El gusano que no muere de Isaías 66:24 y Marcos 9:48

Publicado por - en

El gusano que no muere de Isaías 66:24 y Marcos 9:48

Isaías 66:24: Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.

El destino de los malvados

La descripción del destino de los malvados hallada en Isaías 66:24 es considerada por algunos tradicionalistas como el testimonio más claro del castigo eterno en el Antiguo Testamento. El escenario del texto es el contraste entre el juicio de Dios sobre los malvados y sus bendiciones sobre los rectos. Estos últimos disfrutarán de prosperidad y paz, y adorarán a Dios regularmente de sábado en sábado (Isa. 66:12-14, 23). Pero los malvados serán castigados con “fuego” (Isa. 66:15) y “juntos perecerán” (Isa. 66:17, NVI). Este es el escenario del crucial versículo 24 que dice: “Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre”.

Peterson interpreta que la frase “su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará” significa que “el castigo y la vergüenza de los malvados no tienen fin; su destino es eterno. No es de extrañar que serán detestables para toda la raza humana”.31

La descripción de Isaías del destino de los malvados posiblemente se inspiró en la matanza de 185.000 hombres del ejército asirio por parte del Señor durante el reinado de Ezequías. “Cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos” (Isa. 26:36). Este evento histórico tal vez haya servido para prefigurar el destino de los malvados. Notemos que los justos observan “cuerpos de muertos” (hebreo: pegerim), no personas vivas. Lo que ven es destrucción y no tormento eterno.

Los “gusanos” se mencionan en conexión con los cuerpos de muertos, porque aceleran la descomposición y representan la ignominia de los cadáveres desprovistos de entierro (Jer. 25:33; Isa. 14:11; Job 7:5; 17:14; Hech. 12:23). La figura del fuego insaciable es usada frecuentemente en la Escritura para expresar un fuego que consume (Eze. 20:47-48) y reduce todo a la nada (Amós 5:5-6; Mat. 3:12). Los gusanos y el fuego representan una destrucción total y final. Para comprender el significado de la frase “no se apagará la llama del fuego”, es importante recordar que mantener un fuego encendido para quemar cadáveres requería un esfuerzo considerable en Palestina. Los cadáveres no se queman fácilmente y la leña necesaria para consumirlos era escasa. En mis viajes a Medio Oriente y África, a menudo he visto esqueletos de animales parcialmente quemados, porque el fuego se extinguió antes de que los restos pudiesen ser consumidos.

La imagen de un fuego insaciable simplemente transmite el pensamiento de ser completamente quemado o consumido. No tiene nada que ver con el castigo eterno de las almas inmortales. El pasaje habla claramente de “cuerpos de muertos” que son consumidos y no de almas inmortales que son atormentadas eternamente. Desafortunadamente, los tradicionalistas interpretan este pasaje y declaraciones similares de Jesús a la luz de su concepción del castigo final y no sobre la base de lo que la figura del lenguaje realmente significa.

Marcos 9:48: Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

Gr. skolex, «cresa», «gusano». Como comentan Major, Manson y Wright (The Mission and Message of Jesus, p. 123): «El gusano que no muere no es el símbolo de un alma que no puede morir, sino que es el símbolo de la corrupción que no puede ser purificada». En el vers. 43 se presenta a «vida» en contraste con el «fuego que no puede ser apagado». En Rom. 6: 23 y en muchos otros textos «vida» está en contraste con «muerte». En Juan 3: 16 el contraste es entre la vida eterna y la perdición o la destrucción. Es obvio que Jesús tiene en cuenta aquí el mismo contraste. «El fuego nunca se apaga» está en aposición con «el gusano de ellos no muere», y es una expresión equivalente; además parece irrazonable que los gusanos puedan proseguir su obra en la presencia del fuego. No hay nada en la palabra skolex, «gusano», que ni aun remotamente justifique la explicación popular que hace equivaler «gusano» con «alma» (ver com. Isa. 66: 24), hecho que es reconocido por casi todos los comentadores, sin importar qué piensen personalmente en cuanto al estado del hombre en la muerte.

En el Sermón del Monte, Jesús declara que cualquiera que a su hermano le diga “fatuo, quedará expuesto al infierno [gehenna] de fuego” (Mat. 5:22). Otra vez, dijo que es mejor sacarse el ojo o cortarse la mano que hace que la persona peque y no que “todo tu cuerpo sea echado al infierno [gehenna]” (Mat. 5:29, 30). El mismo pensamiento se expresa más adelante: es mejor cortar un pie o una mano o sacar un ojo que hace que una persona peque y no “ser echado en el infierno [gehenna] de fuego” (Mat. 18:8, 9). Aquí el fuego del infierno es descripto como “eterno” en la versión Reina Valera 1960.

El mismo dicho se encuentra en Marcos, donde tres veces Jesús dice que es mejor cortar el órgano ofensor que “ir al infierno [gehenna], al fuego que no puede ser apagado… ser echado al infierno [gehenna], donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Mar. 9:43-44, 46, 47-48). En otro lado, Jesús reprende a los fariseos por recorrer mar y tierra para ganar un converso y luego hacerlo “dos veces más hijo del infierno [gehenna] que vosotros” (Mat. 23:15). Finalmente, les advierte a los fariseos que ellos no “escapar[án] de la condenación del infierno [gehenna]” (Mat. 23:33).


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *