Reflexiones sobre el número 666 3ra Parte

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Recientemente el doctor Bacchiocchi ha asegurado que tuvo la oportunidad de examinar las 13 tiaras papales existentes (todas usadas después del año 1800). Asegura que sólo 2 de las tiaras tienen inscripciones, y que ninguna lleva el título VICARIVS FILII DEI.
Hasta ahora ha habido un total de 266 papas. Debe reconocerse que 13 tiaras de las 266 transferidas (ya que los primeros papas no usaban tiaras) es indudablemente un porcentaje muy pequeño.
Pero la ausencia actual de la inscripción sobre la tiara ¿prueba aun de que nunca estuvo allí? ¿Debiera sorprendernos realmente de que hoy el título no esté allí? ¿No esperaríamos que este sea el caso? ¿Querría el papado desplegar tal evidencia incriminatoria? Por supuesto que no.
Bien,  en el Seminario Teológico de la Universidad de Andrews a principios del 1970 el Doctor Bacchiocchi recién había regresado a los Estados Unidos desde la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Hubo mucha algarabía cuando exhibió su distintivo, una medalla de oro, sus diplomas y su recién publicada disertación sobre el cambio del sábado con el imprimatur. Recuerdo creer: Esto, o es un milagro de Dios  o demasiado bueno para ser verdad. ¿Cómo es posible que un adventista del 7mo día sea el único no católico en ser aceptado en la Pontificia Universidad Gregoriana en más de 400 años? ¿Cómo pudo permitírsele hacer una disertación sobre el cambio del sábado? ¿Cómo pudo graduarse con los máximos honores académicos y una medalla entregada por las mismas manos del papa?
Bien, recientemente nos han dicho por fuentes oficiales  de la universidad gregoriana que la historia del Dr. Bacchiocchi era demasiado buena para ser cierto. De acuerdo a la Dr. Bárbara Bergami, secretaria general de la Pontificia Universidad Gregoriana: No hay ningún registro de que el Dr. Bacchiocchi recibiera alguna vez la distinción académica de Summa Cum Laude, de recibir una medalla de oro directamente del papa, o de haber publicado su disertación IN TOTTO con el imprimatur.
 ¡Los Registros han desaparecido de la Universidad Gregoriana!
El Dr. Bacchiocchi provee toda especie de documentaciones para probar que indudablemente se graduó Summa Cum Laude, que recibió una medalla y que recibiera su libro el Imprimatur. Pero, ¿cómo sabemos que la prueba que él da es digna de confianza? ¿Cómo podemos estar seguros de que su medalla y sus diplomas son genuinos y no una falsificación bien elaborada? ¿Por qué no deberíamos aceptar las declaraciones como verdaderas de la católica Pontificia Universidad Gregoriana? En resumen, ¿Por qué deberíamos creer en el Dr. Bacchiocchi y no en la Pontificia Universidad Gregoriana del Vaticano?
Obviamente estoy haciendo aquí el papel del abogado del diablo para mirar  más detenidamente.
Personalmente creo que el Dr. Bacchiochi se graduó Summa Cum Laude, que obtuvo una medalla y que, al menos, una porción de su disertación fue publicada con el Imprimatur. Pero esta agonizante experiencia personal debiera haber enseñado al Dr. Bacchiocchi una lección sobre el poder de destruir las evidencias del papado católico romano. Todos sus registros académicos, o fueron borrados, o se perdieron.
El. Dr. Bacchiocchi parece exigirlo por ambas vías. Por un lado asegura: “El papado dejó perder mis registros académicos porque mis trabajos sobre el sábado estaban causándole gran daño”.
Pero, por otro lado, el encuentra que el papado en algún momento pudo haber destruido o haber perdido  el título Vicarivs Filii Dei de la tiara papal o de la mitra por el daño que esto le estaba causando al papado.
Hay testigos oculares que aseguran haber visto la tiara en varias ceremonias papales con la inscripción Vicarivs Filii Dei.
