Explicando a ISAÍAS, capítulo 3

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Versículo 1:PORQUE he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua; «

De Jerusalén y de Judá. Jerusalén y Judá representan al profeso pueblo de Dios, el cual en los días de Isaías se había apartado mucho del Señor y sin embargo hacía una ruidosa aunque vana profesión religiosa. Una situación similar prevalece en el mundo actual, y el pueblo que en estos últimos días adora a Dios con sus labios, pero cuyo corazón está lejos de él, necesita este mismo mensaje.

Al sustentador y al fuerte.
 Dios está a punto de quitar de Judá los dos elementos más necesarios para sustentar la vida: el pan y el agua. Ver Lev. 26: 26; Sal. 105: 16; Eze. 4: 16; 5: 16; 14: 13, donde aparece la expresión «sustento del pan». Sin duda Isaías se refiere aquí al hambre literal, pero el contexto parece aplicar la figura del hambre literal a una escasez de dirigentes capaces. La nación sufriría por falta de liderazgo, así como el cuerpo sufre por falta de alimento. Cuando los estadistas fueran eliminados, las responsabilidades de gobierno recaerían sobre personas incapaces. El resultado inevitable sería una decadencia nacional (vers. 2-5).

Versículo 2:el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano; «

El juez y el profeta. En los vers. 2-3 se enumeran las diferentes clases de hombres que eran el sostén de la nación. Sin tales dirigentes, ningún Estado puede perdurar por mucho tiempo. Pero esos hombres serían quitados de Judá, lo cual ocasionaría debilidad y desorganización nacional. El Señor no afirma que deliberadamente quitaría a tales personas de la tierra, sino simplemente llama la atención al funcionamiento natural de la ley de causa y efecto. Permitió que Israel tuviera los dirigentes que quería, los cuales gobernarían como el pueblo deseaba ser gobernado.

El adivino.
 «El augur» » (BJ). Aunque la palabra hebrea así traducida indica casi siempre a un adivino cuyas actividades no podían ser aceptadas por Dios, también puede referirse al que echa suertes para saber la respuesta deseada. Se refiere aquí a una persona sabia y prudente, capaz de dar un buen consejo.

Versículo : 3. » el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador. «

El hombre de respeto. «El grande» » (NC) o «estimado» (BJ). En este versículo continúa la enumeración de los hábiles dirigentes que habrían de ser eliminados en Judá: oficiales del ejército, los funcionarios civiles, todos ellos necesarios para que la nación fuera fuerte y próspera. Hombres de esta clase fueron los que Nabucodonosor llevó a Babilonia (2 Rey. 24: 14; cf. Jer. 24: 1; Dan. 1: 3-4).

Versículo: 4 » Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores. «

Pondré jóvenes.
 «Les daré mozos por jefes» (BJ). La conducción de los asuntos nacionales caería en manos de hombres de inteligencia pueril. Se designaría a incapaces para que gobernaran la nación. Habría una grave escasez de dirigentes hábiles, y como resultado las cosas irían de mal en peor. «Muchachos»: individuos caprichosos, hombres faltos de claridad mental y de buen juicio para actuar. Ellos decidirían y determinarían el destino del Estado. Bajo tales condiciones, la desintegración nacional sería rápida y segura.

Versículo: 5. » Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble. «

El pueblo se hará violencia. Las naciones cuyos dirigentes son sabios y capaces no sufren injusticia ni opresión. El esfuerzo resuelto de los conductores de una nación para promover igualdad y justicia impedirá abusos que resulten en la ruina de la civilización. Cuando los ciudadanos de una nación son constantemente oprimidos por sus conciudadanos, su confianza y prosperidad languidecen. Donde hay injusticia y engaño, violencia y opresión, la nación mengua, y el día del ajuste de cuentas seguramente vendrá. Esto ha ocurrido en todas las edades. Ocurrió en Judá en los días de Isaías; sucede también hoy. La corrupción prepara el camino para el caos y la ruina.

El joven se levantará. Los jóvenes de cortos años y poca experiencia despreciarían el consejo de sus mayores. Tal como se presenta en el Decálogo, el primer deber del hombre para con su prójimo es honrar a sus padres (Exo. 20: 12; cf. Lev. 19: 32). Entre los peligros que se predicen para el tiempo del fin, se incluyen: hijos «desobedientes a los padres»,» y hombres «impetuosos» e «infatuados,» «aborrecedores de lo bueno» » (2 Tim. 3: 1-4).

