas 7:35). La evidencia textual está dividida entre «hijos» y «obras», pero el significado de esta declaración críptica es la misma, a saber, que la sabiduría debe ser juzgada por sus resultados. La sabiduría de Dios es vindicada por las obras de bondad a la que da a luz. Así, para inferir en base a las aspersiones de Sus críticos que Jesús bebió vino muestra una falta completa de sabiduría. Los resultados de Su vida de abnegación hablan por sí mismos.

EL VINO DE LA COMUNIÓN

Se concede importancia fundamental al «vino» de la Última Cena porque Cristo no sólo lo usó, sino incluso ordenó que fuera usado hasta el fin de tiempo como un monumento conmemorativo de Su sangre redentora (Mateo 26:28-29; Marcos 14:24-25). Se cree ampliamente que el vino de la Última Cena era alcohólico por dos razones principales: (1) la frase «fruto de la vid» es una expresión figurativa que se usaba como el equivalente funcional del vino fermentado, y (2) se supone que los judíos usaban solo vino fermentado en la Pascua. Esta creencia se desacredita por varias consideraciones importantes.

«El fruto de la Vid.» El lenguaje de la Última Cena es significativo. En todos los evangelios sinópticos Jesús llama al contenido del vaso «el fruto de la vid» (Mateo 26:29; Marcos 14:25; Lucas 22:18). El sustantivo «fruto» (gennema) denota lo que se produce en un estado natural, recién cosechado. El vino fermentado no es el «fruto natural de la vid» sino el fruto antinatural de la fermentación y la descomposición. El historiador judío Josefo, que fue un contemporáneo de los apóstoles, explícitamente nombra a los tres racimos de uvas recién exprimidas en una copa por el copero del Faraón como «el fruto de la vid». (14). Esto establece inequívocamente que la frase fue usada para designar el el jugo dulce de la uva, sin fermentar.

«Todos» beban de la copa. Si el contenido de la copa hubiese sido vino alcohólico, Cristo difícilmente podría haber dicho: «Bebed de ella, todos» (Mateo 26:27; cf. Marcos 14:23; Lucas 22:17), sobre todo en vista del hecho de que una típica copa pascual de vino no contenía sólo un sorbo de vino, sino que alrededor de unos 400 cc.(15) Cristo difícilmente podría haber ordenado a «todos» Sus seguidores beber de la copa, si su contenido hubiese sido vino alcohólico. Hay algunos para quienes el alcohol en cualquier forma es muy dañino. Los niños que participan de la mesa del Señor ciertamente no debieran tocar el vino. Hay algunos para quienes simple probar u oler el alcohol despierta en ellos un deseo por el alcohol que estaba inactivo o ya dominado. ¿Habría podido Cristo que nos enseñó a orar «No nos metas en tentación», haber hecho de Su mesa conmemorativa un lugar de tentación irresistible para algunos y de peligro para todos? El vino de la Cena del Señor nunca debe beberse liberalmente y festivamente como si fuese alcohólico y embriagador.

La Ley de la Fermentación. Apoyo extra para la naturaleza sin fermentar del vino de la Comunión se concede por la ley mosaica que requería la exclusión de todo lo que tuviese fermento durante las fiestas de la Pascua (Exodo 12:15; 13:6, 7). Jesús entendió el significado de la letra y el espíritu de la ley mosaica con respecto a las «cosas sin fermentar», como está indicado por Su advertencia contra «la levadura de los Fariseos y Saduceos» (Mateo 16:6). «La levadura» para Cristo representaba la naturaleza y enseñanzas corruptas, como los discípulos más tarde comprendieron (Mateo 16:12). La consistencia y belleza del simbolismo de la sangre no pueden ser representadas apropiadamente por el vino fermentado que representa en la Escritura la depravación humana y la indignación divina. Nosotros no podemos concebir a Cristo inclinándose para bendecir en oración agradecida una copa que contiene vino alcohólico del que la Escritura nos advierte no mirarlo (Prov 23:31). Una copa que embriaga es una copa de maldición y no «la copa de bendición» (1 Cor 10:16); es «la copa de demonios» y no «la copa del Señor» (1 Cor 10:21); es una copa que no puede simbolizar apropiadamente la sangre incorruptible y «preciosa de Cristo» (1 Pedro 1:18-19). Esto nos da razón para creer que la copa que Él «bendijo» y dio a Sus discípulos no contenía ninguna «cosa fermentada» prohibida por la Escritura.

Los Testimonios históricos. Los testimonios históricos judíos y cristianos apoyan el uso de vino sin fermentar en la Cena de Pascual/del Señor. Louis Ginzberg (1873-1941), un distinguido erudito Talmúdico que durante casi cuarenta años fue director del Departamento de estudios Talmúdicos y Rabínicos en el Seminario Teológico judío de Norteamérica, proporciona lo que es quizás el análisis más exhaustivo de las referencias Talmúdicas con respecto al uso de vino en las ceremonias religiosas judías. Él concluye su investigación diciendo: «Nosotros hemos demostrado así en base a los pasajes principales tanto del Talmud babilónico y el de Jerusalén que puede usarse vino sin fermentar lekatehillah [opcionalmente] para el Kiddush [la consagración de una fiesta por medio de una copa de vino] y otras ceremonias religiosas fuera del templo». (16)

La conclusión de Ginzberg es confirmada por la Enciclopedia judía. Haciendo un comentario sobre el tiempo de la Última Cena, dice: «De acuerdo con los Evangelios sinópticos, parecería que en la tarde del jueves de la última semana de su vida, Jesús con sus discípulos entró en Jerusalén para comer la cena Pascual con ellos en la sagrada ciudad; en ese caso, el pan y el vino de la misa o del servicio de comunión instituido entonces por él como un monumento conmemorativo, sería el pan ázimo y el vino sin fermentar del servicio del Seder». (17)

La costumbre de usar el vino sin fermentar en la Pascua ha sobrevivido a través de los siglos no sólo entre algunos judíos, sino también entre ciertos grupos cristianos e iglesias. Por ejemplo, en el libro apócrifo de Hechos y Martirio de San Mateo el Apóstol, que circuló en el tercer siglo, una voz celestial instruye al Obispo local Platon, diciendo: «Lee el Evangelio y trae como ofrenda el pan santo; y habiendo exprimido tres racimos de la vid en una copa, comunícate conmigo, como el Señor Jesús nos mostró cómo debiéramos ofrecerla cuando Él se levantó de los muertos en el tercer día». (18) Éste es un testimonio claro del uso de jugo de uva recién exprimido en la celebración de la Cena del Señor.

La práctica de exprimir las uvas guardadas directamente en la copa de la comunión es atestiguada por concilios, papas y teólogos, incluso Tomas de Aquino (DC 1225-1274) .(19) El uso de vino sin fermentar está bien documentado sobre todo entre las Iglesias Orientales como la Iglesia abisinia, la Iglesia Nestoriana de Asia Occidental, los cristianos de Santo Tomás en India, los monasterios cópticos en Egipto, y los cristianos de San Juan en Persia, todos los cuales celebran la Cena del Señor con vino sin fermentar hecho con uvas frescas o pasas de uva.(20)

CONCLUSIÓN

A la luz de las consideraciones anteriores nosotros concluimos que «el fruto de la vid» que Jesús ordenó para ser usado como un monumento conmemorativo de Su sangre redentora no fue fermentado, lo que en la Escritura representa corrupción humana e indignación divina, sino fue jugo puro de uva sin fermentar, un emblema digno de la sangre impoluta de Cristo vertida para la remisión de nuestros pecados.

La pretensión de que Cristo utilizó y sancionó el uso de bebidas alcohólicas descansa en asunciones infundadas, desprovistas de apoyo textual, contextual e histórico. La evidencia que nosotros hemos dado indica que Jesús se abstuvo de toda sustancia embriagante y no autorizó a Sus seguidores para usarlas. Nosotros podemos seguir el ejemplo de Jesús absteniéndonos de cualquier substancia que intoxica nuestro cuerpo y daña a nuestra mente.

