Abraham y las Promesas del Pacto

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Abraham y las Promesas del Pacto

Vamos a comenzar nuestro estudio en el libro de Génesis el capítulo 1 y el versículo 26 y luego vamos a leer el versículo 28. Y hay cuatro puntos que quiero subrayar en estos versículos. Cuatro puntos. Hay más, pero esos son los que quiero recalcar.
 Dice en Génesis el capítulo 1 y el versículo 26: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;» y ahora viene el primer concepto clave, «y señoree» es decir, reine, ¿dónde? ¿cuál era su territorio? «Reine en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra».
 Dos puntos claves. Número 1: el hombre fue colocado como rey. En segundo lugar: su esfera de dominio y su territorio era el Planeta Tierra. Ahora, dos ideas adicionales encontramos en el versículo 28. Dice: «Y los bendijo Dios,» tercer punto clave, y ahora escuchen bien, «y les dijo: Fructificad y multiplicaos;» ese es el cuarto punto que quiero subrayar. Dios les dijo que se fructificaran, se multiplicaran.
 Y sigue diciendo: «llenad la tierra, y sojuzgadla,» otra vez la misma idea, sometedla, y luego dice: «y señoread en los peces del mar; en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra». El plan original de Dios tenía cuatro partes.
 Número 1, que el hombre fuese rey. En segundo lugar que tuviese como su posesión la esfera del Planeta Tierra, su esfera de dominio. En tercer lugar, Dios tenía la intención de que todo recibiera su bendición. Y en cuarto lugar, el plan de Dios era que se llenara el mundo de una raza santa, de una raza pura que pudiese proliferar la honra y la gloria de Dios.
 Lamentablemente, como consecuencia del pecado, este plan fue estropeado por Satanás. Noten lo que dice en el evangelio según San Lucas el capítulo 4 y el versículo 6. Aquí está Jesús en el monte de la tentación. Y el diablo viene y el diablo le hace una oferta a Jesús. Dice en el versículo 6: «Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy». Fíjense que para este tiempo ya Satanás tenía dominio sobre los reinos de la tierra. Es decir, él había llegado a ser el rey y su esfera de dominio era el Planeta Tierra que le había robado la posición y el territorio a Adán.
 Además de eso si leemos el libro de Génesis nos damos cuenta que no solamente perdió el hombre su posición como rey, no solamente perdió su territorio, la tierra, sino que nos dice que como consecuencia del pecado entró al mundo la maldición.
 Tres veces, en Génesis 3 y 4 tenemos la palabra maldición, lo cual significa que en vez de la bendición que Dios quería que la raza humana tuviera, ahora entró la maldición. Dios maldijo a la tierra, Dios maldijo a la serpiente y Dios maldijo a Caín.
 En lugar de la bendición, la maldición. Y en lugar de llenarse la tierra de una raza santa, con el hombre proliferándose, multiplicándose y llenando la tierra, según Génesis 6, la tierra sí se llenó, pero se llenó de una raza inicua, de una raza corrupta. La raza humana necesitaba a alguien que pudiera recuperar los cuatro elementos que se perdieron como consecuencia del pecado. El problema es, como hemos visto, no había nadie dentro de la raza humana que hubiese vencido completamente a Satanás para recuperar el trono, para recuperar el territorio, para recuperar la bendición y para recuperar la posibilidad de una muchedumbre que nadie puede contar, de gente santa y pía llenando el Planeta Tierra. La raza humana necesitaba un Redentor, alguien que recuperara lo que se había perdido.
 El problema es que no había nadie que pudiese hacerlo. Pero gracias a Dios que Dios le dio ciertas promesas a un hombre llamado Abraham, de quien estudiamos en nuestro último tema. Y es interesante notar que las promesas que Dios le hizo a Abraham eran los mismos elementos de los planes que Dios tenía originalmente para el hombre. Quiero que notemos las promesas que Dios le hizo a Abraham.
 Génesis 22:17. Quiero que noten que Dios le hizo las mismas promesas a Abraham que estaban incluidas en el plan original de Dios para el hombre. Génesis 22:17, Dios le dice a Abraham: «De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos».
