El don de profecía, tema 13

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ELENA DE WHITE COMO PROFETA

Al finalizar la década de 1840 los mileritas que habían pasado por el chasco se habían dividido en tres grupos debido a sus creencias sobre lo ocurrido en 1844.

El primer grupo creía que la venida de Cristo era inminente y que su error consistió en fijar una fecha equivocada.

El segundo creía que Cristo había venido pero no en una forma física. La experiencia espiritual de los creyentes llegó a ser para ellos la segunda venida.

El tercer grupo creía que la fecha era correcta pero que el evento ocurrió en el cielo cuando Cristo comenzó su ministerio como Sumo sacerdote en el Lugar Santísimo.

Elena llegó a ser la voz distintiva que reanimó al tercer grupo que creía que la fecha del 22 de octubre tenía un significado importante. Ella llegó a ser el centro de confirmación, corrección y consuelo para el surgimiento de la plataforma bíblica integrada del tercer grupo.

Comienza la obra de publicaciones

Mientras se encontraba en Rocky Hill, Connecticut, en el verano de 1849, Jaime White empezó a publicar su primera revista titulada The Present Truth (La Verdad Presente), de ocho páginas, cada dos meses. Los últimos números traían artículos escritos por Elena de White, que presentaban aspectos proféticos del futuro de la iglesia y unas palabras sabias de consejo y amonestación.

El año 1851 marcó la aparición del primer libro de la Sra. White, una obra empastada rústicamente y con 64 páginas, titulada Un bosquejo de la experiencia cristiana y puntos de vista de Elena G. de White. Le siguió un “suplemento” en 1854. Esos dos documentos ahora se hallan integrados en el libro Primeros escritos.

Los años de 1852 al 1855 fueron de dura prueba. El hogar de los White y la pequeña oficina de la imprenta llegaron a ser la sede de la obra. Había poco dinero, la enfermedad y la muerte traían desdicha y desánimo.

En 1855, los hermanos de Michigan invitaron a los esposos White a Battle Creek y prometieron ayudarles a construir una pequeña imprenta.

Parecía que se les presentaba una nueva etapa para esta obra.

Traslado a Battle Creek, Michigan

Fue en noviembre de 1855 que la Review and Herald, con la prensa manual y otro equipo de impresión, se trasladaron de su local alquilado en Rochester, New York, al nuevo edificio en Battle Creek, Michigan, provisto gracias a la generosidad de los amigos de ese lugar.

Unos días después que el pastor y la señora White llegaron a Battle Creek con sus asociados en la obra de publicaciones, se tuvo una reunión para hacer planes para el adelanto de la obra. Al final de esta gran reunión se le revelaron a Elena de White varios asuntos importantes para la iglesia. Ella los escribió y los leyó a la iglesia el sábado siguiente por la noche. Al escuchar el oportuno mensaje, los miembros reconocieron que concernía a todos los grupos de creyentes, y votaron que debería ser publicado.

En el momento oportuno, la nueva imprenta publicó un folleto de dieciseis páginas que se titulaba Testimonies for the Church, tomo 1 (Testimonios para la iglesia, tomo 1); el primero de una serie de escritos que en cincuenta y cinco años formaron una colección de cerca de 5,000 páginas siendo publicadas en nueve tomos conocidos con el mismo nombre.

Los esfuerzos culminantes para establecer la iglesia y la organización de las asociaciones, además de la demanda para seguir escribiendo, viajar y realizar la obra personal, ocuparon las energías de la señora White durante la década de los 60’s. El clímax llegó con la organización de la Asociación General en mayo de 1863.