Versículo: 6. » Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina; «

Tú tienes vestido. Se intentaría encargar la conducción del pueblo a los ricos, sin pensar que la posesión de bienes materiales no siempre es evidencia de habilidad para gobernar.

Esta ruina.
 Estas palabras se emplean para referirse a la nación como si ya fuera una morada en ruinas. Los tiempos distarían mucho de ser prósperos.

Versículo: 7. » él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo. «
No tomaré ese cuidado.
 Una de las acepciones del hebreo permite traducir como lo hace la BJ: » «No seré vuestro médico.»Así respondería el hermano a quien se instara a gobernar sobre esa «ruina» (vers. 6). Rechazaría la invitación, y el cargo de «cuidador» o «médico» quedaría vacante. No le incumbiría la tarea de curar las heridas ajenas. Si había una obra de restauración que realizar, que otro asumiera la responsabilidad. Tuviera o no capacidad para asumir el mando, rehusaría la responsabilidad del liderazgo.

Versículo: 8. » Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad. «

Arruinada está Jerusalén. En el tiempo de las invasiones de Senaquerib  el reino de Judá quedo casi completamente en ruinas. El rey Ezequías fue forzado por el monarca asirio a pagar un elevado tributo. Aunque Senaquerib no logró penetrar en Jerusalén, el resto de la nación cayó en sus manos.

La lengua de ellos y sus obras.
 Aquí Isaías expone el motivo de la humillación que había sufrido Israel, y de la completa ruina que inevitablemente habría de seguir: el pueblo había abandonado al Señor, y por eso Dios ya no podía bendecirlo ni protegerlo. Por sus palabras y sus obras, el profeso pueblo de Dios estaba en rebeldía contra Jehová.

Para irritar los ojos. Literalmente, «para rebelarse ante los ojos de su gloria», es decir, en su misma presencia (cf. vers. 9). Dios es longánime y compasivo, y espera mucho antes de castigar a los culpables. Pero por más que se demore, el día del ajuste de cuentas sin duda llegará.

Versículo 9: » La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí. «

La apariencia de sus rostros.
 Mejor, «su aprecio por los rostros,» es decir, «su parcialidad» (cf. Hech. 10: 34: «acepción de personas»). Esos impíos no distinguían entre lo bueno y lo malo; hacían lo que les agradaba. La conveniencia era lo que valía, no la justicia. Sus conceptos y sus hechos testificaban contra ellos a la vista del cielo.

Como Sodoma. Los moradores de Sodoma pecaron abiertamente. La ciudad fue notoria por su impiedad, y el pueblo se deleitaba en su mala fama. No pretendían hacer el bien. Públicamente se jactaban de su maldad. Esa clase de pecadores estaba en evidente rebelión contra Dios, y no procuraba ocultar ese hecho. El vicio ya no rendía homenaje alguno a la virtud, aparentando hacer el bien. Eran evidentes el vicio y la iniquidad; había total desvergüenza al hacer lo malo. Por su disolución, las ciudades de Israel eran como las ciudades de la llanura; estaban maduras para la destrucción.

Amontonaron mal. El pecado siembra las semillas de su propia destrucción. La impiedad del pecador va seguida de una copa de amargura y mal que quemará su alma y destruirá su ser. Todos los que hacen el mal amontonan mal para sí, y no bien.

Versículo 10: «Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. «
Decid al justo. Todos siegan lo que han sembrado. Los justos siembran buena simiente, la cual producirá una buena cosecha. La gran lección que los humanos necesitan aprender es que todo lo que siembran, eso habrán de cosechar. Padres y maestros no pueden cometer mayor error que el permitir que los jóvenes crean que cuando siembran el mal podrán cosechar el bien. Inexorablemente se ha pronunciado una maldición sobre el pecador. Por lo tanto, nadie debe decirle al pecador de Sión que en el futuro le irá bien. Esto no puede ser, pues Dios ha pronunciado una maldición. Sólo el que abandona el pecado y hace el bien puede esperar la bendición del cielo.