 Ahora, quiero que noten tres ideas en este versículo. La primera idea es que Dios iba a bendecir a Abraham. La segunda idea que tenemos aquí es que Dios iba a multiplicar la descendencia de Abraham. Y en tercer lugar notamos aquí que Dios iba a hacer posible que la simiente de Abraham, se usa la palabra ‘descendencia’, en la versión del 60, pero en realidad en el original dice, la simiente, la simiente de Abraham iba a poseer las puertas de sus enemigos.
 Es decir, iban a tener dominio sobre sus enemigos. Ahora otra cosa que Dios le prometió a Abraham, no solamente le prometió dominio, no solamente le prometió una descendencia innumerable, no solamente prometió la bendición sino que Dios también le prometió la tierra. Noten lo que dice en el libro de Génesis el capítulo 22 y el versículo 18.
 Aquí encontramos otra promesa de Dios a Abraham. Dice allí, y en un momento vamos a estudiar el contexto de esto. «En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz». Y en múltiplos textos, en el libro de Génesis, encontramos que Dios le promete a Abraham que esas naciones iban a habitar en la tierra prometida, en la tierra de Canaán. Y muchos han concluido de que Dios le estaba prometiendo a Abraham nada mas ese pedacito de tierra allá que nosotros conocemos como Palestina.
 Pero en realidad Abraham entendió que estas promesas de Dios eran mucho mas amplias. Él entendió que cuando Dios dijo que le iba a devolver la tierra no estaba hablando solo de ese pedacito de tierra allá en Israel. Él entendió que Dios estaba prometiendo darle el mundo. Noten lo que dice en Romanos el capítulo 4 y el versículo 13. Dice: «Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su simiente la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe». ¿Qué le prometió Dios a Abraham que iba a heredar? No la tierrita allá en Canaán, sino que iba a heredar el mundo, según dice este texto.
 También en Hebreos 11 y el versículo 10 y el 16, encontramos esta misma idea. Dice en el versículo 10 hablando de Abraham, Isaac y Jacob: «Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios». Versículo 16. «Pero anhelaban una mejor», es decir una patria mejor, «esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad». Y es una ciudad celestial. Yo pregunto entonces, ¿Abraham sabía que la promesa de la tierra involucraba mucho mas que esa tierra de Israel allá en el Medio Oriente? Claro que sí.
 Porque Dios le dijo, «vas a heredar el mundo». Dios le dijo, «vas a heredar una ciudad, no la Jerusalén terrenal, sino la ciudad celestial cuyo constructor y artífice es Dios». Abraham también entendió que él no era el que iba a traer la bendición. El también comprendió que él no era el que iba a ganar dominio sobre sus enemigos. Abraham también entendió muy bien de que él no iba a quitar la maldición. Abraham comprendió que era su simiente que iba a recuperar el trono, que iba a recuperar el territorio, que iba a recuperar la bendición y que iba a recuperar la posibilidad de una descendencia santa que nadie podría contar.
 Ahora, hay una historia muy interesante que tenemos en el libro de Génesis en el capítulo 22 que será el centro de nuestro estudio en el tema de hoy. Porque ilustra cómo a través de Abraham y su simiente Dios iba a recuperar las cuatro cosas que había incluido como el plan original de él para el ser humano. Génesis el capítulo 22 habla de la historia del sacrificio de Isaac.
 Ahora, quiero darles un poquito de trasfondo. Cuando esta historia se realiza, Abraham ya es un anciano. Tiene 120 años y Dios se ha demorado en cumplir su promesa de darle un hijo a Abraham durante un largo trayecto de tiempo. Pero luego llegó el cumplimiento del tiempo y Abraham, anciano de grande edad, podríamos decir, tuvo a Isaac su hijo. Nos dice en Gálatas el capítulo 4, que va a ser nuestro tema de estudio en el próximo tema, que Isaac nació por un milagro del Espíritu Santo.
 Se llama el hijo que nació según el Espíritu. Así que tenemos al anciano de grande edad, cuando vino el cumplimiento del tiempo después de una larga espera, envió a su hijo, o tuvo a su hijo, nacido por un milagro del Espíritu Santo. El niño creció, obediente, un hijo ejemplar de su padre. Pero llegó un día en que Dios le hizo una petición terrible a este padre. Y eso es lo que vamos a estudiar en nuestro tema de hoy.