La obra se extiende

El éxito del primer campamento adventista del séptimo día, celebrado en Wright, Michigan, en el verano de 1868, condujo a hacer planes más amplios en cuanto a tales reuniones en los años subsiguientes. El pastor Jaime White tomó una parte activa no solamente en poner los cimientos para estas reuniones, sino también en atender la mayor parte de sus deberes administrativos de un verano a otro, según se lo permitía su delicada salud. Los largos períodos de arduo trabajo durante los primeros años de la obra, el ritmo acelerado de las tareas editoriales, junto con las responsabilidades y juntas institucionales, dejaron huellas bien marcadas en su salud. Elena de White acompañó a su esposo en sus viajes, compartiendo la obra de la predicación y la obra pastoral, en la medida que era posible.

En el invierno de 1872-1873 se encontraban en California ocupados en los intereses de la obra recién establecida en la costa del Pacífico. Fue el primero de varios largos viajes al oeste durante los siguientes siete años. Mientras estaba en el oeste el 1 de abril de 1874, Elena recibió una visión bastante amplia de la forma maravillosa en la cual la obra se desarrollaría y extendería, no solamente en los estados del oeste, sino también en distantes tierras de ultramar. Algunas semanas más tarde se iniciaron reuniones bajo carpa en Oakland, California, y en conexión con este esfuerzo público, el pastor White inició la publicación de la revista Signs of the Times(Señales de los Tiempos).

El colegio de Battle Creek

En el otoño de 1874 regresaron a Michigan, donde ayudaron en el Instituto Bíblico.

Tanto el pastor White como la Sra. White dirigieron especialmente los servicios sabáticos, y tomaron una parte importante en la dedicación del colegio de Battle Creek, el 3 de enero de 1875.

Mientras Elena de White estaba frente a la representación de hermanos que de diferentes estados habían venido para la dedicación de la primera institución educativa, relató lo que se le había mostrado en visión el día anterior, cuando junto con la visión recibió también su restablecimiento físico. La descripción de la obra que se debía realizar, impresionó a los obreros y creyentes reunidos. Entre otras cosas, dijo haber visto casas editoras en otras tierras y una obra bien organizada desarrollada en diversos lugares del mundo, donde los adventistas del séptimo día nunca habían pensado entrar.

Escribiendo y viajando

Durante los años que siguieron, la señora White ocupó mucho de su tiempo en escribir la parte de la historia del conflicto que trata de la vida de Cristo y de la obra de los apóstoles.

Esta apareció más tarde en los tomos 2 y 3 del Espíritu de Profecía en 1877 y 1878. El pastor Jaime White estuvo ocupado en establecer la Pacific Press en Oakland, la obtención de fondos para agrandar el Sanatorio de Battle Creek, así como construir el Tabernáculo de Battle Creek.

Cuando visitó la nueva institución médica cerca de Santa Helena California en 1878,

Elena de White dijo haber visto esos edificios y sus alrededores en la visión que le había sido dada acerca de la expansión de la obra en la costa oeste. Era la tercera institución en la costa del Pacífico que había visto en la visión de 1874.

Durante los campamentos de los últimos años de la década de los setenta, Elena de White se dirigió a grandes audiencias, siendo la mayor la de Groveland, Massachussets, en los últimos días del mes de agosto de 1877, en cuya ocasión 15,000 personas la escucharon hablar de la temperancia cristiana en forma amplia. El informe de sus viajes y su labor durante este período se relaciona con el este, el oeste, así como la parte del noreste del Pacífico.

Asistió a las sesiones de la Asociación General. Dio charlas en campamentos y en iglesias, presentándose frente a grupos relacionados con la obra de la temperancia y aun cumpliendo con compromisos para hablar en la plaza de la ciudad y en la prisión del Estado.

De nuevo Elena de White se halla en la costa del Pacífico, sintiendo profundamente la pérdida de su compañero, pero completamente dedicada a escribir los capítulos del cuarto y último tomo de la serie El Espíritu de Profecía. Cuando salió este tomo de la prensa, en 1884, fue bien recibido. También se editó un tomo ilustrado para colportores, llevando el título de La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles. En el breve espacio de tres años se imprimieron y vendieron 50,000 ejemplares. El conflicto de los siglos, como se le conoce ahora, es un libro de actualidad, aun cuando fue escrito en el siglo XIX.

