El don de profecía, tema 17

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CRÍTICAS HECHAS A ELENA G. DE WHITE

SIETE TIPOS DE CRÍTICOS QUE HA TENIDO ELENA G. DE WHITE

1. Los que rechazan a cualquiera que pretende ser profeta.

2. Los que fracasan en utilizar las reglas básicas de interpretación comúnmente aceptadas.

3. Los que se basan en rumores y dichos de alguien, sin evidencias escritas para sus acusaciones. Poco o ningún crédito debe darse a informaciones que existen solo en la memoria de tales críticos.

4. Aquellos que ante un cambio editorial en los escritos del profeta, le llaman “supresiones”.

5. Los que se escandalizan ante la real o aparente dependencia literaria de Elena de White.

6. Los que dicen creer que un profeta debiera tener conocimiento pleno de todo desde el mismo principio de su ministerio.

Estos alegan:

a. Que las predicciones debieran ser inalterables.

b. Que sus escritos tienen que estar exentos de errores y discrepancias.

c. Que nunca se debieran incluir contenidos de fuentes no inspiradas.

7. Los que aceptan los escritos como inspirados para fines devocionales y homiléticos, pero rechazan la posibilidad de que tengan valor teológico.

ORIGEN DE LAS CRÍTICAS

Toda crítica destructiva tiene su origen en Satanás. En el cielo, Satanás criticó el gobierno de Dios. El espíritu de crítica y de descontento causó desarmonía entre las huestes celestiales. El mismo resultado se logra en la iglesia cuando se permite albergar en el corazón el espíritu de amargura y de crítica. Los profetas y hasta el mismo Jesús fueron objeto de severas críticas:

  1. A Jesús se le acusó de “comilón y bebedor de vino” (NVI: glotón y borracho) (Mateo 11:18-19);
  2. de comer “sin lavarse las manos” (Mateo 15:2).
  3.  Le dijeron “tú eres hijo de fornicación” (Juan 8:41 [“Nosotros no somos hijos nacidos de prostitución”]).

2. A Jeremías se le acusó de mentiroso (Jeremías 43:2 [Lo que dices es una mentira]).

3. En el Pentecostés, cuando los discípulos recibieron la unción del Espíritu Santo, la gente que los observaba, dijo: “están borrachos” (Hechos 2:13).

4. A Moisés lo criticaron acerbamente sus propios hermanos María y Aarón (Números 12:1-2).

Si a Jesús y a los profetas criticaron, no es extraño que a Elena de White se le haya criticado acerbamente.

Críticos en el seno de la iglesia

El primer crítico serio que tuvo Elena de White fue el ex pastor adventista Dudley M. Canright, quien por treinta años sirvió como pastor, evangelista y administrador en la iglesia desde 1857-1887. Otros que la criticaron después fueron:

1. Miles Grant,

2. Louis Conradi,

3. Sra. De Burdick,

4. Albión Ballenger,

5. John H. Kellogg, y

6. A. T. Jones.

En tiempos modernos, sus críticos son:

1. Robert D. Brinsmead,

2. Walter Rea,

3. Ron Numbers,

4. Desmond Ford,

5. Don Hawley,

6. Cliff Andrews,

7. Dirk Anderson,

8. Christine Harding,

9. Wallace D. Slatteri y otros más.

Fuera de la iglesia la lista es larga. Mayormente son protestantes de línea dura.

CRÍTICAS HECHAS A ELENA G. DE WHITE DESDE EL TIEMPO DE CANRIGHT

1. Que abandonó doctrinas que al principio creía.

2. Que suprimió libros por no convenir que estuvieran en circulación.

3. Que era influenciada por sus colaboradores y manipulada especialmente por su hijo W. C. White.

4. Que sus secretarias hacían los libros y solo ponían el nombre de Elena de White en las obras.

5. Que en temperancia decía una cosa y hacía otra.

6. Que era acaudalada, terrateniente y que se enriqueció desmedidamente a costa de la hermandad.

91CONOCIENDO EL DON DE PROFECÍA

7. Que era una plagiaria consumada.

8. Que sus visiones eran el resultado de un trauma sufrido en la niñez, habiéndole causado una epilepsia del lóbulo frontal izquierdo. Como consecuencia, tenía alucinaciones y crisis nerviosas.

9. Que contrajo deudas, contrario a lo que recomendaba a los hermanos.

10. Que hizo profecías que no se cumplieron.

RESPUESTAS A LAS ACUSACIONES QUE SE LE HACEN

1. Que abandonó doctrinas que al principio creía. Ciertamente, ella, al igual que los primeros adventistas, no tuvieron toda la luz. Esta les fue dada poco a poco. “La senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).

Junto con otros muchos, llegaron a creer que la puerta de la misericordia se había cerrado para el mundo incrédulo. Puesto que se había predicado con tanto empeño, solo tenían derecho al cielo los que habían creído que Jesús vendría en 1844. Luz posterior les fue dada, para convencerlos de que esa no era una posición correcta. En 1874, ella confiesa diciendo: “Junto con mis hermanos y hermanas, después de 1844, yo creía firmemente que no se convertirían más pecadores. Pero nunca tuve una visión al respecto”.