 Vayan conmigo a Génesis 22:2. El hijo de la promesa, imagínense ustedes, el hijo que tanto habían esperado. Y ahora Dios le hace un pedido aterrador a Abraham. Dice en el capítulo 22 y versículo 1 para el contexto. «Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.».
 Hay varias cosas de este versículo que quiero recalcar. En primer lugar notamos que a Isaac se le llama el único hijo de Abraham. Dice, «lleva a Isaac, tu único». Lo interesante es que Isaac no era el único hijo de Abraham. Porque Abraham tenía otro hijo que se llamaba Ismael. La palabra, único, que se usa aquí, es la palabra hebrea yashid que no significa único, en términos numéricos, sino que significa, tu hijo especial. El hijo único en su género.
 Como él no hay otro, en otras palabras, significa esa palabra único. «Toma tu hijo, tu único». Si ustedes leen Hebreos 11 y el versículo 17, y no lo vamos a leer ahora, ustedes van a darse cuenta… Bueno tal vez es bueno leerlo. Hebreos 11:17, se me ocurre que es una buena idea. Nos dice algo muy interesante en cuanto a Isaac. En Génesis dice que Isaac fue el único de Abraham. Ahora noten lo que dice Hebreos 11 y el versículo 17 hablando de este hijo de Abraham. Dice: «Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito».
 ¿Cómo se le llama a Isaac? El unigénito hijo. Ahora esa no es la mejor traducción. Una mejor traducción sería la palabra griega monogenes significa también, único, en su género. En el Antiguo Testamento es hebreo yashid. En el Nuevo Testamento es monogenes que es la palabra griega equivalente. Sabemos que significa eso porque Isaac no era el unigénito hijo de Abraham, porque él tenía otro hijo que era Ismael.
 Es decir, Isaac era el hijo especial, el único en su género. Como él no había ningún otro. Y Dios dice ahí en Génesis 22, el versículo 2 y también lo repite en el versículo 12 y el versículo 16. Dice: «Toma tu hijo, tu hijo especial, a quien atesoras, a quien amas», dice, tres veces. Allí dice que Isaac es el hijo amado. Y luego dice en el versículo 2 que Dios manda a Abraham a llevar a su hijo a un monte. Se llama el monte Moriah. Ahora lo interesante es que el monte Moriah, si uno mira un mapa de la tierra de Israel, quedaba a 75 kilómetros de Beerseba, a donde vivía Abraham en ese tiempo. Es decir, tenían que viajar 75 kilómetros desde la casa a donde iba a ser sacrificado Isaac.
 Lo interesante es que el versículo 2 nos dice que Abraham, cuando llegara allí, tenía que ofrecer a Isaac como holocausto. Ahora, esa palabra es muy interesante. Se usa en el sistema del santuario del Antiguo Testamento para describir la ofrenda por el pecado. Noten lo que dice Levítico 1:3 y 4. Debo decirles que habían algunos sacrificios que tenían el propósito que el que sacrificaba estaba dando gracias a Dios. No tenían una relación directamente con el pecado, la expiación del pecado.
 Pero el holocausto, la palabra que se usa aquí, era un sacrificio por el pecado. Dice en Levítico 1:3 y 4 lo siguiente: «Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya». Es decir, era un sacrificio que tenía como propósito expiar el pecado. Es decir, Dios le estaba diciendo a Abraham, «lleva a tu hijo, tu hijo único y especial, que no hay otro como él, el hijo a quien tú amas, el hijo amado, llévalo 75 kilómetros, al monte Moriah, y quiero que me lo ofrezcas como un sacrificio por el pecado».
 Un mandato supremamente extraño. Ahora, necesitamos decir algo en cuanto al monte Moriah. Era un lugar muy especial el monte Moriah. Vayan conmigo a 1 Crónicas 21 y el versículo 18 y 26. Aquí habla de un sacrificio que hizo David, y quiero que noten a donde fue que sacrificó David. Dice: «Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo». ¿Adónde debía David hacer el sacrificio?
 En la era de Ornán jebuseo. Noten el versículo 26. David obedeció. Dice: «Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció», ¿qué cosa? Holocaustos, es la misma palabra de Génesis 22, «holocaustos y ofrendas de paz e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto». ¿Adónde construyó David el altar a donde ofreció el holocausto? En la era de Ornán jebuseo.
