Evangelio Según San Lucas

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Evangelio Según San Lucas

El consenso antiguo y unánime de la tradición cristiana apunta a Lucas,* el médico, como el autor del libro (cƒ Col. 4:14). El famoso Fragmento Muratoriano (c 200 d.C.) también lo atribuye al médico compañero de Pablo. En ninguna parte Lucas se identifica como el autor, pero la evidencia interna claramente lo señala como tal: 1. Las introducciones al Evangelio de Lucas (1:1-4) y a Hechos (1:1, 2) no dejan dudas acerca de un autor común. Además, ambos libros están dedicadas a la misma persona -un cierto Teófilo- y el estilo literario y la dicción en ambos son manifiestamente iguales. 2. El uso del pronombre «nosotros» en ciertos pasajes de Hechos (16:10-17; 20:5-21:18; 27:1-28:16) indica que el autor estuvo con Pablo en diversos momentos de su ministerio: se unió a Pablo en Troas, durante el 2º viaje misionero, y siguió con él hasta Filipos; lo acompañó a Jerusalén en el 3er viaje; permaneció en Palestina durante los 2 años que Pablo estuvo preso en Cesarea. su 1er encarcelamiento (allí se unió a Pablo en enviar saludos para los creyentes de Colosas [Col. 4:14] y a Filemón [Flm. 24]); y más tarde, durante su 2º encarcelamiento en Roma (2 Ti. 4:11), cuando el apóstol escribió patéticamente: «Sólo Lucas está conmigo».

De acuerdo con Col. 4:14, Lucas era médico, además de hombre de letras. Se han compilado listas de supuestos términos médicos empleados por él. Algunos de ellos, es cierto, reflejan la preparación y el punto de vista de un profesional (cf Lc. 4:38; 5:12; 8:43 con las narraciones paralelas de Mateo y Marcos).

Pero muchas de las palabras y expresiones citadas como términos médicos eran de uso general y su empleo en su Evangelio no puede ser tomado como prueba absoluta de que el autor era médico.

II. Ambientación.

Los eruditos conservadores generalmente fechan el Evangelio no más tarde que el 63 d.C., porque: 1. Su composición fue obviamente anterior a la de Hechos (Hch. 1:1). 2. La abrupta terminación de la narración de Hechos implica que éste fue escrito durante el 1er encarcelamiento de Pablo en Roma, c 61-63 d.C., y aparentemente poco después de su llegada a la ciudad. Que Hechos no diga nada del juicio, de la liberación, del nuevo arresto, de la sentencia y de la ejecución de Pablo, se acepta generalmente como evidencia de que el informe fue escrito antes que ocurrieran estos últimos acontecimientos.

Parece que Lucas usó los 2 años que permaneció en Palestina, mientras Pablo estaba preso en Cesarea, para recoger materiales de testigos oculares para su Evangelio (Lc. 1:1-4). De acuerdo con Col. 4:10 y 14, Lucas y Juan Marcos estaban en Roma al mismo tiempo, y esto habría dado a Lucas la oportunidad de obtener información adicional, lo que explicaría la semejanza entre extensos pasajes y el orden de muchos acontecimientos en los 2 Evangelios. Estas similitudes han llevado a muchos a creer que Marcos fue una de las fuentes de las que obtuvo información.

III. Destinatarios.

Lucas dirige su Evangelio a cierto «Excelentísimo Teófilo» (Lc. 1:3; Hch. 1:1), de quien nada más se conoce. Por cuanto el nombre Teófilo significa «amigo de Dios», algunos eruditos han sugerido que no se refiere a una persona en particular sino a toda persona que pudiera ser llamada «amiga de Dios»; es decir, a los cristianos en general.
Sin embargo, el título «excelentísimo» implica 723 definidamente que Lucas tenía en mente a una persona real. Como lo sugiere el nombre, Teófilo probablemente era un gentil convertido al cristianismo. También se ha conjeturado, aunque sin base en los hechos, que Teófllo proveyó los fondos necesarios para que Lucas escribiera su historia de la iglesia en 2 tomos. Como la introducción a Hechos lo implica (Hch. 1:1, 2), el libro retoma la narración de la historia de la iglesia cristiana donde la dejó el Evangelio de Locas (Lc. 24:50-53). Esto sugiere que el propósito del autor fue escribirla en 2 tomos. En cuanto a la cantidad de material, Lucas aportó al NT más o menos lo mismo que Pablo, y casi el doble que el apóstol Juan.

El prólogo de Lucas está escrito en un espléndido griego koiné literario, la lengua común del mundo romano que hablaba griego en esos días (Lc. 1:1-4). Es pulido pero lleno de gracia y modestia, y se conforma a los mejores modelos literarios griegos. Esto, junto al esfuerzo por fechar los acontecimientos en armonía con la forma griega corriente en sus días, y su referencia a las fuentes de información, sugiere que Lucas, evidentemente un hombre instruido e inteligente, se dirigía primariamente a los hombres cultos y educados de su época. En elegancia de estilo literario griego, el libro de Lucas está junto al de Hebreos, y en ciertos aspectos refleja el estilo de los grandes escritores griegos de su tiempo. En el v 5 pone a un lado el estilo literario koiné, con su forma elegante, y utiliza uno de gusto claramente hebreo que recuerda las narraciones del AT (como las del nacimiento de Samuel). En suma, Lucas, el médico amado y compañero de viajes de Pablo, escribió su Evangelio para los lectores griegos en particular.