¿Estaban mintiendo estos testigos? ¿Estaban viendo visiones? ¿Tenían sus imaginaciones excesivamente activas? ¿Por qué debería el Dr. Bacchiocchi impugnar la credibilidad de ellos y no la voluntad de la iglesia católica romana? ¿Se debe a que estas personas no tenían doctorados y que por tanto a su parecer no reunían la prueba depurada de erudición? ¿Por qué el acepta el testimonio de W. Prescott (que mostró menos confianza plena en el Espíritu de Profecía en la Conferencia Bíblica de 1913), a Charles T. Everson (que aseguró haber examinado una tiara papal que fue usada en la coronación de León XIII en 1836 y que no dijo que el título nunca había estado sobre la tiara sino que más bien  hoy no está), y L. E. Froom (notable por su selectivo y uso ecuménico de Elena G. de White en el libro Questions of Doctrine) mientras que deja a un lado el testimonio de los que aseguran haber visto el título en la tiara? ¿Qué hace que un grupo sea más digno de confianza que  otro?
El Dr. Bacchiocchi arguye que si el papado encontró que era necesario borrar el título Vicarivs Filii Dei de la tiara o mitra papal daría pie para decidir que también querrían borrarlo de todos los documentos históricos donde aparece. Pero este argumento es débil. Esto desdice el hecho de que es mucho más incriminatorio tener el título en la tiara para que todos vean que existe, que tener unas referencias escondidas en los libros de los eruditos e intelectuales que raramente  son leídos , si es que los leen, por un simple miembro de iglesia.
Si  el apologista profesional católico romano Patrick Madrid no lo sabía ¿cómo lo sabía un simple miembro  de iglesia?.
Elena G. de White ha declarado que el papado destruyó muchos registros incriminatorios que documentaban su horrible crueldad durante las edades oscuras. ¿Podríamos esperar menos cuando se refiere a la tiara o mitra papal?
La historia del pueblo de Dios durante los siglos de obscuridad que siguieron a la supremacía de Roma, está escrita en el cielo, aunque ocupa escaso lugar en las crónicas de la humanidad. Pocas son las huellas que de su existencia pueden encontrarse fuera de las que se encuentran en las acusaciones de sus perseguidores. La política de Roma consistió en hacer desaparecer toda huella de oposición a sus doctrinas y decretos. Trató de destruir todo lo que era herético, bien se tratase de personas o de escritos. Las simples expresiones de duda u objeciones acerca de la autoridad de los dogmas papales bastaban para quitarle la vida al rico o al pobre, al poderoso o al humilde. Igualmente se esforzó Roma en destruir todo lo que denunciase su crueldad contra los disidentes. Los concilios papales decretaron que los libros o escritos que hablasen sobre el particular fuesen quemados. Antes de la invención de la imprenta eran pocos los libros, y su forma no se prestaba para conservarlos, de modo que los romanistas encontraron pocos obstáculos para llevar a cabo sus propósitos. Conflicto de los Siglos, págs. 66-67
Hay evidencia aún de fuentes católicas romanas de que el título estuvo una vez en la tiara o mitra papal. El 15 de noviembre del 1914, en la edición de Our Sunday Visitor (Organo oficial de la arquidiócesis de Baltimore) se le hizo  la siguiente pregunta al Bureau de Información: ¿Es cierto de que las palabras de Apoc 13:18 se refieren al papa?
La respuesta fue la siguiente:” Las palabras a las que se refieren son estas,Aquí hay sabiduría , los que tienen entendimiento cuenten el número de la bestia porque es número de hombre; y el número es 666.
“El título del papa de Roma es Vicarivs Filii Dei. Este está inscrito en su mitra; y si tomas las letras de su título, las cuales representan números en latín, al sumarlos dan 666”.
En la edición del 18 de abril de 1915 de Our Sunday Visitor fue confirmada una vez más esta información. La pregunta era: ¿Cuáles son las letras que supuestamente están en la corona del papa y qué significan?
 La respuesta fue clara: “Las letras inscritas en la mitra papal son estas: Vicarivs Filii Dei, las cuales significan en Latín Vicario del Hijo de Dios´.
“ Los católicos sostienen que la iglesia, la cual es una sociedad visible, debe tener una cabeza visible. Cristo antes de su ascensión al cielo nombró a San Pedro para que actuara como su representante. Sobre la muerte de Pedro, el hombre que sucedió en el oficio de Pedro como Obispo de Roma fue reconocido como la cabeza de la iglesia. De ahí que al obispo de Roma, como cabeza de la iglesia se le dio el título Vicario de Cristo”.