 Y ustedes dicen, ¿y eso por qué tiene tanta importancia? ¿Saben por qué? Porque ese fue el preciso lugar a donde más adelante se construyó el templo de Salomón, en el monte Moriah. Porque la era de Ornán quedaba allí en el monte Moriah. Vamos a notarlo en 2 Crónicas 3:1. Muy interesante el lugar a donde Dios mandó que se sacrificara a Isaac. Dice en el versículo 1: «Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén», ¿a dónde? «En el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo».
 ¿Adónde fue que se construyó el templo de Salomón, a dónde se iban a ofrecer mas adelante sacrificios? En el preciso lugar a donde se había ofrecido el sacrificio originalmente, a donde Abraham llevó a Isaac. Allí se construyó el templo de Salomón adonde se hacían los sacrificios que representaban a Jesús el Salvador del mundo. Ahora, necesitamos continuar la historia.
 Vayan conmigo a Génesis 22 de nuevo y notemos algunos detalles mas que encontramos en esta historia. Génesis 22:3. «Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó la leña para el holocausto» ahí está otra vez la palabra, «y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo». Y ahora escuchen con cuidado. «Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos». Pregunta, ¿cuánto tiempo duró la agonía del padre, el sufrimiento del padre? Duró un período de tres días.
 Y quiero que noten que dice aquí en el versículo 4 en la última parte, «Al tercer día alzó Abraham sus ojos y vio el lugar de lejos». Y luego dice en el versículo 5. «Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros». Es decir, los que acompañaban a Abraham, vieron el lugar de lejos. Porque cuando Abraham llegó allí dice que vio el lugar de lejos, le dijo a los testigos que iban con él, que se quedaran allí. Es decir, ellos estaban viendo el lugar a donde se iba a hacer el sacrificio, de lejos.
 Ahora, noten lo que sigue diciendo el versículo 6.»Y tomó Abraham la leña del holocausto», escuchen bien, «y la puso sobre Isaac su hijo». ¿Qué cargó Isaac? La leña, la madera. ¿Quién puso la madera sobre él? Su propio padre. Quiero que noten lo que dice la última parte del versículo. «Y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos».
 ¿Quién llevaba los instrumentos de castigo? Abraham. ¿Pero quién cargaba la madera? Isaac. El madero colocado sobre Isaac, en otras palabras. Luego llegan al lugar especial. El versículo 7: «Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío». Escuchen la intimidad que tenía el hijo con el padre, dice: «Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; más ¿dónde está el cordero para el holocausto?» Es decir, «¿dónde está el cordero que va a morir por el pecado? Yo no veo ningún cordero».
 Y noten la respuesta profética de Abraham. Versículo 8: «Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos». Interesante que Abraham dijera «Dios se va a proveer de un cordero para el holocausto. Un cordero que va a morir por el pecado. No te preocupes Isaac». Y llegaron al lugar del sacrificio. Noten lo que dice el versículo 9: «Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar», esto es un dato muy importante, vamos a volver a ello. Dice: «edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña».
 Pregunta, ¿Podría Isaac haberse escapado de este viejo de 120 años? Claro que sí. Pero pregunto, ¿Isaac obedeció implícitamente a su padre? ¿Se colocó en sus manos para que el padre hiciera con él lo que le complacía? Exactamente. Permítanme leerles una cita que encontramos en ese libro que me gusta tanto, Patriarcas y Profetas, la página 147. La autora dice esto: «Con terror y asombro Isaac se enteró de su destino pero no ofreció resistencia. Habría podido escapar a esta suerte si lo hubiera querido; el anciano, agobiado de dolor, cansado por la lucha de aquellos tres días terribles, no habría podido oponerse a la voluntad del joven vigoroso. Pero desde la niñez se le había enseñado a Isaac a obedecer pronta y confiadamente, y cuando el propósito de Dios le fue manifestado, lo aceptó con sumisión voluntaria». Es decir, este era el hijo obediente. El hijo que dijo, «Padre, hágase conforme a tu voluntad. No que sea como yo quiero, sino como tú». Era obediente a su padre. Así que lo coloca sobre la leña.
