Pesas, Medidas y Valores Monetarios en el Antiguo Testamento

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EL ESTUDIO de los sistemas antiguos de pesas, medidas y valores monetarios de antaño presenta un cuadro confuso para el estudiante del mundo antiguo.  Mientras que los autores clásicos, Josefo y otros escritores posteriores, fueron las únicas fuentes de información sobre el tema, sólo podría ser aproximada la conversión de valores antiguos en sus equivalentes modernos.  Posteriormente, las expediciones arqueológicas al Cercano Oriente han descubierto verdaderas pesas de metal y de piedra, en algunos casos con los nombres grabados en ellas, monedas y textos que describen las medidas y el dinero que se usaban.  De allí que estemos en una posición mucho mejor ahora que hasta hace pocos años para comprender las referencias antiguas a diversos productos.  Sin embargo, aún hay lagunas en nuestro conocimiento, como lo demostrará el siguiente estudio.

I. Pesas
Talento.
Equivalente al Heb.  Kikkar o el kkr, que significaba «disco».  Recibió este nombre porque era usado en el comercio en forma de discos metálicos con una perforación en el centro.  Así se representan los talentos en los monumentos egipcios y mesopotámicos.  El talento babilónico equivalía a 3.600 siclos, y a 3.000 el talento hebreo (ver Exo. 38: 25-27).  La existencia de este talento más liviano se ha comprobado en fuentes que no son bíblicas mediante un texto de la ciudad de Ugarit (Ras Shamra) del norte de Siria, en el cual se da una lista de productos que alcanzaban a un total de 6.600 siclos.  Puesto que se da el total como «dos talentos, 600 siclos», es evidente que un talento sirio era igual a 3.000 siclos (Syria, t. 15 [1934], págs. 137-141).
Mina.
De maneh, que generalmente se traduce «libra» en la VVR (1 Rey. 10: 17; Esd. 2: 69; Neh. 7: 71, 72).  Se traduce «mina» en Eze. 45: 12, pero aquí el texto hebreo es oscuro.  Entre los hebreos la mina equivalía a 50 siclos, aunque no puede citarse ningún texto para comprobar esta afirmación, fuera de Eze. 45: 12 en la versión de los LXX.  Se han hallado en Ugarit pesas de minas hechas de metal en forma de toros acostados.  Pesan 469 g (Syria, t. 18 [1937], págs. 147-151).  La mina ugarítica era pues más pesada que la mina egipcia de 437 g, pero más liviana que las dos minas de Babilonia, que pesaban 491 y 505 g. La base de los valores empleados en este comentario es una mina de aproximadamente 570 g, derivada de un peso de 8 minas de 4.565 g encontrado en Tell Beit Mirsim, en Palestina (Annual of the American Schools of Oriental Research, t. 21/22 [1943], págs. 76-78).
Siclo.
Esta palabra proviene del hebreo sheqel y se relaciona con el shiqlu acadio.  Afortunadamente Kathleen Kenyon encontró en 1963, en Jerusalén, 16 pesas con sus valores escritos en siclos.  Estas pesas, algunas nuevas y otras moderadamente gastadas, varían de 10,88 g a 11,59 g. (Ver Palestine Exploration Quarterly, t. 97, 1965, págs. 129-132.) La mina de 469 gramos de Ugarit demuestra que en ese lugar el siclo pesaba alrededor de 9,38 g. Una pesa de ocho minas hallada en Teli Beit Mirsim, Palestina, nos da un siclo de 11,4 g, el que no está muy lejos de un promedio si se toma en consideración las pesas de Jerusalén mencionadas en otro lugar y varios otros siclos palestinos cuyos pesos varían entre 10,2 g y 12 g. Estas variaciones pueden deberse a las diferentes localidades y épocas de las que proceden estas pesas.  En este comentario se usará el valor de 11,4 g porque se relaciona con la mina de Tell Beit Mirsim y constituye una aproximación razonable dentro de la amplitud de valores para los diferentes siclos.
Nesef.