Elena de White visita Europa (1885-1887)

Desde hacía algún tiempo, la Asociación General tenía un llamado para la señora White invitándola a visitar las misiones europeas en compañía de su hijo, el pastor Williams Clarence White. Al acercarse el tiempo para efectuar el viaje, los que se relacionaban diariamente con ella consideraban que debido a su precaria salud, no podría realizar el viaje.

Sin embargo, fiel a su deber, emprendió el viaje y fue fortalecida físicamente. Permaneció en los países europeos desde el otoño de 1885 hasta el verano de 1887.

Desde Basilea en Suiza, donde se hallaba entonces la sede de la iglesia en Europa, la señora White viajó a Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Holanda, Noruega y Suecia.

Visitó en dos ocasiones los valles valdenses en Italia, lugares de gran interés para ella, pues pudo ver los sitios que había presenciado en visión en conexión con la Edad Media y la época de la Reforma.

Tanto en Basilea, Suiza, como en Cristiana (ahora Oslo) Noruega, Elena de White reconoció las prensas de la casa editora, según las había visto en la visión del 3 de enero de 1875, cuando se le mostraron las casas editoras en los países de ultramar.

El consejo dado por Elena de White a los obreros europeos en los días del inicio de la obra, significaron mucho para el establecimiento de pólizas apropiadas y planes que Dios bendijo grandemente para el adelanto de su causa.

El llamado a Australia (1891-1900)

En la sesión de la Asociación General de 1891, la señora White recibió un llamado urgente para ir a Australia, con el propósito de aconsejar y ayudar en la planeación de la obra en ese nuevo campo. Respondiendo a este llamado, llegó a Australia en diciembre de 1891, acompañada por su hijo, el pastor W. C. White y varios ayudantes. Su presencia en este campo fue muy apreciada por los nuevos creyentes, y sus consejos de amonestación acerca del desarrollo de la obra fueron una gran bendición para establecer los intereses denominacionales en ese continente. Nuevamente aquí, como en otras partes, en su primera visita la señora White reconoció esta casa editora como una de las que había visto en la visión del 3 de enero de 1875.

No mucho después de su llegada, vio claramente la necesidad urgente de una institución educativa en Australia. La juventud adventista necesitaba ser educada en nuestras escuelas para que los obreros estuvieran preparados para servir en su país y en las islas cercanas.

En respuesta a sus insistentes peticiones, se logró lo que parecía imposible: se abrió una escuela bíblica en la ciudad de Melbourne, Australia, en 1892. Se hizo una buena obra en un local rentado durante dos años, pero es en este tiempo cuando la Sra. White, a través de sus escritos y sus frecuentes llamados, enfatizó que el plan de Dios era que la escuela estuviera localizada en una zona rural.

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La escuela en Avondale

El terreno de Avondale no fue comprado sino hasta que Dios hubo dado claramente su aprobación. Para animar a los pioneros de esta institución, la señora White compró una parcela de buen tamaño donde construyó su casa cerca de la nueva escuela. Esa escuela debía ser un modelo de lo que la obra educativa debería ser, y Dios ha bendecido en gran manera esta institución.

A través de las muchas pruebas por las que pasó la iglesia en Australia, Dios dio repetidas evidencias de que lo que allí se realizó estaba en armonía con su voluntad. Dios recompensó ricamente los sinceros esfuerzos hechos para guiar la obra de acuerdo a las instrucciones registradas en su Palabra y transmitidas a su pueblo por medio de su mensajera.

Para poder dirigir mejor la iglesia en el campo australiano, se organizó la primera unión en la historia de la Iglesia Adventista. Uno de los que tomó una parte en la obra administrativa de la nueva unión fue el pastor A. G. Daniels, quien junto con su esposa había sido enviado a Nueva Zelanda como misionero, en 1886. Sus crecientes problemas administrativos del campo, le ayudaron para aceptar una mayor responsabilidad que le fue confiada cuando, después de la sesión de la Asociación General de 1901, fue elegido para llevar sobre sí la pesada responsabilidad de presidente de la Asociación General.