 Fíjense que ahora Isaac es colocado sobre la leña. Ahora el padre, que tiene el fuego y que tiene el cuchillo, va a ejecutar la sentencia de muerte contra su hijo por el holocausto, por el pecado. Dice en el capítulo 22 y el versículo 10 estas palabras muy significativas, cuando llegó el momento crítico para que se realizara el sacrificio. «Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo». Esa palabra degollar, escuchen bien, la misma que se usaba para lo que se hacía con el cordero. Es decir, ¿qué iba a hacer? ¿Le iba a cortar la qué? ¡La garganta, como se hacía con los corderos! Y cuando Abraham levantó el cuchillo para hacer esto, el ángel de Jehová, la voz del ángel de Jehová lo detuvo, versículo 11.
 «Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único». Ahora, escuchen lo que les voy a decir. Abraham según esta historia levantó un altar y colocó a Isaac sobre el altar e invocó el nombre de Jehová. Ahora, hay varios versículos que solamente voy a mencionar que son interesantes. Esa expresión, invocar el nombre de Jehová, es muy especial en el Antiguo y el Nuevo Testamento.
 La primera vez que se usa es en Génesis 4:26 a donde dice que «Set y sus descendientes invocaron el nombre de Jehová». Se usa en Génesis 12:8 donde dice que Abraham «construyó un altar e invocó el nombre de Jehová». Se usa en Génesis 13 y el versículo 4 a donde dice también que Abraham «levantó un altar e invocó el nombre de Jehová». En Génesis 26 y el versículo 25 dice que Isaac «construyó un altar e invocó el nombre de Jehová».
 En 1 Crónicas 21:26 que ya leímos hace un rato, dice que David «construyó un altar, colocó sobre el altar el holocausto e invocó el nombre de Jehová». En 1 Reyes 18:36, 37 dice que Elías colocó un holocausto sobre el altar e invocó el nombre de Jehová. Cada vez que se construye un altar y se hace un sacrificio, los grandes héroes del Antiguo Testamento invocan el nombre de Jehová. Ahora, ¿por qué es importante eso?
 En el monte Moriah Abraham invocó el nombre de Jehová. ¿Saben ustedes en realidad el nombre de quién estaba invocando? Noten lo que dice el libro de Hechos de los apóstoles, el capítulo 2 y el versículo 21. Muy interesante esto. Aquí está el apóstol San Pedro en el día de Pentecostés y está hablando de Jesús. Dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo».
 Es decir, ¿el nombre de quién estaba invocando Abraham? El nombre de Jesús. ¿El nombre de quién estaba invocando David? El nombre de Jesús. ¿El nombre de quién estaba invocando Elías? El nombre de Jesús. Noten también lo que dice en el libro de los Romanos, el capítulo 10 y los versículos 11-13 para que se den cuenta de que el nombre que se estaba invocando era el nombre de Jesús. Dice en el versículo 10: «Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo».
 La misma expresión. Y me hace recordar también Hechos de los Apóstoles el capítulo 4 y el versículo 12, donde dice que no hay nombre dado a los hombres desde bajo del cielo por el cual podamos ser salvos, sino en el nombre de Jesús. Es decir, Abraham estaba invocando cuando estaba ofreciendo este holocausto por el pecado, el nombre de Jesús. Pero la historia no termina aquí.
 Noten lo que dice en Génesis 22:13. Porque el ángel detuvo la mano, ¿pero qué pasó después de detener la mano? Se necesitaba un holocausto por el pecado. Isaac no iba a ser ese holocausto. Noten Génesis 22.13. «Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero», y ahora escuchen bien, «y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo». ¿Qué fue lo que se halló? Un carnero. ¿Saben lo que es un carnero? Un carnero es un cordero macho. ¿Saben que el carnero era el que se ofrecía en el sacrificio de la mañana y de la tarde? Exodo 29:18 nos dice eso. Nos dice que ese era el animal que se sacrificaba mañana y tarde para el pecado. Dice aquí: «Y quemarás todo el carnero sobre el altar; es holocausto» y ahora escuchen bien, «es holocausto de olor grato» no olviden eso, «es holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda quemada a Jehová». Y luego en Génesis 22:14 encontramos que Abraham le da un nombre muy especial a este sitio.