NOTAS AL PIE

1. Plinio, Historia Natural 23, 24, trans. W. H. S. Jones, The Loeb Classical Library (Cambridge, Massachusetts, 1961).
2. Plutarco, Symposiac 8, 7.
3. Vea Sotah 48a; también Mishna Sotah 9, 11.
4. Citado en William Patton, Vinos de la Biblia. Leyes de
la fermentación (Ciudad de Oklahoma, n. d.), pág. 83.
5. Herbert Preisker, «Methe, Methuo, Methuskomai»,
Diccionario teológico del Nuevo Testamento,
6 «Debe observarse» dice Leon C.Field, «que el adjetivo utilizado para describir el vino hecho por Cristo no es agathos, bueno, simple, sino kalos, que es moralmente excelente o digno. El termino es sugerente de la caracterizacion de Teofrasto cuando habla de que el vino que no intoxica es vino moral (ethikos)» (Onios: una discusión del tema bíblico del vino (Nueva York 1883, p.57)
7. Alexander Balman Bruce, The synoptic gospels in the expositor’s greek testament (Los evangelios sinópticos en el testamento griego del expositor) (Grand Rapids, 1956), p.500
8. Columella, Sobre la agricultura 12, 29
9. Ernest Gordon, Christ, the apostles an wine. An exegetical study (Cristo, los apostoles y el vino, un estudio exegético) Philadelphia, 1947) p.20
10. Ibid. p.21
11. Kenneth L. Gentry, The christian and alcoholic beverages. (El cristiano y las bebidas alcohólicas) (Grand rapids, 1986) p.54
12. Norval Geldenhuis, Commentary on the gospel of Luke, The new international commentary on the new testament (Comentario del evangelio de Lucas, Nuevo comentario internacional del nuevo testamento) (Grand rapids 1983) p.198
12. R.H.Lenski, The interpretation of St. Luke’s gospel (La interpretación del evangelio de San Lucas) (Columbus, Ohio, 1953), p.320
14. Josefo, Antiguedades de los judíos 2,5,2
15. De acuerdo con J.B.Lightfoot, cada una de las cuatro copas de la Pascua contenía «no menos de la cuarta parte de un cuarto de hin, además del agua con la que se había mezclado» (The temple-service and the prospect of the Temple) (El servicio y perspectivas del templo) (Londres, 1833)p. 151 Un hin contenía 6,2 litros, así que las cuatro copas contenían unos 0,400cc
16. Louis Ginzberg «A response to the question wheter unfermented wine may be used in jewish ceremonies» (Una respuesta a la pregunta de si se puede usar vino sin fermentaar en las ceremonias judías) American Jewish year book, 1923, p.414
17. The Jewish Encyclopedia, 1904 edition, s.v. «Jesus», vol. 5, p. 165
18. Acts and martyrdom of st. Matthew the Apostle, eds. (Hechos y martirio de San Mateo el Apostol) Alexander Roberts and James Donaldson, The Ante-nicene Fathers (Los padres antenicenos) Grand Rapids 1978, vol. 8, pp 532-533
19. Para referencias y discusion, ver Wine in the Bible (Vino en la Biblia), p. 168-169
20. Información de estas iglesias se encuentra en G.W.Samson, The Divine Law as to wines (New York, 1880) pp 205-217 Ver también Leon C.Field, Oinos: A discussion of the Bible wine question (New York 1883) p. 91-94; Frederic R.Lees and Dawson Burns, The Temperance Bible-Commentary (London,1894) pp.280-282

______________________
Samuele Bacchiocchi, Ph.D.
Profesor jubilado de Teología e Historia de la Iglesia, Universidad Andrews
4990 Appian Way
Berrien Springs, MI 49103
E-mail sbacchiocchi@qtm.net samuele@andrews.edu
http://www.biblicalperspectives.com

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