Las Hijas de Caín: Zilá

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En el tema anterior hablamos sobre la primera hija de Caín, Adá. Hoy vamos a hablar sobre la 2da hija de Caín.
Gén 4:19
Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
¿Qué significa “Zilá”?
Aunque es un nombre un poco incierto, se cree que significa: coqueta, tintineo.
Es el tipo de mujeres que le gusta impresionar con su vestido.

El pueblo de Dios fue señalado cómo debía vestir.
Núm. 15:37-40
Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 38Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. 39Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. 40Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios.

Testimonios para la Iglesia  tomo 1, pág 458-459
“En este pasaje Dios expresamente ordenó un arreglo sencillo de vestir para los hijos de Israel a fin de distinguirlos de las naciones idólatras que los rodeaban. Al mirar su forma peculiar de vestir, debían recordar que eran el pueblo observador de los mandamientos de Dios, y que él había obrado de manera milagrosa para sacarlos del cautiverio egipcio a fin de servirle, para serle un pueblo santo. No debían servir a sus propios deseos, o imitar las naciones idólatras alrededor de ellos, sino permanecer siendo un pueblo distinto, separado, para que todos los que se fijaran en ellos pudieran decir: Estos son los que Dios sacó de la tierra de Egipto, que guardan la ley de los Diez Mandamientos. Tan pronto se veía a un israelita, era reconocido como tal porque Dios lo había distinguido como suyo por medios sencillos. La orden dada por Dios a los hijos de Israel de colocar una cinta azul en su vestuario no debía tener influencia directa sobre su salud, excepto en la medida en que Dios los bendijera por la obediencia. La cinta mantendría en sus mentes el elevado derecho de Dios y les ayudaría’ a no mezclarse con otras naciones, uniéndose en sus fiestas embriagadoras, y comiendo carne de cerdo y alimentos refinados en detrimento de la salud. Ahora, Dios quiere que su pueblo adopte la reforma en el vestir, no solamente para diferenciarse del mundo como su «pueblo peculiar», sino porque una reforma en el vestir es esencial para la salud física y mental. El pueblo de Dios ha perdido en mayor grado su peculiaridad y gradualmente ha estado imitando al mundo, y mezclándose con ellos, hasta llegar a ser como ellos en muchos aspectos.
Esto desagrada a Dios. Ellos conduce como condujo a los hijos del Israel de antaño, para que salgan del mundo y olviden sus prácticas idólatras, no siguiendo sus propios deseos -porque éstos no están santificados- o sus propios ojos que los han conducido a alejarse de Dios y unirse con el mundo.

El pueblo de Dios se distinguía si guardaba los mandamientos de Dios usando una franja en sus vestidos.

Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 174
“Vi que el pueblo de Dios no debía imitar las modas del mundo. Algunos lo han hecho. Debido a lo cual están perdiendo rápidamente el carácter peculiar y santo que debiera distinguirlos como pueblo de Dios. Se me llamó la atención al antiguo pueblo de Dios y se me dijo que comparara su vestimenta con la moda imperante en estos últimos días. ¡Qué diferencia! ¡Qué cambio! Entonces las mujeres no eran tan atrevidas como ahora. Cuando se presentaban en público se cubrían la cara con un velo. En estos últimos días las modas son vergonzosas  e  inmodestas. La profecía se ha ocupado de ellas. Fueron introducidas por una clase de personas sobre las cuales Satanás tenía completo control, “los cuales después que perdieron toda sensibilidad (sin tener ninguna persuasión de parte del espíritu de Dios), se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza” (Efe. 4:19). Si el profeso pueblo de Dios no se hubiera alejado tanto de él, actualmente existiría una marcada diferencia entre su vestimenta y la del mundo. Los sombreros pequeños que exponen la cara y la cabeza son un indicio de falta de modestia. Los aros utilizados para dar ruedo a los vestidos son una vergüenza. Los habitantes del mundo cada vez se tornaran más corrompidos, de modo que la línea de distinción entre ellos y el Israel de Dios debe tomarse más evidente, porque en caso contrario la maldición que afecta a los mundanos también caerá sobre el profeso pueblo de Dios”. 