IV. Tema.

El prólogo revela que redactó su Evangelio después que «muchos» otros habían escrito sobre el tema (1:1). Aunque no era un testigo ocular de la vida y del ministerio de Jesús, recibió mucha información de gente que presenció los hechos (v 2). Investigó concienzudamente todas las fuentes accesibles a él, escritas y orales, y fue su propósito conservar la historia «por orden» (v 3). Uno de sus objetivos explícitos era proveerle a su amigo Teófilo de un informe totalmente confiable de la vida y las enseñanzas de Jesús. No tenernos manera de saber si Lucas incluye a Mateo y Marcos entre los «muchos [que] han tratado de poner en orden» los hechos de la narración evangélica. Generalmente se cree que el Evangelio de Marcos, por lo menos, y tal vez el de Mateo, ya estaban en circulación. Pero «muchos» claramente implica más de 2, y por tanto parecería que se habían escrito otras narraciones de la historia del evangelio que se han perdido. Que Lucas no pretenda ser un testigo ocular, sino que reconozca francamente su deuda hacia otros, habla bien de él como historiador cuidadoso y exacto, e implica que, en este caso, la inspiración no es tanto un asunto de impartir información original, sino más bien una garantía de la exactitud de lo que se registra. Como historiador, fue a las fuentes originales, pero también fue un autor inspirado. Solo Lucas, entre los escritores de los Evangelios, brinda un marco cronológico que correlaciona los acontecimientos de la vida de Cristo con los eventos de la historia de su tiempo (Lc. 2:1, 2; 3:1, 2).

V. Contenido.

Lucas ofrece su narración evangélica como una presentación exacta, completa y sistemática de la historia de la vida y del ministerio de Jesús. Mientras Mateo enfática lo que Jesús enseñó, y Marcos lo que Jesús hizo, Lucas combina ambos elementos. Su pretensión de haber «investigado con diligencia todas las cosas desde su origen» (Lc. 1:3) no es una jactancia vana, ya que casi la 1/4 parte de los incidentes conocidos de la narración evangélica sólo aparecen en Lc. Dos aspectos de la vida y del ministerio de Jesús que Lucas cubre con amplitud, pero que los otros mencionan sólo brevemente o pasan por alto, son el período de la infancia y niñez y su extenso ministerio en Samaria y Perea durante los 6 meses que precedieron a la última Pascua (cps 1; 2; 9:51-19:10). Sólo Lucas registra las circunstancias que rodearon el nacimiento de Juan el Bautista (1:5-25, 57-80), la anunciación a María y la visita de María a Elisabet (1:26-56), el nacimiento de Jesús (2:1-7), el anuncio a los pastores (vs 8-20), la circuncisión y la presentación en el templo (vs 21-38), la participación de Jesús en una Pascua (vs 41-50) y su juventud (vs 51, 52). En forma similar, sólo Lucas se ocupa de la Visita de Jesús a Nazaret, al comienzo de su ministerio en Galilea, y su rechazo allí (4:16- 30). Tal vez en un intento por explicar a los lectores no judíos cómo Jesús pudo ser rechazado por los dirigentes de su propia nación y, sin embargo, ser en verdad el Mesías prometido, Lucas rastrea la ascendencia de Jesús hasta Adán (Lc. 3:23-38), el padre de la raza, implicando así que era el Salvador de toda la humanidad y no sólo de los judíos (Mateo, en cambio, se conforma con exponer la genealogía de Jesús hasta Abrahán). Lucas también tiene un interés permanente en el ministerio 724 personal de Jesús hacia los no judíos (7:1 -10; 8:26-39), y sólo él registra la misión de los 70 a Samaria (9:51-10:20) y relata la parábola del buen samaritano. En Lc. apenas se rastrea el particularismo y el exclusivismo judío, que a veces se pueden detectar en Mt. y Mr.

Los primeros 2 capítulos se dedican a la infancia y juventud de Jesús. Como los otros Evangelios sinópticos, pasa por alto el ministerio temprano de Jesús desde su bautismo y la Pascua, y su labor en Judea hasta la 2ª Pascua. Presenta su trabajo en Galilea hasta la 3a Pascua con bastante detalle (4:14-9:17), como lo hacen Mateo y Marcos. Al tratar el período del retiro de Jesús del ministerio público hasta la fiesta de los Tabernáculos, 6 meses después, Lucas omite una cantidad de incidentes que narran Mateo y Marcos (Lc. 9:18- 43). Como ya se dijo, trata las labores en Samaria-Perea con mucho detalle (9:51-19:10), como también los eventos que giran alrededor de la última semana del ministerio terrenal de Jesús, en la 4a Pascua (19:28-23:56). Finalmente, como los otros escritores evangélicos, se ocupa con ciertos detalles los sucesos del período posterior a la resurrección (cp 24; véase CBA 5:649-651).

Bib.:
Eusebio de Cesaréa – Historia Ecliesiástica iii.4.6.

 


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