Esta es una pesa palestina que, aunque parezca raro, no se menciona en la Biblia.  Se han hallado varios ejemplares grabados de la misma, que pesan de 8,8 a 9,9 g, No se conoce el significado de nesef.  Tampoco se sabe si es un siclo liviano o si se basa en un sistema enteramente distinto.
Pim.
Del Heb. pym, un peso equivalente a 2 /3 del siclo.  Pym aparece en 1 Sam. 13: 21 [«pim» en la VVR].  Un «pim» era el precio que los filisteos cobraban por afilar las herramientas de los israelitas.  En las excavaciones hechas en Palestina se han hallado pims grabados que pesan de 7,26 a 7,60 g. Un ejemplar descubierto en Jerusalén que pesa 8,39 g (Palestine Exploration Quarterly, vol. 97 [1965], pág. 129) posiblemente está sin terminar, y por lo tanto tiene exceso de peso.
Beka.
Del Heb. beqa’ (Gén. 24: 22; Exo. 38: 26).  Este peso de medio siclo está representado por pesas grabadas verdaderas halladas en excavaciones realizadas en Palestina.  Su peso varía entre 5,8 a 6,1 g (O.  R. Sellers,The Citadel of Beth-zur [1933], pág. 60).  Un shekel de 11,4 g significaría un beka de 5,7 g.
Gera.
Literalmente «poroto» (frijol) o «grano».  Este era el peso hebreo más pequeño, la vigésima parte de un siclo (Exo. 30: 13; Eze. 45: 12).
Puede resultar útil dar una lista de los distintos pesos según han sido descubiertos en Ugarit, donde se han hallado más pesas que en cualquier otro lugar palestino o sirio (Syria, t. 18 [1937], págs. 147-151).
1/4      siclo    2,5 g =  38,58  granos
1/3         »        3,5 » =  54,01     «
1            »        9,5 » =  146,60   «
2            »      18,7 » = 288,57    »   (muy común en Ugarit)
10          »      91,5 » = 3,22     onzas
20          »    190,0 » = 6,70         «
50          »    469,0 » = 1,03     libras
Los pesos término medio que se usarán en este comentario al convertir pesas del AT a equivalentes modernos serán los siguientes:
TABLA DE PESAS
II. Medidas lineales
Los descubrimientos arqueológicos de Palestina no han proporcionado ningún ejemplo de medidas lineales para establecer la longitud absoluta de las diversas medidas usadas en el AT.  El codo babilónico está registrado en la famosa estatua del rey Gudea de Lagash, hallada en Tello, como de 49,78 cm.  También lo comprueban registros encontrados en tablas de arcilla.  El codo egipcio tenía alrededor de 52,32 cm de longitud, pero el codo equivalía a 44,96 cm.  Este fue probablemente el codo usado por los hebreos en la construcción del tabernáculo (Exo. 25: 10, 17, 23; etc.), pues acababan de salir de Egipto, donde habían conocido y usado el sistema egipcio de medidas lineales, y además, puesto que su propio codo usado en los días de Ezequías tenía aproximadamente el mismo largo (44,45 cm), tal como se ha calculado a partir del largo del túnel de Siloé (mide unos 533,40 m), que tiene 1.200 codos, según lo indica una inscripción grabada en él.  Las otras medidas lineales usadas en el AT, palmo, dedo, etc., se basan en el codo. (Ver Exo. 25: 25; 28: 16; Jer. 52: 21.) Los valores lineales equivalentes usados en este comentario son los siguientes:
TABLA DE VALORES LINEALES
Si la expresión «primera» medida de 2 Crón. 3: 3 («medida antigua», BJ) se combina con las declaraciones de Eze. 40: 5; 43: 13, por las que un codo largo tenía la longitud de un «codo [antiguo] y palmo», las medidas que figuran en la tabla anterior han de entenderse como siendo 1/6 más largas.  Un codo largo sería, por lo tanto, de 51,8 cm de longitud.  Estas medidas más largas tal vez tengan que ser aplicadas en la conversión de medidas halladas en libros posteriores tales como Ezequiel.  La «caña» de Ezequiel [«vara» en la BJ] tenía la medida de seis codos largos (Eze. 40: 5), o sea 3,66 m.