Debe haber una distinción entre la ropa de cristiano y la de mundano.

Razones por las cuales apostató el pueblo de Dios.
Isa. 3:16-26
16Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; 17por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus verguenzas.
18Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, 19los collares, los pendientes y los brazaletes, 20las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, 21los anillos, y los joyeles de las narices, 22las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, 23los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. 24Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura. 25Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra. 26Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.

Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág 471:
“A causa de la irreverencia en la actitud, la indumentaria y el comportamiento, por falta de una disposición a adorarle, Dios ha apartado con frecuencia su rostro de aquellos que se habían congregado para rendirle culto.

Debe enseñarse a todos a ser aseados, limpios y ordenados en su indumentaria, pero sin dedicarse a los asuntos exteriores que son completamente impropios para el santuario. No debe haber ostentación de trajes; porque esto estimula la irreverencia. Con frecuencia la atención de la gente queda atraída por esta o aquella hermosa prenda, y así se infiltran pensamientos que no debieran tener cabida en el corazón de los adoradores. Dios ha de ser el tema del pensamiento y el objeto del culto; y cualquier cosa que distraiga la mente del servicio solemne y sagrado le ofende. La ostentación de cintas y moños, frunces y plumas, y adornos de oro y plata, es una especie de idolatría, y resulta completamente impropia para el sagrado servicio de Dios, donde cada adorador debe procurar sinceramente glorificarle.
En todos los asuntos de la indumentaria, debemos ser estrictamente cuidadosos y seguir muy de cerca las reglas bíblicas. La moda ha sido la diosa que ha regido el mundo, y con frecuencia se insinúa en la iglesia. La iglesia debe hacer de la Palabra de Dios su norma y los padres deben pensar inteligentemente acerca de este asunto. Cuando ven a sus hijos inclinarse a seguir las modas mundanas, deben, como Abrahán, ordenar resueltamente a su casa tras sí. En vez de unirlos con el mundo, relacionadlos con Dios. Nadie deshonre el santuario de Dios por un atavío ostentoso. Dios y los ángeles están allí. El Santo de Israel ha hablado por medio de su apóstol: «El adorno de las cuales no sea exterior con encrespamiento del cabello, y atavío de oro, ni en compostura de ropas; sino el hombre del corazón que está encubierto, en incorruptible ornato de espíritu agradable y pacífico, lo cual es de grande estima delante de Dios» (1 Pedro 3:3,4).

Testimonios para la Iglesia,  tomo 1, pág 127:
“E1 ángel dijo que veía con tristeza al profeso pueblo de Dios amando al mundo, participando de su espíritu y siguiendo sus modas: «¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡No sea que él os envíe con los hipócritas y los incrédulos fuera de la ciudad! Vuestra profesión tan sólo os causará mayor angustia, y vuestro castigo será mayor porque conocíais su voluntad, pero no la hicisteis».
Los que profesan creer el mensaje del tercer ángel, con frecuencia perjudican la causa de Dios comportándose livianamente, gastando bromas y haciendo chistes y ocupándose de frivolidades. Vi que este mal afectaba a todas nuestras filas. Es necesario humillarse delante del Señor, el Israel de Dios debiera desgarrar el corazón y no el vestido. Pocas veces se observa la sencillez infantil; se piensa más en la aprobación de los hombres que en el desagrado de Dios. El ángel dijo: «Poned en orden vuestro corazón, no sea que él os visite con juicio y sea cortado el débil hilo de la vida, Y permanezcáis en el sepulcro sin protección, sin preparación para el juicio. O si hacéis vuestra cama en la tumba, a menos que pronto hagáis paz con Dios, y os separéis del mundo, vuestros corazones se endurecerán aún más Y os reclinaréis contra un falso apoyo, una supuesta preparación, y descubriréis vuestro error demasiado tarde para aseguraros una firme esperanza».
Vi que algunos profesos observadores del sábado pasaban horas que eran más que pérdidas estudiando esta o aquella moda adornar su pobre cuerpo mortal. Mientras tratáis de presentaras lo más semejante al mundo, y tan hermosamente como podáis, recordad que el mismo cuerpo puede en pocos días ser alimento de los gusanos. Y mientras lo adornáis a vuestro gusto,  para agradar a los ojos, estáis muriendo espiritualmente. Dios detesta vuestro orgullo vano y perverso, y os considera como un sepulcro blanqueado, lleno de corrupción y de impurezas. ”.