 Dice: «Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto». Ahora, hay un punto mas que necesito recalcar antes de que vayamos a ver el cumplimiento de esta historia. ¿Saben ustedes que en figura Isaac resucitó el tercer día? Noten lo que dice en el libro de los Hebreos, el capítulo 11 y el versículo 19. Muy interesante este versículo porque nos dice, por lo menos en la mente de Abraham, Isaac ya era hombre muerto. Pero en el monte figurativamente Isaac resucitó de los muertos el tercer día cuando llegaron.
 Dice en el versículo 19: «Pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos», ahora escuchen, «de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir». ¿Recibió figurativamente Abraham a su hijo de entre los muertos? Claro que sí. Ahora escuchen bien. Isaac es un doble símbolo. Durante la mayor parte de la historia, Isaac representa a Jesús. Por ejemplo, cuando el carga la leña. Cuando el padre carga los instrumentos de castigo. Cuando es colocado sobre la leña. Cuando se le va a degollar. Cuando él sumisamente acepta la voluntad de su padre. Hasta ahí representa a Jesús.
 Pero luego como Isaac en realidad no muere, había que conseguir otro símbolo para representar el otro aspecto de la muerte de Jesús. Y allí entonces Isaac llega a representarnos a nosotros que debemos morir. Pero hay un carnero en holocausto por el pecado ¿qué representa a quién?
 A Jesús, quien murió en nuestro lugar. Es decir que Isaac juega el papel de Jesús hasta el momento que está sobre el altar, y luego el carnero ¿llega a representar a quién? A Cristo, e Isaac llega a representarnos a nosotros porque el carnero muere en nuestro lugar. Ahora, ¿qué representa toda esta historia? Yo les pregunto, ¿ustedes creen que Abraham entendió todo lo que significaba esta historia? ¿Ustedes creen que Abraham entendía que esta historia era mas profunda que solamente llevar a su hijo para sacrificar por ahí en un monte?
 Lo entendía muy bien. Noten lo que dice Juan 8 y el versículo 56. Aquí se nos dice que Abraham entendió muy bien que esto representaba algo mas que su hijo literal. Dice allí en Juan 8:56, hablando Jesús: «Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó». Noten también Gálatas 3:8. Dice: «Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio» y ahora escuchen, «dio de antemano la buena nueva» o el evangelio, «a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones». Yo pregunto, ¿a Abraham se le predicó el evangelio de antemano según este texto? Claro que sí. Abraham entendió muy bien lo que representaba esta historia.
 El entendió que este sacrificio en realidad representaba el sacrificio de la simiente prometida. Ahora, vamos a hacer un paralelo para que se den cuenta. Mateo 1:18 nos dice que el Señor Jesucristo nació por un milagro del Espíritu Santo. Igualito que Isaac. Dice que fue concebido. «El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José», ¿qué pasó? Se dio cuenta que había concebido ¿de qué? Del Espíritu Santo. Es decir, así como Isaac era un hijo de milagro, Jesús, la simiente prometida era también ¿hijo de qué? Hijo de milagro.
 Y así como Isaac era el hijo del anciano de grande edad, Jesús era el Hijo del Anciano de grande edad. Y así como Abraham tuvo que esperar mucho tiempo para que el hijo llegara, el mundo tuvo que esperar largo tiempo para que Jesús llegara, pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo. Lo interesante es que este Hijo del Anciano de grande edad, que nació por obra del Espíritu Santo, como Isaac, en los evangelios se le llama «el Hijo amado». Por ejemplo, ¿ustedes recuerdan cuando el Señor Jesucristo fue bautizado? San Marcos 1:11. Noten lo que dice aquí en cuanto al bautismo de Jesús. Vamos a leer para el contexto el versículo 9. «Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu Santo como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz» y ahora escuchen bien, «de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia».
 ¿Era Jesús el Hijo amado como Isaac era el hijo amado? Claro que sí. Ahora, ustedes conocen ese texto. Ni siquiera hay que buscarlo, Juan 3:16. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo» ¿qué cosa? «Unigénito», Pregunta, ¿era Isaac el hijo unigénito, el único hijo como ese, el especial, el tesoro especial? A Jesús se le da el mismo nombre que el nombre que tenía Isaac. Yo pregunto, ¿el Señor Jesucristo fue sacrificado en holocausto como olor agradable a Dios? Noten lo que dice en Efesios 5:2. Hay toda una seria de paralelos acá. Dice en el versículo 2 lo siguiente: «Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros», ahora escuchen bien, «ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante».