El «codo» gomed, de Juec. 3: 16 es de longitud desconocida.  La LXX lo traduce como «Palmo».*
III. Medidas de superficie
La única medida de superficie mencionada en la Biblia es la «yugada», semed (1 Sam. 14: 14; Isa. 5: 10).  Era el sector de campo que podía ser arado con una yunta de bueyes en un día.  Sin embargo, 1 Rey. 18: 32 también trata del tamaño de una superficie equivalente a aquella en la que, por lo general, se sembraban dos medidas de semilla.  Esta llegó a ser la medida común de campos en el tiempo del Talmud (‘Erubin 23b) donde se la define como igual a 5.000 codos cuadrados hebreos, es decir, aproximadamente unos 988 m2.
IV. Medidas de volumen
Hasta hace muy poco había gran incertidumbre respecto de las medidas de áridos y líquidos.  Aunque se conocía la relación de unas con otras por medio de declaraciones bíblicas o de la tradición judía fidedigna, era sumamente difícil su conversión a equivalentes modernos.  Esto se debía a discrepancias entre las fuentes rabínicas y Josefo respecto a sus valores y porque no se tenía ninguna medida antigua grabada como guía, ya fuera de Palestina o de Siria.  Esto explica por qué en casi todos los diccionarios o comentarios bíblicos se dan equivalentes diferentes para estas medidas.
Afortunadamente esta situación ha cambiado, y ahora podemos basar nuestras cifras en algunas medidas grabadas de batos* que se han descubierto.  Se halló en Laquis un fragmento de un jarrón que llevaba sobre el asa la inscripción «Bato Real».  Otro jarrón de un volumen de 45,33 litros con la impresión grabada «Para el rey, Hebrón», fue reconstruido con varios fragmentos.  Aunque el fragmento con la inscripción «Bato Real» era de un jarrón con boca y asa similares, era mucho más pequeño que el jarrón estampado.  Sin embargo, C. A. Inge creyó que el jarrón estampado reconstruido contenía un bato preexílico y sugirió igualarlo con 10 galones [unos 38 litros], lo que sería mucho mayor que la medida dada por Josefo u otros escritores acerca de este tema (Palestine Exploration Quarterly, 1941, págs. 106-109).
Proporcionaron más luz sobre este tema los fragmentos de un ánfora grande hallada en Tell Beit Mirsim, con la inscripción «Bato» en uno de ellos.  W. F. Albright hace notar que el fragmento con las palabras «Bato Real» de Laquis y el jarrón con «Bato» de Tell Beit Mirsim son del mismo tamaño, y al ser reconstruidos equivalen a unos 22 litros, mientras que el recipiente estampado más grande de Laquis era del tamaño de dos batos.  Concuerdan con esto un grupo de medidas de piedra que están ahora en el museo Notre Dame de Jerusalén, con un volumen de 21,25 litros (Annual of the American Schools of Oriental Research, t. 21/22 [1943], págs. 58, 59).  Este bato de alrededor de 22 litros, que se aproxima al volumen dado por los rabinos judíos, puede pues ser aceptado como una base razonable de cálculo hasta que se obtenga una evidencia más exacta.
Homer.
El jomer es una medida de áridos igual a 10 batos (Eze. 45: 14).
Coro.
El kor es una medida de áridos (1 Rey. 4: 22; 5: 11) y líquidos (Eze. 45: 14), medida del mismo volumen que el homer (Eze. 45: 14).
Letek.
El letek era una medida de áridos del volumen de medio homer (Ose. 3: 2).
Efa.
El ‘efa era una medida de áridos para granos ( Juec. 6: 19; etc.) igual al bato en volumen, y medía 1/10 de un homer (Eze. 45: 11).  El bato era una medida para líquidos (1 Rey. 7: 26; Eze. 45: 14; etc.).
Seah.
Se traduce generalmente como «medida» (Gén. 18: 6; 1 Sam. 25: 18; etc.). Es 1/3 de un bato según la tradición rabínica, medida de áridos para harina o granos.
Hin.