Primeros Escritos, pág. 108
“Muchos de los que profesan ser cristianos, visten, hablan y actúan como el mundo, y lo único por lo cual se los puede conocer es por lo que profesan.  Aunque aseveran esperar a Cristo, su conversación no se cifra en el cielo, sino en las cosas del mundo.  «¡Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios!» (2 Ped 3:11, 12) «Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.» (1 Juan 3:3) Pero es evidente que muchos de los que se llaman adventistas se dedican más a adornar sus cuerpos y a presentar un buen aspecto a los ojos del mundo que a aprender de la Palabra de Dios cómo pueden ser aprobados por él”.

Testimonios tomo 4,  pág. 634
“El(Satanás) se regocija cuando ve a los profesos cristianos ansiosamente aceptando las modas que él ha inventado”.

Satanás tiene sus agentes dentro de la iglesia.
Testimonios para Ministros, pág. 43
Mientras el Señor trae a la iglesia a aquellos que están verdaderamente convertidos, Satanás trae a su fraternidad a personas que no están convertidas. Mientras Cristo siembra la buena simiente, Satanás siembra la cizaña.  Hay dos influencias opositoras que se ejercen continuamente sobre los miembros de la iglesia.  Una influencia trabaja para la purificación de la iglesia, y la otra para la corrupción del pueblo de Dios.

Mensajes Para los Jóvenes, pág. 355
“Una cosa es unirse a la iglesia, y otra bien distinta unirse a Cristo.  Las personas sin consagración, amantes del mundo, que profesan ser religiosas, son una de las causas más serias de la debilidad de la iglesia de Cristo”.

Peligro de bautizar gente no convertida

R&H, tomo 4, 301
“Solamente cuando la iglesia está compuesta de miembros de puros y abnegados, ésta puede cumplir el propósito divino. Se lleva a cabo una obra demasiado apresurada en añadir nombres al registro de la iglesia. Se ven serios defectos en los caracteres de algunos de los que se unen a la iglesia. Aquellos que los reciben dicen, primero los traeremos a la iglesia y después los reformaremos. Pero esto es un error. La primera obra a llevar a cabo es la de reforma. Orad con ellos, hablad con ellos, pero no le permitáis que se unan al pueblo de Dios en la relación de miembros de iglesia hasta que ellos no den una evidencia decidida de que el Espíritu de Dios está trabajando en sus corazones”

JT1: 592-601
¿Cuál es nuestra condición?

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 146:
“¡Ay! ¡Cuánto orgullo prevalece en la iglesia, cuánta hipocresía, cuánto engaño, cuánto amor al vestido, la frivolidad y las diversiones, cuánto deseo de supremacía! Todos estos pecados han nublado las mentes, de modo que no han sido discernidas las cosas eternas. ¿No escudriñaremos las Escrituras para que podamos saber dónde estamos en la historia de este mundo? ¿No llegaremos a entender plenamente la obra que se está efectuando para nosotros en este tiempo y el puesto que nosotros, como pecadores, debiéramos ocupar mientras se lleva a cabo esta obra de expiación? Si tenemos alguna preocupación por la salvación de nuestra alma, debemos efectuar un cambio decidido. Debemos buscar a Dios con verdadera contrición; con profunda contrición de alma debemos confesar nuestros pecados para que puedan ser borrados.
No debemos permanecer más en un terreno donde podamos ser fascinados. Nos aproximamos rápidamente al término de nuestro tiempo de gracia. Pregúntese cada alma: ¿Cómo estoy delante de Dios ? No sabemos cuán pronto nuestros nombres puedan ser puestos en los labios de Cristo y sean decididos finalmente nuestros casos. ¡Cuáles, oh cuáles, serán esas decisiones! ¿Seremos contados con los justos o seremos incluidos entre los impíos?
La iglesia ha de levantarse y arrepentirse
Levántese la iglesia y arrepiéntase de sus apostasías delante de Dios. Despiértense los atalayas y den un sonido cierto a la trompeta. Tenemos una amonestación definida que proclamar. Dios ordena a sus siervos: «Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su  pecado» (Isa. 58: 1)”.