Inicio de la obra médica en Australia

Tan pronto como la obra educativa quedó bien establecida en Avondale, se inició la tarea de solicitar fondos para establecer la obra médico-misionera. Elena White no solamente brindó su apoyo moral en ese aspecto, sino que contribuyó en forma liberal con sus limitados recursos para que el establecimiento de un sanatorio fuera posible. Es un hecho que durante los ocho años de residencia de la señora White en Australia, muy pocas de las iglesias construidas allí y los proyectos inaugurados, dejaron de recibir su benéfica y liberal ayuda financiera.

Además de sus varias actividades llevadas a cabo en ese naciente campo, la señora White se las arregló para encontrar tiempo y escribir miles de páginas que cruzaron los mares y trajeron consejo y dirección oportunos a los que asumían cargos de responsabilidad como dirigentes en la iglesia. Así mismo proveyó artículos semanales para la Review and Herald, Signs of the Times y el Youth’s Instructor. Por lo tanto, no es sorprendente que el trabajo en sus libros quedara muy atrasado, y no fue sino hasta 1898 que se logró terminar y publicar El Deseado de todas las gentes. Dos años antes se había publicado Thought from the mount of blessigns (Discurso maestro de Jesucristo) y Lecciones prácticas del gran Maestro. En 1900 apareció el tomo 6 de los Testimonios para la Iglesia.

Regreso a Estados Unidos (1900)

Fue una sorpresa para todos, cuando un día en 1900, Elena White informó a su familia y sus asociados que había sido instruida durante la noche que debía regresar a América.

Desde el punto de vista de los obreros en Australia, les parecía que era el momento más inoportuno para que ella los dejara, pero el que vela sobre su causa en todas partes conoce el futuro. Sabía que su presencia era necesaria en Estados Unidos para enfrentarse con la crisis que se desarrolló durante los primeros años del nuevo siglo.

La señora White instaló su hogar en Elmshaven, a unas pocas millas del pueblo de Santa Helena en el noroeste de California. Elena de White pasó los últimos quince años de su vida en la preparación de libros, en la obra personal y viajando. Tan pronto como se hubo establecido en Santa Elena, le llegó un llamado para asistir a la sesión de la Asociación General a realizarse en Battle Creek, Michigan en 1901.

En esa importante reunión dio su convincente testimonio, apelando a una reorganización de las actividades de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día y para que se proveyera a las necesidades crecientes de la iglesia. Esta reorganización fue efectiva, facilitando así una amplia distribución de las crecientes responsabilidades que, hasta ese tiempo, le habían sido confiadas a una minoría. Se puso en marcha el plan de establecer uniones que servirían de vínculo entre las asociaciones locales y la Asociación General. Esas etapas facilitaron el camino para el desarrollo y la expansión de nuestra obra denominacional.

Dos años más tarde, las oficinas de la Asociación General y de la Review and Herald se trasladaron de Battle Creek a la costa este, quedando establecidas en Takoma Park, Washingon, D. C., en armonía al consejo directo del Señor. En esa ocasión crítica, la Sra. White abandonó su casa en California y se mudó a Takoma Park. Por casi un año llevó a cabo su obra allí y sus escritos traían la fecha de su estancia en dicho lugar. La presencia de la Sra. White en la nueva sede de la organización ayudó a fortalecer la confianza de la hermandad en el cambio que se había efectuado.

Los años de intensa actividad literaria

Algunos meses después de su regreso a Santa Helena, en la última parte de 1905, se publicó El ministerio de curación, un libro dedicado a los intereses de la salud del cuerpo y del alma. En 1903 se publicó el libro La educación y en 1902 y 1904 los tomos 7 y 8 de los Testimonios para la Iglesia, respectivamente.