Versículo 11: » ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado. «

¡Ay del impío! Este no es un decreto arbitrario de parte de Dios, sino la afirmación de un hecho fundamental. En el mundo no hay nada más real que el hecho de que la siembra del mal produce mal. Cuando se siembra impiedad, los que la han sembrado y quienes los rodean sin duda recogerán una cosecha de desdicha. Por su iniquidad, Israel se estaba destruyendo a sí mismo. Era necesario inculcar este hecho en forma permanente en los corazones de todos, a fin de que se apartaran del pecado y que como resultado la nación pudiera ser salvada. No hay mayor patriota ni ciudadano de mayor valor que el predicador de justicia. Isaías mantuvo esto ante su pueblo de principio a fin, y en cierta medida sus esfuerzos tuvieron éxito. Su predicación influyó mucho para que hubiera una reforma, y así salvó a la nación de la tragedia que de otro modo rápidamente habría asolado al país.

Le será pagado.
 El rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto dice: «ocurrirá a él».

Versículo 12: » Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos. «

Los opresores . . . son muchachos.
 Algunos han pensado que estas palabras se refieren a la edad de los reyes de Judá en esta época, pero difícilmente podría ser así, pues, salvo excepciones, los reyes durante el tiempo de Isaías no fueron demasiado jóvenes cuando asumieron el poder. Jotam tenía 25 años cuando comenzó a reinar (2 Rey. 13: 33); Acaz, 20 (2 Rey. 16: 2), y Ezequías, 25 (2 Rey. 18: 2). Es cierto que Azarías, también llamado Uzías, tenía sólo 16 años cuando subió al trono (2 Rey. 15: 2); pero el ministerio de Isaías no comenzó hasta cerca del fin del reinado de Azarías (Isa. 6: 1). Manasés tenía 12 años (2 Rey. 21: 1) y Josías sólo 8 (2 Rey. 22: 1) cuando comenzaron a reinar. Puesto que los reyes del tiempo de Isaías no fueron literalmente «muchachos», tampoco es lógico pensar que sus funcionarios fueran «muchachos» en un sentido literal. Esta frase significa que los gobernantes de la época eran niños en su criterio y capacidad. Escaseaban los dirigentes experimentados en el trono, en el hogar, como también en otras actividades. Esto fue cierto especialmente en el caso de Acaz -quien comenzó a reinar unos pocos años después de que Isaías fuera llamado por Dios-, el cual fue sucedido en el trono por el buen rey Ezequías.

Mujeres se enseñorearon. De nuevo significa que el país era gobernado por hombres carentes de dones para el mando. Aunque las palabras «muchachos» y «mujeres» no deben tomarse en su sentido literal, la influencia de las arrogantes y disolutas » «hijas de Sión» (vers. 16-24) debe haberse hecho sentir sobre los dirigentes, e indirectamente, en los asuntos del Estado. En vez de ayudar a sus esposos, esas mujeres les eran un estorbo; en vez de enseñar a sus hijos los caminos de justicia, los guiaban por sendas de transgresión.

Los que te guían. El dirigente ocupa una posición de gran responsabilidad, porque adonde él conduce, el pueblo irá. Cuando los dirigentes van por mal camino, naciones enteras se descarrían. Los dirigentes civiles y religiosos del tiempo de Isaías guiaban al profeso pueblo de Dios por caminos de iniquidad y destrucción. El mundo hoy está bajo malas influencias que lenta y seguramente conducen a los hombres por caminos de impiedad, cuyo fin es la muerte eterna. En ningún momento de la historia fue más importante que hoy el contar con un liderazgo acertado.

Versículo 13: » Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. «

Jehová está en pie.
 Cuando la impiedad alcance cierto límite previsto por el Señor, él se levantará para hacer juicio (PR 269; 2JT 62-63; 5T 524); la intercesión cesará y comenzará la ejecución del juicio. Dios exhorta a su pueblo a arrepentirse y apartarse de su maldad antes de que sea para siempre demasiado tarde.

Versículo 14: » Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas. «

Los ancianos. Es decir, los ancianos y dirigentes que gobernaban el país. Eran ciegos «guías de ciegos» (Mat. 15: 14). El pueblo esperaba de ellos conducción y sabiduría, pero sólo era conducido por caminos de impiedad e insensatez.