 El apologista católico romano Patrick Madrid asegura haber contactado a Robert Lockwood, editor de Our Sunday Visitor sobre aquella publicación de 1915 y le dijeron que toda la publicación había sido destruida de los archivos. Esta es una admisión interesante. Aun en tiempos modernos la destrucción  se usa como un método dell papado para borrar una información que lo incrimina.
 Es cierto que el 16 de Septiembre de 1917 (y también el 3 de agosto de 1941) Our Sunday Visitor hizo un gesto y cambió totalmente el tono: Las palabras Vicarivs Filii Dei no son el nombre del papa, ni siquiera constituye su título oficial.
 La pregunta es ¿A cuál de las dos versiones de Our Sunday Visitor debemos creer? ¿Podemos realmente confiar en la palabra de una organización que se ha especializado en el engaño a lo largos de los siglos?
Debe admitirse que no podemos probar más allá de cualquier duda en este tiempo que el título Vicarivs Filii Dei  en algún momento en la tiara o mitra papal. La evidencia que tenemos hoy está confusa, aun en el mejor de los casos. Quizá sólo cuando en el día del juicio, cuando los libros sean abiertos en el tribunal divino podremos ver si el nombre estuvo allí o no.
Una cosa es clara como el cristal, sin embargo,  y es que el nombre Vicarivs Filii Dei es un título oficial que los papas han asumido y el nombre está en perfecto acuerdo con su blasfema aseveración.
 Es importante recordar que la profecía de Apoc. 13:18 no requiere que el título o el nombre de la bestia se encuentre en la corona o tiara papal.
Otros varios nombres o títulos se han sugerido como cumplimiento del nombre y del número de la bestia de Apoc. 13:18. Algunos han sugerido Dux Cleri (cabeza del clero, lateinos (hombre latino) o lvdovicvs (jefe de la corte de Roma). El problema con todas estas sugerencias es que ninguna de ellas es particularmente blasfema. Pero hay un nombre que ha sido asumido oficialmente por los obispos de Roma que es claro e inequívocamente blasfemo: Vicarivs Filii Dei.
La Biblia  dice claramente como el cristal  que el Espíritu Santo es el vicario del Hijo de Dios.
Antes de que Jesús se fuera al cielo prometió a sus discípulos: “Y yo rogaré al Padre y el enviará otro consolador para que esté con vosotros siempre, el espíritu de verdad el cual el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce más vosotros le conocéis porque mora en vosotros y estará con vosotros. No os dejaré huérfanos. Vendré a vosotros” (Juan 14:16-18). 
Jesús lo hizo muy claro que la cabeza visible de la iglesia (que es Jesús) estaría en el cielo, mientras que la cabeza invisible de la iglesia (que es el Espíritu Santo) tomaría su lugar en la tierra.
La teología Católica Romana lo ha cambiado de sitio. Afirma que la cabeza visible de la iglesia (Es el papa) está en la tierra, mientras que la cabeza invisible (Jesús) está en el cielo. De esta manera, los papas no sólo usurpan el lugar de Jesús sino que también usurpan el lugar del Espíritu Santo. Esto es el epítome de la blasfemia.
Asombrosamente la palabra griega Antichristos tiene el mismo significado básico en griego al Vicarivs Filii Dei en latín.
La mayoría asume que la palabra anticristo significa uno que está contra Cristo. Es cierto que en griego la preposición anti puede significar contra. Pero es igualmente cierto que esta preposición puede significar en vez deen lugar de. Por ejemplo, en el griego clásico la palabra antibasileus significa uno que ocupa el lugar del rey. En el Nuevo Testamento el nombre Herodes Antipas significa que Herodes gobernó en lugar de su padre (Apoc. 2:13). La palabra anti tipo significa el que toma el lugar del tipo.  
Se dice de Cristo como habiendo dado su vida en rescate en lugar de (anti lutron) todos. Así la palabra antichristos en griego y Vicarivs Filii Dei en latín llevan un significado muy semejante.