Esta era una medida para líquidos, para vino y aceite (Exo. 29: 40; 30: 24; etc.), igual a 1/6 de un bato según la tradición judía.
Omer.
el ‘omer era una medida de áridos de 1/10 del tamaño del efa (Exo. 16: 36).
Décima parte.
El ‘issaron, era también la décima parte de un efa (Núm. 28: 9; cf. vers. 5 y Exo. 29: 40), y como él, una medida de áridos.
Cab.
El cab, sólo mencionado en 2 Rey. 6: 25, parece haber sido una medida de áridos.  Fue usado en Egipto, y también se menciona en documentos judíos del siglo V, de Egipto, y con frecuencia en la literatura judía posterior como igual a 4 logs.
Log.
Esta es la medida más pequeña para líquidos (Lev. 14: 10, 12; etc.), que los escritores judíos helenistas dan como 1/72 de un bato.
La lista siguiente da varias medidas de volumen del AT.  Los equivalentes modernos usados en este comentario para convertir las medidas de áridos y líquidos del AT se basan en el bato de 22 litros previamente mencionado bajo el título «efa».
MEDIDAS DE CAPACIDAD
V. Valores monetarios
No hay ninguna seguridad en cuanto al peso de las diversas unidades monetarias de plata y oro mencionadas en la Biblia antes del tiempo de la conquista hebrea de Canaán.  El siclo de Tell Beit Mirsim, se ha calculado a partir de un peso de 8 minas y pesa 11,4 g. Otros siclos hallados en Ugarit, Siria, pesan 9,5 g. Los siclos hallados en Egipto y Babilonia varían desde 8,8 hasta 9,8 g. Los pesos modernos equivalentes dados en este comentario se basan en un siclo promedio de 11,4 g; se entiende que este valor, elegido arbitrariamente, es sólo aproximado.
En los tiempos antiguos muchos de los negocios se efectuaban por medio de trueques.  Salomón le pagó a Hiram de Tiro en productos (1 Rey. 5: 11), y el tributo del rey Mesa consistía en ovejas y cabras (2 Rey. 3: 4).  Sin embargo, se usó el metal como medio de intercambio desde épocas muy remotas.  Abrahán pagó 400 siclos de plata por la tierra que compró cerca de Hebrón (Gén. 23: 16) y David pagó 600 siclos de oro por la era de Ornán jebuseo sobre el monte Moria (1 Crón. 21: 25).
En las lenguas semíticas, «pagar» y «pesar»; en Heb. shaqal; en babilonio, shaqalu, son la misma palabra; como lo son «plata» y «dinero»: en Heb. kesef, y en babilonio kaspu.  Resulta evidente que la plata era el único metal básico para el intercambio monetario, y que era pagada por peso.  Sólo después de comenzar el uso de dinero acuñado en forma de monedas en el siglo VII AC, el estado fijó el valor de las piezas monetarias, garantizando su valor con su sello.
Las cartas de Amarna, escritas en Palestina durante el siglo XIV AC, muestran que los cananeos usaban el sistema monetario babilónico en tiempos de la conquista hebrea, aun en su trato con los egipcios.  Esto es inusitado, pues desde hacía ya casi un siglo el país había formado parte del imperio egipcio.  Ya que los nombres del AT para los valores monetarios -siclo y mina- son de origen babilonio (shiqlu y manu), generalmente se presume que los hebreos también usaron el sistema monetario de Babilonia y no el de Egipto.  Este último no fue empleado fuera de Egipto.
Es seguro que el sistema babilónico fue usado en los tiempos postexílicos, lo que se comprueba por ciertas declaraciones de Josefo.  En un lugar, él da a las minas de oro el valor de 2 1/2 libras romanas (Antigüedades xiv. 7. 1; iii. 8. 2).  Puesto que el denario romano variaba entre 3,88 g y 3,24 g en los días de Josefo, 4 denarios oscilarían entre 15,52 g y 12,96 g. El cálculo de Josefo es bastante acertado, porque el peso de todos los siclos de plata hebreos que existían desde antes de la destrucción de Jerusalén variaba de 14,12 g a 14,25 g. Esto era un poco menos que el siclo pesado babilónico, si se considera el siclo liviano equivalente a 8,37 g (Journal of the American Oriental Society, t. 64 [1944], pág. 73).