JT1 600-601
“Se me ha mostrado que las reglas de nuestras iglesias son muy deficientes.  Todas las manifestaciones de orgullo en el vestir, que son prohibidas en la Palabra de Dios, deben ser suficiente razón para que la iglesia ejerza disciplina.  Si a pesar de las amonestaciones, 601 súplicas y ruegos, se continúa siguiendo la voluntad perversa, puede ello considerarse como prueba de que el corazón no está de ninguna manera unido al de Cristo.  El yo, y únicamente el yo, es el objeto de la adoración, y un cristiano profeso de esta índole apartará a muchos de Dios.
Pesa sobre nosotros como pueblo un terrible pecado, porque hemos permitido que los miembros de nuestras iglesias vistan de una manera inconsecuente con su fe.  Debemos levantarnos en seguida, y cerrar la puerta a las seducciones de la moda.  A menos que lo hagamos, nuestras iglesias se desmoralizarán.”

Mensajes Selectos tomo 2, pág. 174
“Dios llama a hombres de fidelidad a toda prueba. No tiene lugar en una situación de emergencia para hombres de dos caras”.

Cuidado con los mensajes tibios.
Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 220
“Mi corazón se llena de angustia cuando pienso en los mensajes tibios que dan algunos de nuestros ministros, cuando llevan un mensaje de vida o muerte.  Los ministros están dormidos; los miembros laicos también; y el mundo perece en el pecado.  Dios ayude a su pueblo a despertarse, a andar y obrar como hombres y mujeres que están en el umbral del mundo eterno”.

Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág 471:
Cuando se ha suscitado una iglesia y se la ha dejado sin instrucción acerca de estos puntos, e] predicador ha descuidado su deber y tendrá que dar cuenta a Dios de las impresiones que dejó prevalecer. A menos que se inculquen en los miembros ideas correctas de la adoración y reverencia verdaderas, habrá una creciente tendencia a poner lo sagrado y eterno al mismo nivel que las cosas comunes, y los que profesan creer la verdad ofenderán a Dios y deshonrarán la religión. Nunca podrán, con sus ideas incultas, apreciar un cielo puro y santo ni estar preparados para alternar con los adoradores de los atrios celestiales, donde todo es pureza y perfección, donde todos los seres manifiestan perfecta reverencia hacia Dios y su santidad”.

Cada día con Dios, 55
“La gran mayoría de los hombres y las mujeres que profesan conocer la verdad, prefieren recibir mensajes delicados. No quieren que se ponga delante de ellos sus pecados y defectos. Prefieren a los pastores acomodadizos, que no convenzan al presentar la verdad. Prefieren también a los hombres que los adulan, y a su vez ellos alaban al pastor por manifestar tan «buen» espíritu, mientras atacan al fiel siervo de Dios. . .
Muchos ensalzan al ministro que habla mucho de la gracia, el amor y la misericordia de Jesús, que no pone énfasis en los deberes y las obligaciones, que no amonesta acerca de los peligros de la hipocresía, o que no predica acerca de los terrores, de la ira de Dios.
La obra del Señor debe hacerse con fervor y decisión, por encima del engaño y la hipocresía. Sus verdaderos pastores no alabarán ni exaltarán al hombre. Comparecerán delante del pueblo con un claro «Así dice el Señor, el Santo de Israel». Darán el mensaje, ya sea que los hombres lo quieran escuchar o lo rechacen”.

La mujer de Caín se vestía como ramera. Si seguimos sus pisadas es porque somos sus hijos.

¿Seguiremos sus pisadas?

1 Tim. 2:9-10
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
Mensajes Selectos, tomo1, pág. 146:
“Levántese la iglesia y arrepiéntase de sus apostasías delante de Dios. Despiértense los atalayas y den un sonido cierto a la trompeta. Tenemos una amonestación definida que proclamar. Dios ordena a sus siervos: «Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su  pecado» (Isa. 58: 1)”.


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