Habéis devorado la viña. La viña representa a la nación de Israel (cap. 5: 7; cf. cap. 1: 1, 8, 27; 2: 1, 3; 3: 1, 8, 16; 4: 3-4). Los dirigentes civiles y religiosos eran los cultivadores de la viña. En vez de cuidarla, la habían devorado. Se preocupaban más por sí mismos que por el bienestar del pueblo al cual gobernaban.

El despojo del pobre. Los pobres de la tierra eran defraudados por los gobernantes. La razón del empobrecimiento del pueblo era la codicia de los que ocupaban puestos influyentes y de autoridad.

Versículo 15: » ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de los ejércitos. «

Majáis mi pueblo.
 El pueblo de Israel era el pueblo de Dios. Los pobres y los menesterosos eran hijos de Dios, y el Rey del cielo los tenía en tan alta estima como a los ricos. Dios tomaba nota de cada injusticia, y habría de considerar a cada opresor como responsable de su maldad. Por causa de su debilidad y pobreza, los humildes y necesitados dependen de todos los que profesan ser siervos de Dios. Oprimir a los pobres equivale a violar los principios del reino de los cielos. Dios no mirará con agrado a los que se enriquecen a expensas de los pobres y después tratan de aliviar su conciencia presentando ofrendas a Dios de esas ganancias mal adquiridas.

Versículo 16: » Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; «

Las hijas de Sion.
 Después de haber descrito la situación de los príncipes y ancianos de Israel, Isaías se dedica a considerar a sus esposas e hijas que eran tan degeneradas como ellos. En ningún otro pasaje bíblico puede encontrarse una descripción tan detallada de la corrupción femenina. Se describe a las mujeres del tiempo de Isaías tal cual eran: vanas, arrogantes, altivas, orgullosas, más interesadas en sí mismas que en el Señor o en las necesidades de quienes las rodeaban. En notable contraste, Pedro presenta un cuadro ideal de la mujer cristiana (1 Ped. 3: 1-5). La arrogancia era la característica destacada de las «hijas de Sión»; pero la característica sobresaliente que Dios deseaba ver reflejada en sus vidas era el «espíritu afable y apacible».

Andan. Las hijas de Sión imitaban el modo de andar de las rameras a fin de atraer la atención de los hombres. «Andan con el cuello estirado y guiñando los ojos, y andan a pasitos menudos, y con sus pies hacen tintinear las ajorcas» » (BJ). Con cuello erguido, ojos desvergonzados, «pasitos menudos» (BJ) y miradas llenas de coquetería, las mujeres andaban por las calles procurando hacerse admirar para atrapar a sus víctimas (cf. Prov. 7: 6-21).

Haciendo son. En algunos países del Cercano Oriente se ataban campanitas de plata a los tobillos, las cuales tintineaban al caminar el que las llevaba. Las ajorcas o brazaletes se llevaban tanto en las piernas como en los brazos, y producían un tintineo cuando las muchachas caminaban por la calle. Las «hijas de Sión» seguían, pues, las costumbres de las naciones corruptas que rodeaban a Israel.

Versículo 17: » por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas. «

Raerá la cabeza. Las mujeres tendrían que raparse el cabello, ya fuera por enfermedad o en señal de vergüenza. Serían víctimas de crueles invasores que las despojarían de sus costosas ropas.

Versículo 18: » Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, «

Atavío. «Adorno» (BJ), «hermosura».»

Calzado. Heb. ‘ akasim, «ajorcas» (BJ), de la raíz ‘ akas , «tintinear», «sacudir brazaletes». En el vers. 16, «haciendo son» se traduce de la misma raíz.

Las redecillas. Heb. shebisim , algún tipo de cinta de oro o plata llevada en la cabeza.

Lunetas. Heb. saharonim, «lunitas». Probablemente adornos en forma de luna creciente, que se llevaban en el cuello. En el Cercano Oriente se ponían en el cuello muchos adornos de oro, plata o piedras preciosas.

Versículo 19: » los collares, los pendientes y los brazaletes,»

Los collares. Heb. netifoth , «gotas». Sin duda algún tipo de pendientes usados en las orejas.