A menos que se descubra alguna evidencia positiva en contra será acertado calcular las declaraciones del Antiguo Testamento en cuanto a monedas usando sus equivalentes babilónicos conocidos.  La dificultad es que los babilonios trabajaban con siclos, minas y talentos livianos y pesados, pero los escritores del Antiguo Testamento no indican si usaban los valores monetarios livianos o pesados.  Por eso hay incertidumbre respecto a cuál debe entenderse en un caso dado.  La diferencia entre los dos sistemas era del 100 por ciento.  Si cierto valor monetario se da según el sistema de peso pesado, debe recordarse que el precio puede haber sido de acuerdo al más liviano, lo que lo disminuiría a la mitad.  Los valores de la tabla que aparece más abajo representan el peso liviano.
Puede resultar útil señalar la relación de los diversos valores metálicos en Babilonia durante los tiempos del Antiguo Testamento.  En la época patriarcal, el valor del oro respecto al de la plata era alrededor de 1 a 4. Pero el valor del oro aumentó de tal manera, que durante el primer milenio AC la proporción era generalmente de 1 a 13 1/2, con pequeñas fluctuaciones.  El valor de la plata respecto al cobre era generalmente de 1 a 60.
PESOS BABILÓNICOS LIVIANOS STANDARD
Es engañoso simplemente convertir el dinero antiguo en valores monetarios por medio de una comparación hecha según el poder adquisitivo del dinero antiguo.  No existen ejemplos aplicables al Antiguo Testamento, pero para Babilonia, tenemos los siguientes ejemplos:
Artículo                          Valor en siclos de plata
1 oveja o cabra                                     2
1 buey                                                  15-20
1 burro                                                  30
16 litros de trigo                                    1
32 litros de cebada                               1
2,76 kg. de lana                                     1
50 a 100 ladrillos cocidos                    1
1 esclavo (varón)                                 40-50
El dinero acuñado primero apareció en el Asia Menor en el siglo VII AC.  Tradicionalmente se considera a Lidia como el país donde se originó el dinero acuñado.  Cuando el Asia Menor se convirtió en una posesión persa, los persas adoptaron el uso del dinero acuñado y lo aplicaron por todo su imperio que, pocos años después de la conquista de Lidia, comprendía todo el Cercano Oriente.  Las monedas de oro eran acuñadas solamente por el rey, las monedas de plata también por las provincias.  Darío I introdujo la moneda de oro patrón, que fue llamada por su nombre, el dareikos, y valía unos 5 dólares.  Esd.  8: 27 menciona el dareikos, o «dracma», y el autor de Crónicas (siglo VI o V) convirtió el dinero davídico en dareikos [dracmas] para la mejor comprensión de sus lectores (1 Crón. 29: 7).
En Esd. 2: 69 y Neh. 7: 70-72 los valores monetarios están expresados en dracmas griegas.  El hebreo establece una clara distinción entre las unidades monetarias griegas y persas.  En Esd. 2: 69 y Neh. 7: 70-72 se usa la palabra darkemen, «dracma», y en Esd. 8: 27 y 1 Crón. 29: 7 se emplea la palabra ‘adarkon, que significa dareikos.   Hasta hace pocos años algunos eruditos críticos negaban la posibilidad de que se hubieran podido usar dracmas griegas en Palestina al principio del período persa, y consideraban los textos que mencionaban las dracmas como prueba del origen posterior de los libros de Esdras y Nehemías.  Sin embargo, las excavaciones de Beth- zur en Palestina han sacado a luz dracmas áticas de principios del siglo V, demostrando que estas monedas griegas eran usadas entonces en Palestina.  Las dracmas de oro áticas eran de aproximadamente el mismo valor que el dareikos persa.
Desde el siglo IV AC se permitió a los judíos que acuñaran sus propias monedas.  Estas eran una imitación de las monedas áticas como lo demuestran algunos especímenes que se han hallado recientemente. 

Categorías: Historia

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