Antes de salir de Washington, la Sra. White animó a los obreros del sur de California a conseguir la propiedad donde se establecería el sanatorio de Loma Linda. Se hicieron llamados a fin de que la obra médico-misionera se iniciara en la costa del Pacífico.

La urgente obra de Elena de White como escritora quedó frecuentemente interrumpida por sus viajes a Loma Linda, para animar a los obreros que trabajaban allí, así como los que trabajaban en el sanatorio de Paradise Valley cerca de San Diego, institución que ella personalmente ayudó a establecer en 1903.

En 1909 encontramos a la Sra. White de regreso en Washington asistiendo a la sesión de la Asociación General. Después de esta reunión, logra realizar uno de sus sueños más anhelados: el de visitar su antiguo hogar en la ciudad de Portland, Maine. Nuevamente da su testimonio que fue en este lugar donde se inició su obra, sesenta y cinco años atrás. Este fue su último viaje a los estados del este y así permanece en el recuerdo de aquellos adventistas que le escucharon hablar mientras viajaba del este al oeste, o los que la conocieron en las sesiones de la Asociación General.

Dándose cuenta de que le quedaban pocos días, Elena de White se dio a la tarea de apresurar la terminación de aquellos libros que ofrecían una enseñanza fundamental para la iglesia. En 1909 fue publicado el tomo 9 de Testimonies for the Church. En 1911 apareció Los hechos de los apóstoles, en 1913 se publicó Consejos para maestros, padres y alumnos.

En 1914 el manuscrito de Obreros evangélicos fue terminado y enviado a la prensa. Los últimos meses de la vida de la Sra. White fueron consagrados al libro Profetas y reyes.

El sábado 13 de febrero de 1915, por la mañana, cuando Elena de White entraba a su confortable cuarto de estudios, tropezó y cayó. No se pudo levantar por sí misma y al atenderla se dieron cuenta de que el accidente era grave. El examen de rayos X mostró que tenía una fractura en la cadera y tuvo que permanecer en cama o en silla de ruedas durante cinco meses.4

Las palabras que pronunciaba a sus amigos y familiares en sus últimos días de vida expresaban sentimientos de gozo y un sentido de satisfacción por haber cumplido fielmente con la obra que el Señor le había encomendado. Expresó la seguridad de que la obra de Dios avanzaría hasta su triunfo final, así como ansiedad porque los miembros de la iglesia individualmente, en especial los jóvenes, pudieran darse cuenta de los tiempos en que estamos viviendo y la necesidad de una sincera preparación para encontrar al Señor cuando Él venga.

La vida y obra de Elena de White terminó el 16 de julio de 1915, a la edad de 87 años.

Descansa al lado de su esposo en el cementerio de Oak Hill en Battle Creek, Michigan.

Aunque se haya apagado su voz y descansa su infatigable pluma, las preciosas palabras de instrucción, consejo y ánimo, viven para guiar a la iglesia remanente hasta la culminación del conflicto y el día de la victoria final.

Resumen

Elena de White jamás pudo obtener una educación formal, aun cuando más tarde pudo leer con gran facilidad. Su biblioteca personal tenía más de 800 volúmenes. Su desgracia a la edad de nueve años y el llamado al oficio profético, fueron los sucesos más importantes de su vida. En nuestros días, dos médicos adventistas (uno pediatra y el otro dermatólogo), críticos severos de Elena de White, han asegurado que sus visiones fueron el resultado de ese accidente sufrido en la niñez.

Cincuenta años más tarde, estando de visita en Portland, Maine, el lugar de su mala fortuna, Elena de White escribió que este accidente que al principio creyó le había de restar felicidad, Dios lo había transformado en una bendición. Este trauma fue el medio para que ella levantara sus ojos al cielo. Quizá jamás hubiera conocido a Jesús, si no hubiera sido a través de las lágrimas y sufrimientos que esta tragedia le causó. En su experiencia se cumplieron las palabras de Romanos 8:28 que dicen: “Sabemos que a los que a Dios aman, TODAS las cosas les ayudan a bien”.


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