 En otra declaración leemos lo siguiente: “Por un tiempo después de 1844, sostuve junto con el resto de mis hermanos adventistas que la puerta de la gracia había quedado cerrada para el mundo. Tomé esa posición antes de que se me diera mi primera visión.

Fue la luz que se me dio, la que corrigió nuestro error y nos capacitó para ver la verdadera situación. Todavía creo en la puerta cerrada, pero no en el sentido en que se empleó el término al principio, o en el sentido en que es empleado por mis oponentes” (1 M.S., p. 71).

Igualmente, los discípulos creían que Jesús iba a restablecer el reino davídico en Israel después de su resurrección, pero no fue así (Lucas 24:21). Después comprendieron la misión de Cristo en su verdadera dimensión.

2. Que suprimió libros por no convenir que estuvieran en circulación. Ciertamente, ya no volvió a publicar el libro Life sketches of the apostle Paul. Este libro circuló en la década de los 80’s. Era una obra pequeña donde se bosquejaba de la vida del apóstol Pablo.

Por cierto, mucho del material de este libro es tomado de los autores Conybeare (conibiir) y Howson (Jáuson). Cuando más tarde publicó una obra más amplia que trata no solo de la vida de Pablo, sino de Juan y de los otros apóstoles, no había caso que el libro sobre Pablo se continuara escribiendo. El libro Hechos de los apóstoles tiene el mismo material que el libro anterior sobre el apóstol de los gentiles y once capítulos más.

Respecto a que lo suprimió por temor a que alguien se diera cuenta que había tomado prestado de Conybeare y Howson, carece de fundamento, pues ella misma recomienda a todos los hermanos en la revista Sings of the Times (Señales de los Tiempos), en la edición de febrero 22 de 1883, que lean el libro de Conybeare y Howson, pues ese libro tenía joyas de verdades útiles para los que lo leyeran.

3. Que era influenciada por sus colaboradores y manipulada especialmente por su hijo W. C. White.

Nada hay más difícil de creer que ella fuera tan débil de carácter como para dejarse manipular por los dirigentes. Primeramente, porque estaba convencida de que llevaba las credenciales divinas en su obra. Segundo, enfrentó a Kellogg, que era un verdadero líder y tenía una influencia tremenda sobre los líderes de sus días. Escribió cartas directas, testimonios de reprensión a médicos, administradores y pastores de experiencia. Más bien, los que la conocieron dicen lo contrario. Era ella quien ejercía una influencia marcada sobre la dirección de la obra y de las instituciones.

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4. Que sus secretarias hacían los libros y solo ponían el nombre de Elena de White en las obras.

Nada hay más falso que esto. Es cierto que Marian Davis, la más experta y valiosa de sus secretarias, hacía mucho del trabajo editorial y del arreglo de la gramática, pero no del contenido de sus obras.

 ¿Por qué razón tenían las secretarias que hacer trabajo editorial en los manuscritos para sus libros? Hay que recordar que Elena de White únicamente terminó a duras penas el tercer año de educación primaria. Ella no sabía redactar sus cartas. Tenía faltas de ortografía y no tenía un vocabulario amplio. “No soy experta en gramática” –dijo una vez.

5. Que en temperancia decía una cosa y hacía otra.

Dudley M Canright dice que mientras ella imponía sobre la iglesia una pesada cruz respecto a la dieta y sobre todo conminaba a todos a no comer carne, ella por su parte se regalaba así misma comiendo carne de la mejor.

A partir de 1863, Elena de White tuvo que abandonar su antiguo régimen alimentario.

No le fue fácil. Ella misma dice que era una comedora aguerrida de carne.

Todavía en 1855 le escribe al pastor Haskell que no debe hacer del abandono de la carne de puerco una prueba de discipulado. Se entiende que en estos años ellos acostumbraban comer carne de puerco.

Después de la visión amplia sobre la salud, ella comió carne en ocasiones de verdadera emergencia. Anotamos aquí tres situaciones en que ella se ve forzada a comer carne de animales limpios.

a. Cuando iba de viaje y no hallaban otra cosa qué comer.

b. Cuando cambiaba de cocinera, mientras la nueva cocinera aprendía a cocinar sin carne.

c. En ocasiones cuando llegaba a visitar hermanos que estaban comenzando a creer en el mensaje. Ella tenía que condescender con los hermanos mientras estos aprendían a comer de acuerdo a la luz recibida.

Hubo ocasiones en que ella recomendó que a ciertos enfermos se les diera un poco de carne, a fin de que su asimilación fuera más apropiada, pues un estómago dispéptico (dispepsia: difícil digestión) difícilmente aceptaría la celulosa de los vegetales; más bien aceptaría la proteína de la carne sin la grasa animal (C. R. A., p.471).

Sin embargo, en situaciones normales su consejo era: “Ni una onza de carne debe entrar en nuestra boca” (Ms. 115, 1903).