Los pendientes. Mejor «brazaletes». Los brazaletes eran, y siguen siendo, uno de los 158 adornos preferidos en los países del Cercano Oriente. Muchas veces eran grandes y llamativos, y se usaban varios a la vez.

Los brazaletes. Heb. re’aloth , «velos».

Versículo 20: » las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, «

Las cofias.
 He. pe’erim , «tocados» de varias clases. Entre ellos coronas, cintas, sombreros y peinetas o broches de cabello con muchos adornos. Cf. Eze. 44: 18 y Exo. 39: 28, donde la palabra pe’erim se emplea para referirse a los turbantes de los sacerdotes.

Los atavíos de las piernas. Heb. tse’adoth , «ajorcas», «cadenillas de los pies» (BJ). Muchas veces las mujeres del Cercano Oriente se adornaban piernas y pies tanto como manos y brazos.

Los partidores del pelo. Heb. qishshurim , «ceñidores» (BJ). Algún tipo de cinta o banda que se ataba en la cabeza o en el busto. Era un adorno usado en la vestimenta de las mujeres de los países del Cercano Oriente, especialmente de las novias. Cf. Jer. 2: 32, donde la palabra qishshurim se traduce como «galas» o «cinta» (BJ).

Pomitos de olor. Literalmente, «cajas de aliento» o receptáculos de perfumes.

Zarcillos.
 Heb. lejashim, «amuletos» (BJ, BC, NC) o encantos, los cuales probablemente se esperaba que produjeran algún efecto mágico en quien los llevaba.

Versículo 21:» los anillos, y los joyeles de las narices,»

Anillos.
 Heb. tabba’oth, «anillos» o «sortijas» para los dedos o las orejas. Se emplea también para referirse a los «anillos para sellar» (cf. Gén. 41: 42; Exo. 35: 22; Núm. 31: 50; Est. 8: 8).

Joyeles de las narices. «Aretes de nariz» (BJ). Un adorno común en tierras del Cercano Oriente, tanto antaño como ahora.

Versículo 22: » las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, «

Ropas de gala. «Vestidos preciosos» (BJ, NC).

Mantoncillos. «Mantos» (BJ), » «túnicas» » (NC), o vestimentas exteriores.

Velos. Heb. mitpajoth ; mantos o «chales» (BJ) llevados por encima del vestido. En Rut 3: 15 se designa con este término el «manto» de Rut. El rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto omite esta palabra.

Bolsas. Heb. jaritim . Probablemente bolsos o carteras (2 Rey. 5: 23).

Versículo 23: » los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. «

Espejos.
 Heb. gilyonim , de la raíz galah , «descubrir, revelar». No puede saberse si gilyonim se refiere a «vestidos transparentes», según lo indicaría la traducción de la LXX, o a «espejos», siguiendo la traducción de la Vulgata. Los vestidos transparentes eran comunes en el antiguo Egipto, y posiblemente fueron usados por las mujeres de la apóstata Judá. También eran comunes en el antiguo Cercano Oriente los espejos de metal pulido (ver com. Exo. 38: 8). Tanto la posición de este elemento entre otros del ajuar femenino, como el estudio de la palabra hebrea parecen indicar que más bien se trataba de un vestido transparente y no de un espejo.

Lino fino. En el antiguo Cercano Oriente eran muy cotizados los vestidos de lino fino, algunas veces comparables con la más fina seda o la más ligera gasa.

Gasas. Aquí la RVR parece invertir el orden del hebreo, que pone primero a los «tocados» o «turbantes» » (BJ) y luego las «gasas» o «velos» o «mantillas» (BJ) con las cuales se completaba el atuendo.

Versículo 24: » Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceniciento de silicio, y quemadura en vez de hermosura. «

Perfumes aromáticos.
 Posiblemente el perfume extraído del bálsamo.

Hediondez.
 También «olor a rancio». Muchas mujeres que vivían en medio del lujo perderían toda su riqueza y serían llevadas cautivas a países extraños. Los asirios fueron vencedores crueles. Senaquerib afirma haber llevado cautivos a Asiria, en el año 701 a. C., a 200,150 habitantes de Judá. Entre los cautivos menciona específicamente a hijas de la casa real, concubinas del rey y músicos, tanto mujeres como hombres. Muchas de las «hijas de Sión» que lucían sus galas cuando Isaías pronunció su severísima reprensión, sin duda estaban entre las que, despojadas de sus adornos, con vergüenza y en desgracia fueron llevadas a Asiria. En vez del perfume aromático del bálsamo, habría hediondez de miseria, peste y muerte.

