Los Arboles en la Biblia – Parte 1

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Los Arboles en la Biblia – Parte 1

Los árboles y la madera se mencionan con frecuencia en la Biblia. La Tierra Santa misma no puede haber sido nunca densamente poblada de árboles, aun cuando se sabe que existían bosques en zonas actualmente desprovistas de árboles. Partes de la llanura de Sarón estaban cubiertas de robles de hoja caduca, mientras que en buena parte de la región montañosa había robles de hoja perenne, incluyendo el Carmelo, donde todavía existen en alguna medida. El pino carrasqueño (o de Alepo) también crecía en suelos adecuados en las montañas. Basán y el Líbano eran fuentes importantes de obtención de madera, y el cedro del Líbano es famoso. La madera era necesaria para la construcción de edificios (aun cuando para las viviendas humildes las ramas toscas servían), barcos, instrumentos musicales, herramientas agrícolas, artículos para el hogar, y hasta ídolos.

Acacia (heb. sittimm, °vrv1 “Sittim”, y “espinos” en Is. 41.19). Varias especies de acacia (Acacia albida, A. tortilis, A. iraqensis) existen en los uadis del desierto de Sinaí y en el cálido valle del Jordán, donde el lugar geográfico Sitim recibió su nombre de dicho árbol (Jos. 2.1). La madera dura de este árbol fue usada por los israelitas para el arca y partes del *tabernáculo o tienda de reunión (Ex. 25). Estos árboles espinosos y de ancha copa se encontraban entre los pocos árboles disponibles en Sinaí, adecuados para proporcionar trozos de madera de tamaño utilizable.

Álamo (heb. libneh; bekaim, 2 S. 5.23–24; 1 Cr. 14.14–15; °vrv2 “balsameras”; °vrv1 “morales”). Cuando Jacob engañó a Labán se valió de varas de álamo, avellano y castaño (Gn. 30.37). El álamo (Populus eufratica) es alto y con hojas que susurran (2 S. 5.23–24; 1 Cr. 14.14–15) y, como el sauce (véase inf.), crece al lado del Jordán y los arroyos donde las ramas echan raíces fácilmente (Os. 14.5, °nbe, °nc). Por consiguiente es poco probable que se lo encuentre en las cimas de las montañas, como uno de los árboles de sombra bajo los cuales se hacían sacrificios y ofrendas (Os. 4.13). Esta podría ser una referencia al estoraque (Styrax officinalis), que tiene hojas blancas en su superficie inferior. Se piensa que la “rama” de Gn. 49.22 (°vp “planta”) puede haber sido el álamo del Éufrates.

Almendro. El almendro (Prunus dulcis o Amygdalus communis) florece en la Tierra Santa ya en enero. Su nombre heb. saqed, ‘el que vela’, da la idea del primero de los árboles frutales en cobrar vida después del invierno. Las flores son blancas con un tinte rosáceo, por lo que se evidencia la analogía con el patriarca de cabellos canos (Ec. 12.5). La belleza del almendro era frecuentemente copiada en adornos (Ex. 25.33–34). Además de producir aceite, el meollo constituía alimento favorito en Palestina, y era regalo aceptable, como cuando Jacob envió almendras a Egipto (Gn. 43.11). Probablemente se haga referencia a él en Gn. 30.37, donde °vrv2 traduce “avellano”, y se menciona en Jer. 1.11–12, donde un juego de palabras (con saqed y soqed) ilustra el rápido cumplimiento de las promesas por parte de Dios. Véase A. Goor y M. Nurock, Fruits of the Holy Land, 1968, pp. 241–254.

Almugguim (heb. almuggim, 1 R. 10.11–12; la mayoría de las vss. traduce “sándalo”, mientras que °bj y °ci retienen el vocablo heb.). Importado por Judá con oro de Ofir. La ubicación de Ofir sigue siendo conjetural, y la identidad del árbol es incierta. La tradición lo equipara con el sándalo rojo (Pterocarpus santalinus), que es un árbol leguminoso grande originario de la India y Ceilán. Otros sostienen, empero, que tanto el algummin como el almuggim deberían equipararse con un árbol del Líbano.

Castaño (heb. armon, Gn. 30.37; Ez. 31.8). El “castaño” (°vrv2, °vp) no es autóctono de la región; en cambio el “plátano” (Platanus orientalis; °bj y otras vss., “plátano”; °vm “plátano oriental”), árbol grande de hojas caducas, crece en lechos rocosos de arroyos en la Palestina septentrional. Tiene hojas digitadas y capítulos colgantes redondos.

Cedro (heb. <erez; gr. kedros). Se trata del cedro del Líbano, Cedrus libani, conífera grande y extendida que anteriormente abundaba en el mte. Líbano, donde en la actualidad está reducida a pocos ejemplares dispersos, y se los protege. La madera era altamente estimada por su durabilidad y se usó, por ejemplo, en la contrucción de la casa de David (2 S. 5.11, etc.), el templo de Salomón (1 R. 5.6–10, etc.) y el templo nuevo edificado después el exilio babilónico (Esd. 3.7). Hay textos extra bíblicos que afirman que Nabucodonosor explotaba los bosques libaneses (cf. Hab. 2.17). Salomón tenía carros, o más probablemente sillas de manos (heb. <appiryoÆn), hechos de cedro (Cnt. 3.9). El cedro puede alcanzar una altura de 40 m, y los escritores del AT lo usaban como figura de estatura en el hombre (Ez. 31.3; Am. 2.9), de magnificencia (Sal. 92.12), y majestad (2 R. 14.9). El significado del heb. <ezraµh\ en el Sal. 37.35 es oscuro (°vrv2 ‘laurel verde”, °vm “árbol vigoroso”, °bj “cedro del Líbano”), pero en otras partes del AT significa “autóctono’, y aquí se indica una planta originaria de Palestina.

La madera de cedro que quemaba el sacerdote durante la purificación levítica (Lv. 14.4–6, 49–52; Nm. 19.6) no sería cedro del Líbano sino un árbol pequeño del desierto sinaítico, el enebro fenicio, Juniperus foenicea, que despide fragancia cuando se lo quema.

Ciprés. Árbol (Cypressus sempervirens) con un desarrollo denso, de 13–20 m de altura, con numerosas ramas con hojas escamadas, y que proporciona una madera excelente. Con frecuencia se los planta en los cementerios mediterráneos como variedad columnar (var. pyramidalis). °vrv2 traduce como “ciprés” el heb. beros (Is. 41.19; 55.13; °vrv1 “haya, °vm “abeto”), mientras que la variante berofim (Cnt. 1.17) se traduce “pino” en rsv. Según los elementos de prueba el ciprés sería el heb. tassur (Is. 41.19; 60.13; °vrv2 “boj”; °vrv1 tiene “álamo” en el primer caso). La referencia en Os. 14.8 al “ciprés siempre verde” (°bj) o “abeto verde” (°vm) o “haya verde” (°vrv2) prosigue con una mención de su fruto, presumiblemente comestible. Probablemente se trate del Pinus pinea, que tiene copa extendida y semillas comestibles en la piña.

Ébano (heb. hobrim, Ez. 27.15; egp. hbny). El duramen negro rojizo del Dalbergia melanoxylon, árbol leguminoso de las partes más secas del África tropical. Se lo usaba extensamente en el antiguo Egipto para muebles finos, vasijas valiosas, enchapados, cetros, e ídolos. Sólo posteriormente se aplicó esta palabra egp. a las maderas de negro azabache del género Diospyros que se obtenían en el África tropical, y ahora especialmente al D. ebenum de Ceilán. Véase A. Lucas y J. R. Harris, Ancient Egyptian Materials4, 1962, pp. 434–435; F. N. Hepper, “On the transference of plant names”, PEQ 109, 1977, pp. 129s.

Encina (heb. tirza, Is. 44.14, °vrv1; °vrv2 “ciprés”). Madera usada para hacer ídolos paganos. Si la encina de °vrv1 indica la madera de la encina perenne (Quercus ilex) de la zona del Mediterráneo central, se la hubiera tenido que importar. En cambio evidentemente la referencia es, según el contexto, a un árbol autóctono, tal como alguno de los robles de la zona. °vrv2 y °vm traducen la palabra heb. por “ciprés” (Cypressus sempervirens); otras vss. tienen “roble” (°bj ); ambos son nativos de Palestina. La palabra heb. tirza es semejante a la palabra ugarítica tisr para ciprés.

Las palabras heb. allon y elon tamb. se vierten encina (°vrv2), además de “roble” (°vm). En Palestina hay tres especies de roble (Quercus). La coscoja (Q. coccifera, conocida tamb. como Q. calliprinos) es una siempre verde que habita los montes, donde se la ve frecuentemente como un arbusto, si bien la variedad palestina puede llegar a formar un árbol redondeado con tronco robusto cuando está protegida. Uno de los robles de hoja caduca (Q. infectoria) probablemente no se mencione en la Biblia, debido a su distribución limitada en altitudes considerables. El otro, el roble de Vallonea o Tabor (Q. aegilops, conocido tamb. como Q. ithaburensis), se encuentra en las tierras bajas de la Palestina, pero la tala extensa ha eliminado los bosques que anteriormente cubrían la llanura de Sarón. Es un árbol fuerte, de madera dura, que alcanza una gran edad, y su fruto, o bellota, está inserta en una copa. Hay cierta confusión con el terebinto, que alcanza una altura similar y tiene nombre heb. semejante, si bien botánicamente son diferentes.

La encina o roble era árbol favorito debajo del cual sentarse (1 R. 13.14), o sepultar los muertos (Gn. 35.8; 1 Cr. 10.12). Los árboles solitarios constituían mojones (1 S. 10.3; °vrv1 “campina”). Su madera poco se menciona; es dura y se usaba para hacer remos (Ez. 27.6). Basán era renombrada por sus encinas (Is. 2.13; Ez. 27.6; Zac. 11.2), y hasta el día de hoy pueden verse hermosos ejemplares adultos de Q. aegilops en esa región. La tintura escarlata o carmesí, empleada en ritos heb. (Ex. 25.4; 26.1; He. 9.19, etc.), se obtenía de un insecto cóccido que cubría las ramitas de la encina coscoja. Absalón quedó atrapado por el cabello en una encina (2 S. 18.9–10).

El heb. asera se traduce en °vrv1 (siguiendo la LXX alsos) como “bosque” o “(lugar) alto” idolátrico (Ex. 34.13; Dt. 16.21; 2 R. 17.16, etc.), dado que se pensaba que se refería a un encinar o robledo. En cambio los entendidos actuales sostienen que no se trata de una referencia a árboles sino a una imagen o un asta cúltica de la diosa cananea Asera (así °vrv2), consorte de Él. No obstante, con frecuencia también había árboles en torno a la cuestión: “No plantarás ningún árbol para Asera” (Dt. 16.21); “Sacrificaron … debajo de las encinas, álamos y olmos que tuviesen buena sombra” (Os. 4.13). Hasta el día de hoy pueden verse en diversas partes de Palestina bosques “sagrados” de encinas y terebintos.


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