6. Que era acaudalada, terrateniente y que se enriqueció desmedidamente a costa de la hermandad.

Afortunadamente, tenemos su testamento póstumo, en el cual se puede ver los activos con que contaba, así como los pasivos. Sus deudas eran por los libros que estaban en proceso de publicación. Una persona de una pluma tan prolija como fue ella, hubiese sido una millonaria si se hubiese dispuesto a comercializar sus libros.

CONOCIENDO EL DON DE PROFECÍA

Tuvo una casa en California, mas no era una mansión como los críticos afirmaban. El terreno en el cual se halla esta casa, se puede ubicar en Santa Elena, California. La mayor parte del terreno es quebrado y posee madera de pinos. La parte cultivable no es muy extensa.

7. Que era una plagiaria consumada.

Ciertamente en la confección de muchos de sus libros, Elena de White se sirvió de otros autores cristianos. Esto no era oculto para la iglesia, pues en la introducción de El Conflicto de los siglos, página 14 claramente afirma que: “En algunos casos, cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en líneas claras el conjunto del asunto y agrupado los detalles en forma más conveniente, he usado sus palabras no tanto para citar estos autores como autoridad, sino porque sus palabras resumían más adecuadamente el asunto”.

Probablemente el libro que más material prestado tenga es El Deseado de todas las gentes, en el que claramente se pueden ver citas, paralelismos de autores como Farrar, Harris, Hanna, y otros. Estos autores eran bien conocidos y leídos por Elena de White.

El estudio hecho por el doctor F. Veltman arroja un resultado maravilloso, y a la vez, quita de una vez por todas las sospechas que pudiera haber. El doctor Veltman en su informe afirma que Elena de White en el libro El Deseado de todas las gentes, toma prestado de otros autores no más del 20% del total del libro.

Respecto a si fue honesta o no en hacer esto, el dictamen del doctor Vincent Ramick, experto especialista en derechos de autor y católico de religión, es claro y convincente.

El doctor Ramick informa, que después de 300 horas dedicadas al estudio concienzudo de este problema, llega a la conclusión de que “simplemente no hay motivos para acusar a Elena White de plagio o de piratería literaria”. Ella se rigió por las normas que sobre derechos de autor existían en ese tiempo para escritores en los Estados Unidos.

Es más, Elena de White muestra sumo cuidado al tomar prestado de estos autores, de no repetir meramente sus pensamientos, sino que los selecciona y donde ellos no están en lo correcto, se ubica de lado de la verdad.

Nadie duda de la inspiración de las Sagradas Escrituras y, sin embargo, los escritores toman prestado de otros que les antecedieron; véase, por ejemplo, Isaías 2:2-4,

Miqueas 4:1-3, sin mencionar el nombre del autor.

Otros citan autores paganos, como es el caso del apóstol Pablo (ver Hechos 17:28; 1 Corintios 15:33; Tito 1:12).

Judas, el hermano del Señor, toma citas de dos libros espurios del Antiguo Testamento, e incorpora la información allí encontrada a su carta.

 Lucas, el médico, al confeccionar su evangelio, confiesa que él ha investigado, seleccionado, entrevistado, sin duda, a personas, a fin de hacer un informe de la obra de Jesús y así se lo explica a su amigo Teófilo (Lucas 1:1-4). Todo esto, bajo la supervisión del Espíritu Santo.

La verdad no es patrimonio de una persona; la verdad es patrimonio universal. Siempre será verdad no importa quién la diga.

Elena de White en el libro La Educación, p. 14 dice: “Así como los planetas y la luna no tienen luz propia, sino reflejan la luz del sol, los grandes hombres del mundo en lo que tengan sus enseñanzas de verdadero, reflejan la luz que dimana del que es la fuente de la sabiduría y de todo bien”.

8. Que sus visiones eran el resultado de un trauma sufrido en la niñez, habiéndole causado una epilepsia del lóbulo frontal izquierdo. Como consecuencia, tenía alucinaciones y crisis nerviosas.

Nada más absurdo que esta última acusación. Al leer El camino a Cristo, o El Deseado de todas las gentes, considerado este último como la mejor obra sobre la vida de Cristo entre diez mil obras que la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos tiene, no puede ser producto de locura.

Sin embargo, la Asociación General nombró una comisión de especialistas para que dictaminara la posibilidad de que Elena de White pudiese estar catalogada como una persona afectada por tal enfermedad.

Entre los especialistas convocados había dos que no eran adventistas. El dictamen fue negativo. Elena de White no pudo ser víctima de epilepsia causada por el trauma sufrido en su niñez. Las evidencias confirman que fue una persona normal.

9. Que contrajo deudas, contrario a lo que recomendaba a los hermanos.

Sus deudas siempre fueron debido a la publicación de sus libros, fueron deudas calculadas las cuales se pagaron con la venta de sus libros. En su testimonio hizo provisión para cancelar estos pasivos.

10. Que hizo profecías que no se cumplieron.


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