Aunque no comparto la interpretación futurista de Dave Hunt sobre el anticristo, creo que ha dado una exacta descripción de lo que es el anticristo bíblico. No es el que abiertamente blasfema a Cristo, sino el que busca suplantar a Cristo: “mientras que el prefijo griego anti generalmente significa contra lo que se opone a también significa en lugar de  o substituto de.
El anticristo encarna ambos significados. Se opondrá a Cristo mientras pretende ser el Cristo… Cuando haya venido el tiempo de su ascensión al poder será en medio de una crisis global sin precedentes. Será proclamado como el salvador del mundo y así parecerá ser… En vez de un asalto frontal contra el Cristianismo, el malo pervertirá la iglesia desde adentro haciéndose pasar como su fundador. Con astucia falsificará a Cristo mientras pretende ser el Cristo y por ese mismo proceso de sustitución minará y pervertirá todo lo que verdaderamente es Cristo… Si el anticristo pretenderá ser indudablemente el Cristo, entonces sus seguidores deben ser Cristianos. La iglesia de ese día sin voz discrepante, lo aclamará como su líder”. (Dave Hunt, Global Peace, pág. 7-8, 45,200).
Para cerrar me gustaría hacer unos comentarios sobre el nombre de Elena G. de White. El apologista católico romano Patrick Madrid (y otros antes que él) han asegurado que el nombre Ellen Gould White suma también 666 (L + L + L + V+ D + V + V + I = 666). Mirándolo superficialmente esto parece ser cierto, sin embargo, hay varios problemas insuperables con esta interpretación.
Primero, debe haber un poco de trampa para que esta identificación  sea llevada a cabo. La W en la palabra White tiene que ser convertida en 2 V.  No es necesario decir que esto nunca se hizo en la forma latina de contar los números romanos. De hecho, la Wnunca existió en el idioma latín.
Segundo, y más demoledor aún, el nombre Ellen Gould White no es un nombre blasfemo.
Tercero, no se justifica que se use el latín en computar a un nombre que está escrito en inglés. Si el nombre de Elena White estuviera en latín, entonces se justificaría usar el sistema de computarlo en números romanos o latín.
Finalmente, y más importante aún, es que debemos recordar que el número 666 es el número de la bestia. Elena G. d White no cumple con ninguna de las demás especificaciones de la bestia. Ella surgió en los Estados Unidos, no en Roma; tampoco arrancó 3 reinos, ni pensó en cambiar los tiempos y la ley (más bien mantuvo en alto la ley de Dios, incluyendo el sábado); no persiguió a los santos;, no hablaba blasfemias contra Dios, ni gobernó por 1260 años (ya que ella solamente vivió 87 años); no ejerció dominio sobre toda nación, tribu, lengua y pueblo, tampoco recibió una herida mortal la cual sanó y todo el mundo se maravilló tras ella. Aun fuera el caso de que el nombre Ellen Gould White sumara 666, lo cual no lo es, el número es sólo una de las especificaciones de la bestia y ninguna de las demás características de la bestia se cumple en Elena White.
Una vez escuché decir: Pero Elena White recibió una herida mortal cuando una compañera de clases la golpeó con una piedra en el tabique de su nariz cuando tenía 9 años de edad,  y aunque sus doctores dijeron que moriría, ella se recuperó de su herida.
Nunca dejo de asombrarme de lo que mucha gente es capar de hacer para sustentar sus nociones preconcebidas. Hay  2 problemas evidentes en este escenario:
Primero que todo, Elena de White fue herida mientras era niña, pero la bestia fue herida al final de su carrera.
Segundo, Elena G. de White fue herida con una piedra, mientras que la bestia fue herida con una espada (Apoc. 13:10,14).
A la luz de la evidencia histórica y bíblica que tenemos a nuestro alcance, creo que no es irrazonable creer que Vicarivs Filii Dei es una adecuada explicación del número 666. Este es un título oficial de los papas, aunque en la actualidad no haya forma de probar más allá de cualquier duda de que ese título estaba en la tiara o en la mitra papal en los tiempos pasados. Por tanto estoy de acuerdo con el comentario bíblico adventista tomo 7, pág. 338. Si la inscripción Vicarivs Filii Dei aparece en la tiara o en la mitra, no tiene verdadera importancia.  Se admite que el título se aplica al papa, y eso es suficiente para los propósitos de la profecía.

Categorías: Religiones

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