Cuerda en lugar de cinturón.
 «En vez de cinturón, un cordel» » (NC). En vez de un cinto bordado, habría harapos; en lugar de «cinturón», una «soga» alrededor de la cintura.

Compostura del cabello.
 Heb. miqsheh , «peinado artificioso» » (BJ), «trenzas» (NC). En vez de un hermoso cabello bien peinado, se vería la cabeza rapada de la esclava.

Ropa de gala.
 Heb. pethigil , «vestido fino», de buen material y hermosamente confeccionado. En lugar de tal vestido, no habría para cubrirse más que un pedazo de saco en la cintura.

Quemadura en vez de hermosura. Esta traducción se basa en el texto masorético hebreo, el cual reza: ki-tájath yofi . Tanto la LXX como la Vulgata omiten totalmente esta frase, aunque la revisión de la LXX, hecha por Luciano incluye la traducción interpretativa táuta sói antí kallopismóu, «todo esto para ti [será] en vez de adorno». De este modo se entiende que la última frase del vers. 24 es un resumen de todo el versículo y no el punto final de la lista de calamidades. La traducción de la RVR da por sentado que la palabra hebrea ki proviene del verbo kawah , «quemar», «chamuscar», «grabar a fuego». No se conoce ningún otro caso donde se emplee así la palabra ki , y es difícil concebir que aquí tenga ese sentido. Muchos traductores y comentadores modernos han seguido la traducción de la RVA, sugiriendo que las mujeres de Jerusalén recibirían, como los animales, una marca grabada con fuego, como señal de su esclavitud. El descubrimiento del rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto, que data más o menos del año 125 a. C., o sea unos 1.000 años antes que el texto masorético de Isaías más antiguo, resuelve el problema con ki-tájath yofi bósheth : «así, en vez de hermosura, vergüenza» » (NC). En esta frase, la palabra ki cumple su función normal. Equivale a «porque», «así». En este caso presenta el resumen de Isa. 3: 24. Puede verse en la explicación de este pasaje el valor que han tenido los rollos de Isaías encontrados cerca del mar Muerto, para dar a conocer el texto original hebreo.

Versículo 25: » Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra. «

Espada. En el castigo que sobrevendría, los varones de Judá caerían ante la espada de los ejércitos invasores. Sería imposible decir cuántos miles perecieron en Judá, asesinados por los asirios durante el tiempo de Isaías. Si fueron llevados cautivos más de 200.00 hombres y mujeres cuando Senaquerib invadió a Judá en 701 a. C., es posible que el número de muertos en esta primera campaña suya haya sido aún mayor (2 Rey. 18: 13). Por otra parte, es de notar que Senaquerib con frecuencia es dado a la exageración.

Tu fuerza en la guerra.
 Senaquerib afirma que los mejores soldados de Ezequías cayeron en sus manos. Sin duda, muchos de los soldados más valientes murieron; y muchos otros fueron llevados cautivos a la lejana Asiria.

Versículo 26: » Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra. «

Sus puertas. Se describe a Jerusalén con el símbolo de una mujer desolada y afligida que, sentada en el suelo, llora amargamente por las desgracias que la han abrumado. El caso del antiguo Israel fue registrado «para nuestra enseñanza» (Rom. 15: 4), «para amonestarnos» (1 Cor. 10: 11), a fin de que no cometamos los mismos errores (1 Cor. 10: 1-10) y, como resultado, podamos cumplir el glorioso propósito que Dios tiene para su pueblo hoy (ver Heb. 3: 7-8, 12-15; 4: 1-3, 11, 14- 15).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-26 1T 270

1-4 PR 239

8 PR 239

9 PP 486

10 3JT 254

10- 11 CS 596; Ed 141; 1T 469; 2T 648; 3T 272; 5T 431

12 FE 222; PR 239; 5T 88

14- 16,18-23 PR 227

25 1T 270

Categorías: Sermones

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