 La mismita expresión que vimos en el Antiguo Testamento como se describe el holocausto que se ofrecía por el pecado. Ahora yo pregunto, ¿por cuánto tiempo duró la agonía de Dios el Padre en los sufrimientos de Jesús? Duró por tres días y tres noches. San Mateo 12:40 nos dice que Jesús estuvo en su agonía, se expresa como el centro de la tierra, en realidad su agonía empezó el jueves en la noche, por un periodo de tres días y tres noches. ¿Cuánto tiempo agonizó Abraham en su viaje cuando iba a ofrecer a su hijo. Tres días. El mismo periodo de tiempo.
 Yo pregunto, ¿Jesús se colocó sumisamente en las manos su Padre? Noten Mateo 26:39. Tres veces Jesús elevó esta oración. «Yendo un poco más adelante, se postro sobre su rostro, diciendo: Padre mío», es la misma expresión que usó Isaac, ¿sí o no? «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa»; estaba hablando de la copa de su sufrimiento, de la copa de la ira de Dios. «Pero no sea como yo quiero, sino como tú». ¿Se colocó Jesús sumisamente en las manos de su Padre, para que su Padre hiciese como él quería con él? Claro que sí.
 Ahora, ¿ustedes recuerdan que había testigos que vieron de lejos? Noten lo que dice en San Marcos 15:40. Muy interesante. Casi la expresión idéntica se usa para hablar de las mujeres que veían de lejos los sufrimientos de Jesús. Dice aquí: «También había algunas mujeres» ¿y luego qué dice? «Mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé». ¿Había testigos mirando de lejos? La mismita expresión que vimos en Génesis el capítulo 22. Yo pregunto, ¿quién llevó el madero? ¿Jesús cargó el madero? ¿Cargó la madera sobre la cual fue colocado? Claro que sí. Noten lo que dice San Juan 19:17. Tenemos toda una tipología aquí en esta historia. Dios nos está tratando de decir que lo que le mostró a Abraham fue el evangelio de Jesús. Abraham entendió que toda esta historia era una ilustración de Cristo.
 Que iba a recuperar lo que el hombre perdió originalmente. Las cuatro cosas del plan original de Dios. Dice en S. Juan 19:17 lo siguiente: «Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota». Y la Biblia dice que la cruz era un madero. ¿Quién cargó la madera? La madera la cargó Jesús. Pero yo pregunto, ¿quién llevaba los instrumentos de castigo, el castigo de quién sufrió Jesús? Sufrió el castigo de su propio padre. Noten lo que dice Isaías 53:4 y 5. Dice aquí: «Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores»; y ahora escuchen, «y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido». ¿Quién hirió a Jesús? Su propio Padre.
 Lo mismo que iba a suceder con Isaac. Su propio padre lo iba a degollar. Versículo 5. «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados». Yo pregunto, ¿Jesús sufrió en nuestro lugar, como el carnero sufrió en lugar de Isaac? Claro que sí. Nos dice que él sufrió nuestros dolores, él llevó nuestro castigo, el castigo de nuestra paz fue sobre él. Y dice que fue azotado y herido de su propio Padre.
 En 2 Corintios 5:21 dice «el que no conoció pecado, Dios le hizo pecado», como sucedió con ese carnero, «para que nosotros pudiésemos ser hallados justicia de Dios en él». ¿Qué día resucitó Isaac de los muertos en figura? Lo leímos en Hebreos 11:19. El tercer día. ¿Qué día resucitó Jesús? Noten lo que dice 1 Corintios 15:3 y 4. Que tipología tan interesante esta. Dice en el versículo 3: «Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras».
 ¿De dónde creen ustedes que viene esa referencia de las Escrituras que iba a resucitar al tercer día? Dice «conforme a las Escrituras» del Antiguo Testamento. Tiene que ser la historia de Génesis 22, porque ahí dice que figurativamente Isaac resucitó de los muertos. Noten lo que dice Romanos 8:32. Aquí nos dice que como Abraham levantó su mano para su propio hijo, Jesús también lo hizo para nuestro bien, para salvación nuestra. Dice en el versículo 32: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» Ahora yo pregunto, ¿quién es el centro de esta historia? ¿Abraham? ¿Isaac? No.
