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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez

El libro de Proverbios habla repetidamente de «el necio». ¿Quién es esa persona?

Los escritores de los libros sapienciales sabían que no todos están interesados en adquirir sabiduría. Los sabios creían que esa actitud perjudicaba la calidad de vida. Por lo tanto, invitaban a todos a buscar la sabiduría. Los que no buscaban sabiduría eran considerados necios. La necedad era básicamente el rechazo a la plenitud de vida. En Proverbios se usan dos grandes términos en hebreo para referirse a los necios: kesil («fatuo, necio») y ’ewil («necedad, necio»). Examinemos ambos términos.

1. El necio kesil: Este tipo de necio es indiferente y no se muestra interesado en la sabiduría y el conocimiento (Prov. 1:22; 17:16). Desprecia las palabras prudentes (23:9) y no tiene un objetivo real en la vida (17:24). No hace planes para el futuro, y consume todo lo que tiene (21:20). El problema básico es que carece de entendimiento y no ha desarrollado la capacidad de analizar y evaluar (8:5).

Su estilo de vida está caracterizado por la maldad (10:23), y no se interesa en los resultados de sus acciones y palabras. Los necios provocan dolor y sufrimiento a sus padres porque descuidan la enseñanza (10:1; 15:20). Este tipo de necio carece de dominio propio (14:16, 29:11) y, en consecuencia, es una amenaza para los demás (17:12). Vive en una complacencia destructiva (1:32).

Los necios kesil no pueden controlar su boca, que los pone en problemas (18:7) porque es perversa (19:1). Asimismo, carecen de conocimiento (14:7) y provocan contiendas y azotes (18:6). Como carecen de sabiduría, lo único que pueden compartir con otros es su propia  opinión sin sentido (18:2; 12:23; 15:7). Los sabios deberían ignorar las declaraciones del necio (26:4) aunque, en algunos casos, es sabio responder a ellas, para que no se tengan por sabios (26:5).

Lo que los necios necesitan es una vara en la espalda, es decir, autodisciplina (26:3). Eso no significa, sin embargo, que no tengan esperanza. En ocasiones, Dios permite que sufran vergüenza (3:35) y les pide que entren en cordura (14:33; 8:5). Mediante la reprensión pueden cambiar de conducta (17:10). Hay esperanza para ellos porque no son necesariamente sabios en su propia opinión (26:12), y no necesariamente pronuncian palabras apresuradas (29:20).

2. El necio ’ewil: Este segundo vocablo hebreo es básicamente un sinónimo de kesil, y designa a los que carecen de entendimiento y sabiduría. Rechazan la sabiduría como estilo de vida (1:7). En efecto, la sabiduría está más allá de su comprensión; es demasiado elevada para ellos (24:7). Parte del problema es que rechazaron la enseñanza y la disciplina de sus padres (15:5). El necio ’ewil no sabe cómo relacionarse con otros. Carece de dominio propio y se siente provocado inmediatamente (12:16; 29:9). Son, por lo tanto, rápidos para provocar a otros (27:3; 20:3). Su necedad se expresa no solo en sus acciones, sino también en sus labios, que están llenos de necedad (10:8). Cuando la asamblea se reúne para deliberar, los necios nada tienen para decir, porque carecen de sabiduría (24:7). Es mejor que se queden callados, porque «aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios es inteligente» (17:28).

Este tipo de necios (’ewil) han superado al necio común (kesil). Parecen haber llegado al punto de no retorno, porque no se interesan en el temor del Señor (1:7; Sal. 14:1). Aun así, creen que su estilo de vida es el correcto (12:15). Hasta se burlan de la idea de culpabilidad, indicando así la ausencia de remordimiento (14:9). Es imposible quitarles la necedad (27:22). La sabiduría nada tiene que ofrecerles porque la rechazaron. El necio ’ewil morirá por falta de entendimiento.

3. Qué podemos aprender: Los necios dañan su calidad de vida y la de los demás. Por el contrario, el dominio propio y el uso apropiado de nuestras palabras crean un ambiente armonioso que enriquece el bienestar de los que nos rodean. Nuestro Salvador ha sido modelo de la sabiduría y el poder que necesitamos. Al mirarlo, también podemos adquirir sabiduría, la sabiduría que hará de nuestra vida una fuente de gozo para todas las personas. Escrito por Ángel Manuel Rodríguez

Categorías: Temas Diversos

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