 El centro de esta historia es Cristo Jesús. ¿Abraham vio el día de Jesús? ¿Entendió que aquí la clave era la simiente y no Israel ni él? Claro que sí. Abraham entendió que él no iba a traer la bendición. Abraham entendió que él no iba a recuperar el trono. Abraham entendía que él no iba a recuperar la tierra. Abraham entendía que de él no iba a venir una multitud de gente redimida, de gente santa que nadie puede contar. Él sabía que solamente él era el instrumento para traer al mundo el Mesías prometido. Noten lo que dice Gálatas 3:16 sobre esto. Aquí nos dice en cuanto a la simiente prometida, lo siguiente:
 «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo». ¿Quién era el que iba a recuperar todo lo que se perdió? Era la simiente de Abraham, que no eran muchos, sino que era solamente uno, y ese uno es Cristo Jesús. Ahora, voy a sintetizar brevemente, quién y cómo se van a cumplir las promesas originales que Dios le hizo al hombre.
 Recuerden que las cuatro promesas originales eran: Primer lugar, vas a reinar. En segundo lugar, la tierra va a ser tuya. En tercer lugar, la bendición. Y en cuarto lugar, una descendencia que llene la tierra de una raza santa, de una raza pura. Ahora, todo eso se perdió con el pecado. ¿Pero quién lo iba a recuperar?
 La simiente de Abraham. Les voy a dar solamente los versículos. En Lucas 1:71-73 dice que cuando Jesús nació, nació para crear dominio sobre sus enemigos. Y está hablando primordialmente de los enemigos espirituales. Y en Daniel 7:26 y 27 nos dice que cuando termine la historia del pecado, Jesús recibirá el reino y dará el reino a los santos del Altísimo. Es decir Jesús recuperará el reino que perdieron Adán y Eva. Ahora yo pregunto, ¿quién es el que va a recuperar la tierra como nuestra posesión?
 No cabe duda de que es Jesús. La Biblia dice, «los santos tomarán la tierra por heredad». ¿Quién ha preparado la ciudad a donde van a habitar los hijos de Dios? Dice, «porque Dios les ha preparado ciudad». ¿Quién es el que recupera la tierra para el hombre, para devolvérsela al hombre? No fue Abraham. Abraham pecó. Es Jesús. ¿Quién es el constructor de la Nueva Jerusalén?
 Yo pregunto, ¿quién es el que va a traer de nuevo la bendición? Es Jesús. En Apocalipsis 22:3 dice que «en la tierra nueva no habrá más maldición». ¿Y saben por qué? Porque el Señor Jesucristo quitó la maldición por su muerte en la cruz. Noten lo que dice Gálatas 3:13 y 14. Dice aquí en el versículo 13: «Cristo nos redimió de la maldición de la ley». ¿Y cómo lo hizo? «Hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús», no en Abraham, la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu:. ¿Quién quitó la maldición? Fue Jesús. ¿Quién trajo la bendición de Abraham? La trajo Cristo Jesús.
 Y saben que a través de Cristo Jesús, habrá, según Apocalipsis 7:9, «una muchedumbre que nadie podrá contar… delante del trono de Dios». Como Dios le prometió a Abraham. Pero no es por Abraham. Porque dice que esta gente de toda nación, tribu, lengua y pueblo, ¡han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero! Nuevamente Jesús es el centro de todo. Israel y Abraham solo fueron instrumentos a través de los cuales Dios iba a traer al Mesías al mundo. Y en esta linda historia de Génesis 22 Dios le está mostrando a Abraham lo que él va a hacer a través de Jesús.
 ¿Cómo se va a recuperar todo aquello que se perdió? Y saben que la Biblia dice que si nosotros somos de Cristo, nosotros también somos simiente de Abraham. Es decir, los judíos que están allá en Israel, esos no son simiente de Abraham, porque no son de Cristo, no creen en Cristo. Es decir, ser judío es creer en Jesús. Porque los que son de Cristo, son simiente de Abraham. Y dice, los que son de Cristo son simiente de Abraham, ¿y heredarán qué cosa? Las promesas. Las promesas no son para los judíos literales. ¡Las promesas son para los judíos espirituales que se han unido a Cristo Jesús!


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